Los estrategas pierden la brújula del mercado

La brecha en las proyecciones más altas y más bajas del S&P 500 supera el 20 por ciento, máximos de una década en el mercado, por la incertidumbre sobre la Fed y ómicron

La irrupción de la variante ómicron y el giro agresivo de la Fed desnortó por completo a los pronosticadores profesionales del mercado de valores.

Desprovistos de su brújula, los estrategas tienen menos claro que nunca hacia dónde podrían ir las bolsas el año que viene.

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La gran mayoría apuesta por la renta variable, en muchos casos por falta de opciones en la renta fija, pero la amplia dispersión de sus proyecciones refleja el desconcierto que manda en el mercado.

Así, entre la estimación más baja para el S&P500 en 2022 de 4.400 puntos, y la más alta, de 5.300 puntos, existe una brecha del 20 por ciento, la más amplia en un década, según datos de Bloomberg.

En un mundo que cada vez se ha vuelto más complejo, los economistas tienen que lidiar con un banco central que ahora sí se ha vuelto mucho más agresivo e intolerante con la inflación. Y con un virus que no para de dar sustos.

Tras casi dos décadas bajo control, muchos de estos expertos todavía no han vivido en sus carnes lo que es una subida de precios en toda regla. Y así lo reflejan sus valoraciones.

Las condiciones no serán tan favorables

Ni siquiera los optimistas excluyen episodios de alta volatilidad en este entorno más incierto en el que se moverá el mercado.

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Por ejemplo, en el bróker Ned Davis Research esperan que el S&P 500 termine el año que viene en los 5.000 puntos, lo que arroja un margen alcista del 7 por ciento. Pero antes caerá en algún momento al menos del 10 por ciento.

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"Es casi seguro que las condiciones no serán tan favorables para el mercado en 2022", dijo Ed Clissold, estratega jefe de Ned Davis Research.

"Esperamos un ritmo de ganancias más lento, retrocesos más frecuentes, una alta probabilidad de una corrección de dos dígitos y una posibilidad realista de que haya un mercado bajista poco profundo", recalcó este experto.

Entre los bancos de inversión más pesimistas se mete Morgan Stanley, cuya estimación de 4.400 puntos para el S&P500 implica un potencial de caída del 6 por ciento. El estratega de la firma, Mike Wilson, cree que la reciente debilidad del mercado se explica por la Fed más que por la variante ómicron.

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“La nueva variante inició el alboroto en los mercados, pero lo consideramos secundario al verdadero culpable: la respuesta más agresiva de la Fed a los datos económicos”, dijo Wilson.

La purga que viene en la primera mitad del año

El tapering acelerado de la Fed podría adelantar una purga que tampoco sería extraña, dadas las elevadas valoraciones de un mercado que está caro. Así, la ratio PER del S&P 500 está en 20,4 veces, frente a las 16 veces de media en la última década.

Esto cuadra con la tendencia bajista que espera Clissold en el primer semestre de 2022, un periodo donde habrá más riesgos de volatilidad y todavía coleará el impacto del virus y los efectos en las cadenas de suministros.

De hecho, los 5.000 puntos que espera Credit Suisse para el S&P 500 el año que viene colocan al banco suizo entre los pronosticadores más optimistas. Y aún así, los expertos de la entidad esperan que las bolsas pierdan ímpetu el año que viene.

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Los retornos serán de un solo dígito, en parte porque la renta fija apenas ofrecerá opciones alternativas, más con la Fed encima de la curva de tipos. A esta teoría de un impulso más moderado también se suma JP Morgan, cuyos expertos hablan de “retrocesos esporádicos” en el mercado por el coronavirus.

La disparidad de opiniones entre los pronosticadores es el resultado de las múltiples variables que hay que considerar en la ecuación, “ya sea lo que está sucediendo con la Fed, la inflación o los continuos vaivenes por la pandemia”, dijo Joshua Leonardi, director de TD Prime Services.

El ritmo de la Fed marcará el paso del mercado

Otra de las grandes incertidumbres el plan de ajuste de la Fed, una hoja de ruta que el banco central estadounidense podría concretar más tras la reunión del próximo 16 de diciembre.

Se da por sentado que el banco central estadounidense acelerará el tapering y subirá el año que viene los tipos de interés, pero otra cosa es el ritmo que marque.

Así, los datos recopilados por Ned Davis muestran que durante el primer año del ajuste monetario, la renta variable ganó un 11 por ciento cuando hubo ciclos lentos, mientras que perdió el 2,7 por ciento en los ciclos rápidos.

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Todos estos aspectos aún están por concretar, lo que supone una dificultad más que favorece la dispersión de las distintas valoraciones.

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