El mercado francés mantiene el pulso (por ahora), pero las amenazas crecen 

Las acciones y los bonos franceses aguantan estoicamente la crisis política desatada por la caída del Gobierno, pero surgen nuevos desafíos como un recorte del rating o la posibilidad (por el momento, remota) de que Macron dimita

Los mercados de acciones y bonos de Francia han hecho una exhibición de fortaleza este martes, al aguantar estoicamente la sacudida que ha supuesto la caída del Gobierno del país (el tercero en poco más de un año). 

Llama especialmente la atención la resistencia del mercado de bonos, en un contexto de incertidumbre al alza respecto a la sostenibilidad de las cuentas públicas del país

Aline Goupil-Raguénès, estratega de Ostrum AM, explica que hay tres razones que justifican esta fortaleza. 

“En primer lugar, el mercado de bonos francés es uno de los más líquidos y profundos de la zona euro, lo que lo convierte en un mercado atractivo para los inversores. En segundo lugar, Francia es percibida como un emisor creíble que no incurrirá en impago de su deuda”, dice.  

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Por último, las aseguradoras nacionales y otros inversores institucionales han querido beneficiarse de la subida de la rentabilidad (precisamente provocada por la crisis política que comenzó con el anuncio de la moción de confianza, el 25 de agosto pasado). 

La demanda de bonos aguanta ante el alza de la rentabilidad

Una prueba de ello es la fuerte demanda que cosechó la emisión de bonos franceses a 10, 15 y 30 años que se celebró el jueves pasado, con la incertidumbre al alza: 11.000 millones de euros.  

Los inversores acudieron atraídos por unos intereses del 3,57% en los bonos a 10 años; del 4,04% en los bonos a 15 años y del 4,43 % en los bonos a 30 años, la más alta desde 2011 (debido al incremento de la tensión a largo plazo, en particular en los bonos a 30 años de Estados Unidos, Reino Unido y Japón por el miedo a la precaria situación de sus finanzas públicas). 

En el caso de las acciones, los expertos recuerdan que el 80% de los beneficios generados por las compañías que componen el CAC 40 (el principal índice de la bolsa de París) se generan fuera del país, por lo que la mayor vía de contagio de la crisis se produce por las tenencias de deuda pública de los bancos. 

Si bien, eso no quiere decir que la situación esté bajo control. Más bien al contrario, distintos desafíos podrían agravar aún más la situación. 

El primer test, en este sentido, se va a producir este viernes, cuando todo parece indicar que la agencia de calificación de riesgos Fitch recortará el rating de la deuda francesa hasta A+. 

El mercado descuenta la rebaja del rating a Francia

En principio, el mercado también tiene descontada la noticia (como sucedió con la moción de censura), así como las turbulencias políticas que se avecinan. 

Tanto la rebaja del rating como la parálisis política son escenarios ya descontados por los mercados. El nombramiento de un nuevo primer ministro no cambiará la realidad, que es la de una Asamblea Nacional fragmentada y una capacidad limitada del Gobierno para adoptar medidas por su falta de mayoría. Tampoco cambiaría la realidad una posible disolución de la Asamblea Nacional pues es probable que el resultado de unas elecciones fuera otra Asamblea dividida, lo que impedirá adoptar medidas que reduzcan significativamente el déficit”, apunta Goupil-Raguénès. 

Si bien, una subida de la prima de riesgo de Francia desde los 80 hasta los 90 puntos básicos podría incrementar la presión sobre los activos franceses. 

¿Y si Macron dimite?

Otro factor que provocaría mayores turbulencias podría ser la dimisión (por el momento, descartada) del presidente, Emmanuel Macron

“Tal escenario supondría una crisis del régimen y daría lugar a especulaciones sobre una posible Sexta República. El temor a un desvío presupuestario aumentaría con la probabilidad de un gobierno potencialmente más inclinado a aumentar el gasto público. El diferencial francés podría alcanzar niveles muy superiores a los 100 puntos básicos. El efecto contagio en los países periféricos altamente endeudados sería significativo, lo que llevaría al BCE a intervenir”, advierte  Goupil-Raguénès. 

Así pues, parece que, de momento, los inversores confían en la idea de que los componentes del CAC 40 se van a beneficiar del crecimiento económico mundial; y que la calma se mantendrá en el mercado de bonos.  

Pero existe el riesgo de que las grandes capitalizaciones y los bonos solo estén retrasando el castigo que, de momento, solo han sufrido las pequeñas compañías.  

De hecho, ya hay quien está apostando en contra de la deuda francesa, como Alex Everett, de Aberdeen Investments.

"Está claro que el atolladero político de Francia no se resolverá este año, y quizá no lo haga hasta las elecciones presidenciales de 2027. Es probable que esto mantenga elevados los diferenciales de los OAT (Obligations assimilables du Trésor), al menos en torno a los niveles actuales, durante los próximos meses. Seguimos apostando por posiciones cortas en OAT (bonos franceses) frente a sus homólogos", avisa.

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