Las claves para contratar un plan de pensiones

Los tipos de planes de pensiones, las formas de hacer las aportaciones o las derivadas fiscales son aspectos a tener muy en cuenta

La sostenibilidad de las pensiones en España es un serio motivo de preocupación. El Mecanismo de Equidad Intergeneracional diseñado por el ministro José Luis Escrivá no solo no cumplirá sus objetivos, sino que provocará un recorte de las pensiones.

En este entorno de mayor incertidumbre, la pregunta que sistemáticamente se hacen los ahorradores gira en torno a la conveniencia de tener contratado un plan de pensiones.

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Puede parecer que el futuro sombrío hacia el que se dirige el sistema no deja más alternativas para asegurar la jubilación.

Sin embargo, el ahorro para el día de mañana se puede canalizar de muy diversas maneras, como por ejemplo los fondos de inversión, la compra directa de acciones, los seguros de vida o el sector inmobiliario. De hecho, muchas veces son una opción más interesante.

Mientras que los mejores planes de pensiones en España de renta variable ofrecen una rentabilidad de hasta el 57 por ciento, según los datos de Inverco, los mejores fondos de la misma categoría superan el 80 por ciento.

La primera pregunta: ¿necesito un plan de pensiones?

La verdadera ventaja de un plan de pensiones es su fiscalidad. Por eso, la primera pregunta que deben hacerse los inversores es si necesitan estos productos para rebajar su factura fiscal, en el caso de que les salga a pagar.

Y es que las aportaciones a los planes de pensiones reducen la base imponible general de lRPF, es decir, los ingresos que declaran todos los contribuyentes. Por eso mismo, cuanto menos importe se declare, más bajo será el tramo impositivo que se aplica.

Hasta 2020, todas las aportaciones a los planes desgravaban hasta un límite de 8.000 euros o el 30 por ciento de los ingresos. En 2021, este régimen no es tan generoso. Las aportaciones desgravarán hasta 2.000 euros.

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En la medida en que todavía hay ventajas fiscales, el plan sigue siendo atractivo, pero mucho menos que antes. Por eso, quienes busquen este beneficio fiscal tendrán que afinar los cálculos y pensar que como mucho podrán desgravarse su tipo marginal sobre los 2.000 euros.

Tipos de planes de pensiones

Una vez tomada la decisión de contratar un plan de pensiones, hay que tener en cuenta que no todos los productos son iguales. Al igual que sucede con los fondos de inversión, se dividen por clases de activos.

Por ejemplo, hay planes de renta variable que invierten en bolsa. Lo pueden hacer por mercados, regiones o sectores, y normalmente, tienen más riesgo aunque también generan más rentabilidad.

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También hay planes de renta fija que invierten en activos del mercado monetario, bonos y deuda a largo plazo. A pesar de su nombre, pueden tener pérdidas, como sucede con la gran mayoría de planes de esta categoría en 2021. Se ven perjudicados por las expectativas de subidas de tipos.

En medio de ambos planes se sitúan los productos mixtos, que combinan bolsa y bonos. Los más agresivos suelen tener mayor porcentaje de renta variable. Finalmente, lo planes garantizados Suelen ofrecer rentabilidad mínima asegurada y garantía de capital a vencimiento.

Cómo hacer las aportaciones

Al igual que sucede con todos los productos, los planes de pensiones necesitan una gestión financiera. Contratar el producto para dejarlo muerto es una mala idea.

Lo normal nos es contratar un único plan, sino varios e ir repartiendo las aportaciones en función de la edad del partícipe.

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Una regla bastante práctica es calcular la aportación en el plan de renta variable restando de 100 la edad del ahorrador.

Por ejemplo, un partícipe de 25 años invertiría en un plan de bolsa el 75 por ciento de su aportación total (100-25 = 75) y el resto, el 25 por ciento, en un plan de renta fija.

Esta regla tiene sentido hasta una determinada edad, que normalmente los asesores financieros suelen establecer en los 50 años. A partir de aquí, conviene sobreponderar más las aportaciones en renta fija, porque la jubilación está más cercana.

Para equilibrar las aportaciones, Ángel Faustino, autor del libro ‘Invertir tus ahorros y multiplicar tu dinero’, propone que la parte que vaya a renta fija se multiplique por 1,5, y el resto, a bolsa.

Así, un ahorrador de 60 años tendría que invertir el 90 por ciento en renta fija (60 x 15,5) y el 10 por ciento en renta variable.

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