Los planes de Escrivá irritan a los expertos en pensiones

Escrivá, de nuevo en la picota. Los expertos dicen que el mecanismo de equidad que ha diseñado no reducirá el déficit de la Seguridad Social y perjudicará el empleo

Las críticas vuelven a arreciar contra del ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ahora motivadas por la presentación a los agentes sociales del nuevo mecanismo de equidad intergeneracional que ha diseñado su departamento para hacer frente al problema del incremento del gasto en pensiones.

Con este mecanismo, que sustituirá factor de sostenibilidad y que muchos ya definen como un impuesto al trabajo, Escrivá pretende asegurar la viabilidad del sistema público de pensiones aumentando medio punto las cotizaciones a la Seguridad Social de trabajadores y empresarios durante diez años.

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Esta subida de las cotizaciones se traduciría en 10 euros al mes para salarios de 1.900 euros mensuales y en 5 euros para sueldos de mileuristas.

1.000 millones para la hucha

El objetivo de esta medida es obtener un montante cercano a los 1.000 millones de euros al año, que se destinarían al fondo de reserva de la Seguridad Social, conocido como la hucha de las pensiones, cuyo propósito es cubrir los déficits del sistema.

Ahora solo guarda 2.000 millones de euros, una cifra muy alejada de los 66.815 millones que llegó a albergar en 2011.

Si estas aportaciones no fueran necesarias, el Gobierno podría devolverlas bajando las cotizaciones o mejorando las pensiones.

Controlar las desviaciones

El nuevo mecanismo también incluye, a partir de 2032, una revisión que se efectuará cada tres años para comprobar si el gasto en pensiones sobre el PIB se desvía de la proyección estimada para 2050 por el informe sobre pensiones de la Comisión Europea, el Ageing Report. Si se producen desviaciones se aplicarían nuevas medidas para corregirlas.

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El documento presentado a los agentes sociales señala que se trata de "una herramienta contingente, de carácter temporal y equilibrada", que Gobierno, empresarios y sindicatos deberán concretar antes del 15 de noviembre.

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En caso de no llegar a un acuerdo, el Ejecutivo está habilitado para definirlo unilateralmente e integrarlo en la reforma de las pensiones que entrará en vigor el próximo año.

Un modelo "ineficaz"

El mecanismo diseñado por el departamento de Escrivá no convence a los expertos en pensiones y lo califican de "ineficaz".

"Esta nueva medida no va por la vía del gasto sino por la del ingreso, incrementando las cotizaciones sin considerar las variables demográficas. Encarecerá los costes laborales y, por tanto, la contratación, por lo que hace un flaco favor a la generación de empleo”, asegura Miguel Ángel Menéndez, director del área de Wealth de Mercer España.

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Tampoco cumplirá su objetivo de acabar con el déficit de la Seguridad Social y dar sostenibilidad al sistema público de pensiones amenazado por la llegada masiva a la jubilación de la generación de los baby boomers.

“No es eficaz para solucionar el déficit de las pensiones, pero sí lo es para generar un exceso de ingresos ahora que serán utilizados si las hipótesis financieras y actuariales no se cumplen y nos desviamos de los requerimientos de la Comisión Europea”, afirma Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones.

Considera que este “no es el momento de generar una hucha sino de buscar un sistema real y fiable para llegar a solventar el déficit de la Seguridad Social”.

Pensiones mayores que la cotizaciones

José Antonio Herce, fundador de la consultora LoRIS y experto en pensiones, argumenta que incluso aunque no existiera la presión en las pensiones ejercida por los baby boomers, el sistema español seguiría generando inestabilidad financiera en su cuenta corriente debido al progresivo aumento de la esperanza de vida y a la existencia de una fórmula de pensiones que devuelve más de 1,5 euros por cada euro cotizado.

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Por ello, cree que aumentar 0,5 puntos porcentuales las cotizaciones durante una década "no será suficiente para afrontar el gasto en pensiones. Ni siquiera darían para asumir el gasto que va a suponer la actualización de las pensiones en función del IPC”.

Miguel Ángel Menéndez está convencido de que el nuevo mecanismo “en ningún caso podrá solucionar el déficit de pensiones y la solvencia de las mismas en el futuro. A todas luces el mecanismo es insuficiente”.

Más radical se muestra Enrique Devesa, profesor de la Universidad de Valencia e investigador del IVIE, al indicar que el modelo propuesto por Escrivá “no va a guiarnos hacia un déficit cero sino hacia un déficit permanente del sistema de pensiones”.

Aumento de los costes laborales

Lo que sí va a generar este mecanismo es “un incremento de los costes laborales tanto para la empresa como para el trabajador”, indica Menéndez.

Cree que en España el coste del 24 por ciento que tienen que afrontar las empresas por cotizaciones es alto en comparación con el de otros países, por lo que “no es una buena medida subirlo medio punto más. Esto nos hace menos competitivos y generará menos empleo que es lo que más necesita ahora el país”.

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Peor que el factor de sostenibilidad

Los expertos consideran que el mecanismo de equidad intergeneracional es peor que el factor de sostenibilidad introducido por el PP en su reforma de las pensiones de 2013, que ajusta las pensiones a la esperanza de vida y cuya derogación ha sido pactada por el Gobierno con los agentes sociales.

Así lo ha reconocido José Antonio Herce: “El factor de sostenibilidad era mucho más eficaz que el nuevo mecanismo, más eficiente y más sencillo de implementar y comprender”.

Para Enrique Devesa este factor podría haber supuesto en 2050 un ahorro del gasto en pensiones de 1,1 puntos de PIB, mientras que el nuevo mecanismo generará, como mucho, un ahorro de 0,8 puntos. "Por lo que, desde el punto de vista de la sostenibilidad financiera del sistema, el nuevo mecanismo es menos eficiente que el factor de sostenibilidad”.

Acabar con los parches

Miguel Ángel Menéndez también defiende el factor de sostenibilidad debido a que todos los países con sistemas de pensiones “robustos y solventes” aplican modelos que ligan sus prestaciones a la esperanza de vida y no por ello dejan de ser generosos.

Propone que los políticos deberían “pensar en cambios estructurales dirigidos a las pensiones y no en parches intermitentes que en nada conducen a mejorar nuestro sistema”.

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