Ecoener, el tsunami que aparcó los sueños de Opdenergy

La compañía era optimista antes del batacazo de Ecoener y sigue manteniendo que su salida a bolsa solo se ha aplazado, aunque también baraja más opciones

El batacazo en bolsa de Ecoener supuso un baño de realidad para uno de sus competidores, Opdenergy, que tenía previsto saltar al parqué este viernes. Una caída del 15% fue más que suficiente para aplazar el estreno en el mercado.

La versión oficial carga las tintas sobre las inestables condiciones de los mercados para las compañías de energías renovables. Y es cierto que el miedo al pinchazo de la burbuja merodea como un fantasma por las mesas de operaciones.

Sin embargo, hasta este martes había optimismo en las oficinas de Opdenergy, apuntan fuentes financieras. La compañía es consciente de sus fortalezas, tiene proyectos en fase muy avanzada y su capacidad instalada es muy elevada respecto a otros competidores.

Las dudas llegan al mercado

El problema es que la caída de Ecoener fue muy fuerte, un tsunami para la propia cotizada cuyas réplicas se dejarán sentir en todo el sector.

Con los inversores en retirada, habría sido complicado que Opdenergy hubiera alcanzado los 5,2 euros por acción, la parte alta de su rango de valoración. Pero más desastroso habría sido coger la parte baja de la horquilla, 4,2 euros, y que luego el mercado tumbe un 15% la acción.

El problema de fondo es que si la primera salida destaca del año “no logra acaparar el interés de los inversores cuando la bolsa española está en máximos y todos los mercados mundiales disparados, es algo que genera dudas”, apunta Joaquín Robles, analista de XTB.

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Otras alternativas de financiación para Opdenergy

Con todo, Opdenergy sigue adelante con sus planes de saltar a los mercados y considera que lo ocurrido es solo un aplazamiento.

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Sí que es cierto que el grupo puede valorar otras alternativas de financiación, porque a día de hoy el acceso a nuevos fondos sigue barato y hay más opciones.

Por ejemplo, la compañía acaba de cerrar con BBVA el mandato de aseguramiento para la financiación de unos 500 millones de euros. Los fondos se utilizarán para el desarrollo, construcción y puesta en marcha de su cartera de proyectos en España.

Además, la empresa firmó a finales de abril ocho contratos de compraventa de energía (PPA) a diez años para el desarrollo de plantas fotovoltaicas en España, con un total de 362 megavatios.

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Un sector amenazado por la burbuja

Todos estos acontecimientos son consecuencia del miedo desatado en el mercado por las altas valoraciones que alcanzaron las compañías de energías renovables.

Los primeros que echaron leña al fuego fueron los fondos de inversión sostenible (ESG), que dispararon las cotizaciones y colocaron al sector al borde la insosteniblidad bursátil. A finales de enero, el sector hacía aguas en el parqué.

“Las valoraciones, al ver poca oferta de cotizadas, se dispararon al alza y, en muchos casos alcanzaron niveles, como poco, exigentes. Este año el sector está pagando el pato”, dice Juan José Fernández-Figarés, director de análisis de Link Securities.

Antes, a principios de febrero, los analistas de Goldman Sachs recortaron drásticamente la valoración de Solaria, uno de los buques insignia del sector, lo que definitivamente encendió las alarmas.

Además de la propia Solaria, el resto de cotizadas verdes comenzó a caer como un castillo de naipes. Soltec cerró febrero con un desplome en el año del 38% y Genergy se hundió el 26%.

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Proyectos futuros con menor rentabilidad

Para entonces, los gestores habían comenzado a hablar directamente de miedo a la burbuja. No solo eran los avisos que llegaban desde los grandes bancos de inversión. Es que la subasta que fijó las retribuciones a las energías renovables a finales de enero trajo malas noticias.

Los precios quedaron por debajo de los últimos acuerdos de suministro de energía a largo plazo (PPA). Y esto significa que los futuros proyectos verdes serán menos rentables porque ingresarán menos.

Es cierto que las subastas pueden cambiar en el futuro pero el corolario es muy claro. Hay muchos productores que están dispuestos a participar en el mercado a precios cada vez más bajos.  

El sector, con las expectativas de los tipos de interés en contra

Para rematar el cúmulo de desgracias sectoriales, la recuperación de los rendimientos de los tipos de interés a largo plazo está jugando en su contra de las cotizadas renovables. Son compañías muy apalancadas, con elevadas ratios de deuda que tienen que financiar.

Además, se trata de empresas de crecimiento, que se valoran por descuentos de flujos de caja aplicando los tipos a largo. Y si estos suben, bajan las valoraciones.

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Con estos vientos en contra, la decisión de Opdenergy de aplazar el salto al parqué cobra sentido. Y no es la única compañía que recapacita. De hecho, el estreno en bolsa de la división de bajas emisiones de Repsol está bajo la lupa del mercado.

Más presión para Acciona

La próxima gran cita será con la salida a bolsa de Acciona Energía, una operación que podría arrojar una valoración para filial en torno a los 10.000 millones de euros.

Pero el traspiés de Ecoener ha fijado nuevas reglas de juego para el debut en bolsa de las compañías renovables y mete más presión a Acciona, según informó Social Investor.

Por ahora, Opdenergy aplazó la operación ante la inestabilidad de los mercados. Pero los planes siguen adelante.

Robles considera que estas compañías necesitan de financiación para seguir creciendo y ve posible que Opdenergy vuelva a intentar el salto al parqué, aunque “quizás espere que los fondos de ayuda europeos lleguen a los países y se plasmen en forma de nuevos proyectos”, apunta el analista de XTB.  

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