Los tipos de interés obligan a los pequeños inversores a arriesgar en bolsa

ENTREVISTA. La renta variable, invertir en bolsa, se establece como única alternativa para los pequeños inversores ante unos tipos de interés extremadamente bajos. Los bonos y otros productos tradicionales ya no protegen contra el creciente coste de la vida

Los ahorradores y pequeños inversores siguen sin alternativas para armar una remuneración que ponga a salvo su capacidad adquisitiva, mermada por la inflación, sin superar unos umbrales de riesgo que consideren aceptables. 

La percepción se enquista año tras año desde la última crisis financiera, la del 2008. Parece que la industria del ahorro es incapaz de atender estas necesidades sin incurrir en prácticas como la venta de preferentes.

“El problema no es de los bancos ni de las gestoras, sino es una consecuencia de la crisis que tenemos ahora mismo y de la que arrastramos desde hace diez años”, sostiene el jefe de análisis de Ibercaja, Javier Rillo, en una entrevista con la revista Inversión.

El impacto de los tipos de interés sobre el ahorro

La única medida que han adoptado los bancos centrales para superar estos episodios de crisis es bajar los tipos de interés. Los han dejado al cero por ciento. Y con los tipos a cero, detrás siempre va la deuda pública y la privada. 

Desde el 2008, los organismos que definen la política monetaria construyen, a su vez, el catalogo de productos al que pueden aspirar sin un riesgo excesivo los pequeños inversores y ahorradores. 

Por ejemplo, apostar por bonos a tres años, con los tipos de interés en negativo, desemboca en pérdidas. Esta dinámica obliga a muchos a mirar, directamente, hacia la bolsa. Y ello implica asumir más riesgo.

El riesgo de invertir en bolsa

“La inversión en renta variable, en primer lugar, hay que ponderarla en función del nivel de riesgo que un cliente tiene. Porque tengamos una nueva etapa de tipos de interés, ese nivel de riesgo no debería cambiar. Si un inversor es conservador o muy conservador debería evitar la renta variable”.

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La bolsa, sin embargo, puede ser el activo más rentable en el largo plazo. Al menos, es lo que la estadística y la historia dicen. Siempre que sean periodos superiores a los cinco años porque, al final, detrás de la evolución de los precios está el crecimiento empresarial y la misma evolución de los beneficios. 

El viejo dicho asegura que rentabilidades pasadas no garantizan las futuras. Así que es importante hacer una correcta asignación de activos. Es decir, elegir muy bien en qué compañías poner dinero.

Plazos para invertir en bolsa con seguridad

“Lo mejor es ser sincero con los clientes y plantearles: si uste fuera el consejero delegado de una compañía estaría pensando en un plan estratégico de tres a cinco años. Lo mismo tenemos que hacer como inversores. No podemos esperar que nuestra inversión en 12 meses dé los frutos que esperamos: eso es una cuestión del azar”.

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El coronavirus genera incertidumbre. Organizar un plan de inversión con ciertas garantías requiere ahora alargar los plazos. Los analistas no están seguros sobre a qué ciclo económico se dirigen los principales países, entre ellos España. 

“Estamos en ese momento en el que debemos tener cierta visibilidad cada uno en sus decisiones de consumo –de igual forma las empresas— para tomar decisiones de inversión o ahorrar más de lo normal”.

La situación de las empresas por el coronavirus

Las fuentes consultadas por la revista Inversión destacan que los números de las empresas no son tan malos como se temía inicialmente. 

Es decir, una vez se despejen las dudas sobre vacunas, tratamientos o la mera convivencia con el coronavirus, las grandes compañías podrán replantearse remunerar a los pequeños accionistas con dividendos y hacer más interesante su participación. 

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En cualquier caso, invertir o asumir un nivel de riesgo concreto siempre es una decisión atemporal.

Claves para invertir en bolsa

  • Recurrir a asesores y profesionales de la inversión
  • Mantener el nivel de riesgo que tradicionalmente se haya asumido
  • Tener siempre visibilidad sobre el contexto informativo 
  • Plantear las inversiones a largo plazo. Mínimo de cinco años
  • Huir de las decisiones precipitadas
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