La fiebre del oro se extiende al resto de los metales: esto es lo que buscan los inversores  

El oro ha sido noticia esta semana por superar los 4.000 dólares por primera vez en su historia, pero la[…]

El oro ha sido noticia esta semana por superar los 4.000 dólares por primera vez en su historia, pero la fiebre ha ido mucho más allá y ha abierto un renovado apetito inversor por todo lo que sean metales preciosos. 

En un mundo dominado por la inteligencia artificial y con los bancos centrales recortando los tipos de interés, los inversores están redescubriendo el atractivo estructural de los metales, tanto como refugio ante la volatilidad, como fuente de crecimiento a largo plazo. 

“Los metales han pasado de ser una cobertura táctica a convertirse en un pilar estratégico dentro de las carteras”, explica Charu Chanana, estratega jefe de inversiones en Saxo Bank.  

El eterno refugio del oro 

El impulsor de este movimiento ha sido el oro. Con las expectativas de recortes de tipos por parte de la Reserva Federal y la debilidad del dólar, el metal precioso consolida su papel como activo refugio ante la erosión de las rentabilidades reales. 

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El oro se beneficia en escenarios de incertidumbre política, de pérdida de credibilidad de los bancos centrales o de tensiones inflacionistas”, señala Chanana.  

Su brillo vuelve a ser atractivo para los grandes fondos, que aumentan posiciones ante la previsión de un 2025 marcado por la relajación monetaria y las tensiones geopolíticas. 

En este sentido, Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, considera que “la fortaleza del oro no se agota tras alcanzar los 4.000 dólares por onza”.  

A su juicio, la tendencia alcista se mantendrá sostenida por factores estructurales: las dudas sobre la sostenibilidad fiscal de Estados Unidos, el aumento de la deuda en los países desarrollados y la creciente fragmentación geopolítica.  

Estos elementos configuran una “tormenta perfecta” que impulsa la desdolarización global y refuerza el papel del oro como reserva de valor frente a la depreciación del dólar y a la erosión de la confianza institucional. 

El cobre se suma a la fiesta del oro 

Pero no solo el metal amarillo está de moda en las carteras. Un ejemplo es el cobre, que se ha disparado un 15% en el último mes, con una demanda “respaldada por el optimismo a largo plazo en torno a la electrificación impulsada por la inteligencia artificial”, apunta Kerstin Hottner, directora de materias primas de Vontobel. 

Mientras que la primera mitad del año estuvo impulsada por la fuerte demanda (china) y los temores relacionados con los aranceles sobre el cobre, la segunda mitad de 2025 está dominada por las interrupciones en el suministro. 

La confianza macroeconómica positiva y las esperadas bajadas de tipos de la Fed añaden impulso, aunque la volatilidad a corto plazo podría aumentar en un entorno de sobrecompra y una demanda más débil tras las vacaciones en China. 

El doble atractivo de la plata 

Tampoco se ha quedado atrás la plata, que combina su papel tradicional de activo monetario con una fuerte demanda industrial ligada a la electrónica, la energía solar y la robótica.  

"Lo que hace especialmente atractiva a la plata es su doble función: no solo como activo monetario, sino también como metal industrial clave", afirma Ned Naylor-Leyland, gestor de inversiones del equipo de Oro y Plata en Jupiter AM, 

Este doble perfil la convierte en una de las apuestas favoritas para quienes buscan diversificar más allá del oro. 

Uranio y metales estratégicos, la apuesta de futuro 

Por otro lado, El uranio emerge como un metal estratégico en la nueva ola de inversión nuclear. Con más de 60 reactores en construcción y políticas energéticas que buscan reducir emisiones sin sacrificar estabilidad, el mineral se consolida como un componente clave de la transición energética, según apunta Chanana.  

También ganan protagonismo los metales de batería y tierras raras, esenciales para la producción de vehículos eléctricos, chips y dispositivos inteligentes. Litio, níquel, cobalto o grafito ya no son solo insumos industriales, sino activos que reflejan la apuesta por la innovación tecnológica. 

“La electrificación global y la expansión de la inteligencia artificial no serían posibles sin estos metales”, añade la experta de Saxo Bank. 

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