Ómicron amenaza con más inflación y más cuellos de botella

La OCDE alerta de los peligros que supone ómicron para la recuperación económica y el crecimiento. Llama la atención sobre la inflación

La recuperación económica global ha sido sólida y rápida, pero los riesgos de una continuación en la escasez de suministros y la consecuente prolongación de la inflación están más presentes que nunca tras la aparición de la variante ómicron del coronavirus.

Esta es la conclusión que se desprende del informe de previsiones publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el 1 de diciembre, donde el organismo internacional ha mandado dos mensajes claros.

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Por un lado, ha emitido una señal de alerta ante los peligros de un desequilibrio que pone en riesgo a la economía global, y por otro, ha propuesto un escenario de futuro que puede verse seriamente afectado si se confirman los malos presagios respecto a ómicron.

No hay recuperación si persisten los brotes de coronavirus

Laurence Boone, la economista jefe de la OCDE, asegura que el escenario central que maneja la institución es el de una recuperación mundial que continúe, con un repunte del 5,6 por ciento en el crecimiento económico de 2021, que en el caso de España se quedará en un 4,5 por ciento.

Boone avisa, no obstante, de que "han surgido llamativos desequilibrios".

En primer lugar, en las marcadas diferencias en la recuperación entre los países. En segunda instancia, en la aparición "de graves carencias de mano de obra en algunos sectores".

Y por último, en "el persistente abismo entre la oferta y la demanda de algunos bienes, junto con el aumento de los costes de los alimentos y la energía"; una situación que ha provocado un aumento de los precios más duradero de lo previsto.

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"Estos desequilibrios crean incertidumbre y más riesgos a la baja que al alza", afirma Boone, añadiendo que la principal preocupación de la OCDE es la polaridad global en cuanto a número de casos, capacidad hospitalaria y tasas de vacunación en todo el mundo.

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Una tasa de vacunación que de acuerdo a la perspectiva de la economista puede generar focos de infección que acaben siendo "caldo de cultivo de cepas más mortíferas del virus".

E incluso en escenarios más benignos, señala Boone, "los brotes de coronavirus en curso pueden seguir restringiendo la movilidad [...] con posibles consecuencias duraderas para los mercados laborales y la capacidad de producción, así como para los precios".

La inflación también depende de la vacuna

La OCDE prevé en su informe que la inflación alcance su punto máximo a finales de 2021 para retroceder gradualmente hasta un 3 por ciento de media en el conjunto de los países miembros en 2023, a medida que desaparezcan los cuellos de botella y más gente se reincorpore al trabajo.

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Hasta el momento, no obstante, las dudas sobre la virulencia de ómicron y la protección que ofrecen las vacunas ante la variante convierten en realidad la peor previsión dibujada por la OCDE de restricciones a la movilidad e inflación persistente.

Por ese motivo, el secretario general de la OCDE, Matthias Cormann, ha hecho un llamamiento a la aceleración de los programas de vacunación a nivel mundial.

"Los riesgos y la incertidumbre son grandes, como se está comprobando tras la aparición de la variante ómicron que agrava los desequilibrios y amenaza a la recuperación", ha señalado Cormann.

"Mantener la recuperación bajo control implicará hacer frente a estos desequilibrios, pero sobre todo conllevará una mejor coordinación internacional, mejorando los sistemas de salud y dando un salto significativo en los programas de vacunación globales", ha añadido.

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Los golpes de ciego del mercado a ómicron

El aviso a navegantes de la OCDE llega en un momento de desconcierto ante el impacto que tendrá ómicron en la economía y la sociedad, en función del peligro que represente para la salud y su capacidad para escapar de las vacunas.

Por un lado, la comunidad científica indicó que los primeros síntomas causados por la nueva cepa eran leves, aliviando en primera instancia la ansiedad de los mercados.

El remanso de calma, sin embargo, desapareció rápidamente después las declaraciones del consejero delegado de la farmacéutica estadounidense ModernaStephane Bancel, afirmando que el mundo probablemente necesitará probablemente nuevas vacunas.

Ante esta posibilidad, y sabiéndose ahora que ómicron estaba presente en Países Bajos incluso antes de que se detectara en Sudáfrica, los gobiernos se han apresurado a imponer nuevas medidas de contención que por el momento han impactado principalmente al turismo, pero cuya sombra también planea sobre la producción y los precios de las materias primas.

De hecho, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha cambiado el tono del banco central, admitiendo que “la amenaza de una inflación persistente” ha aumentado, y preparando a los mercados para una retirada acelerada de los estímulos monetarios (tapering).

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Hasta el momento, el máximo dirigente de la Fed siempre había hablado de la inflación como un fenómeno transitorio. Pero como detalla la OCDE en su informe, "la inflación está en la mente de todos, y hay mucha incertidumbre sobre las reacciones de los bancos centrales".

El análisis de la organización internacional, de nuevo, espera que los cuellos de botella de la cadena de suministro desaparezcan a medida que la situación sanitaria mejore, pero insta a señalar que actuarán si es necesario.

Powell ya lo ha hecho, y solo queda esperar para conocer más a fondo el riesgo real que entraña ómicron.

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