El doble juego del Gobierno con las pensiones
La aprobación de la reforma de las pensiones que exige Bruselas está en el aire. El doble juego del Gobierno con las pensiones se le vuelve en contra
El doble juego del Gobierno con las pensiones pone en peligro la aprobación de una reforma exigida por Bruselas para mantener abierto el grifo de las ayudas europeas.
La cuenta atrás ya ha comenzado. El reloj se ha convertido en el principal enemigo del Ejecutivo porque solo tiene poco más de un mes para intentar una aprobación que cada día que pasa se complica.
El problema es la frivolidad con la que se ha abordado una reforma clave para el futuro del sistema público de pensiones. El ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, por un lado, transmite que las pensiones están garantizadas y mantiene su revalorización indexada al IPC, a pesar de que la inflación está disparada y va a provocar un gran agujero en los números de la Seguridad Social.
Pero por otro ve imprescindible la creación de un fondo público de pensiones de empleo. ¿Por qué? Porque sabe que las pensiones futuras van a sufrir un fuerte recorte y será necesario complementarlas con ahorro privado, procedentes de las empresas.
¿Privatización encubierta?
Y aquí empieza el problema, porque sus socios de Gobierno y de investidura no ven con buenos ojos este fondo de pensiones de empleo, hablan incluso de privatización encubierta de las pensiones.
Además, Escrivá se ha comprometido a modificar el periodo de cómputo para el cálculo del importe de las pensiones. Y esta es otra línea roja que la vicepresidenta Yolanda Díaz anunció que no estaba dispuesta a cruzar.
Si finalmente se produce una ampliación desde los 25 años actuales a los 35 años, esto supondría una bajada de las nuevas pensiones cercana al 9 por ciento, tal como informó la pasa semana finanzas.com.
Como no salen las cuentas para aprobar la reforma de las pensiones en una votación en el Congreso, todo apunta a que el Gobierno tendrá que pedir ayuda al PP para sacarla adelante. Se avecina otra votación dramática, como la de la reforma laboral o la de las medidas para hacer frente a la inflación.
El apoyo del PP no será gratis
Y es que el apoyo del PP no será gratis. Si Núñez Feijóo vota a favor de la reforma será porque Sánchez ha atendido a sus reivindicaciones en materia de pensiones.
Por ejemplo, el PP es partidario de incentivar a las empresas para que desarrollen los planes de pensiones de empleo. Sin estos incentivos entiende que, en un tejido empresarial como el español, dominado por pymes, es imposible poner en marcha este tipo de proyectos.
El problema que tiene Escrivá para satisfacer la demanda del PP es que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, se opone a cualquier tipo de iniciativa que suponga un freno en la recaudación fiscal en las empresas. Convencerla para que cambie de postura no será fácil para el ministro de la Seguridad Social.
Más apoyo a los planes de pensiones individuales
El PP también quiere que, en el periodo transitorio hasta la entrada en funcionamiento de los planes públicos de empleo, el Gobierno siga incentivando los planes de pensiones individuales, que hasta ahora han sido objeto de una implacable persecución por parte de Escrivá.
Además, Núñez Feijóo tampoco es partidario de indexar la revalorización del IPC a todas las pensiones, solo lo haría para las pensiones más bajas Pero el Gobierno se resiste a dar ese paso porque ve en esa indexación generalizada una medida electoralista muy potente que se ejecutaría con las elecciones generales a la vuelta de la esquina.
Como en otras reformas fundamentales, el Ejecutivo de Sánchez ha vuelto a enredarse a pocos días de que se celebre la votación en el Congreso. Mucho tendrán que cambiar las posiciones actuales para que las cuentas cuadren.
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