Deuda en Grifols. ¿Cuándo dirá basta el mercado?

El eterno problema de la deuda en Grifols salta al foco del mercado. Los inversores empezarán a presionar si no se materializan las sinergias que promete la compra de Biotest

La opa que presentó Grifols sobre Biotest por 1.600 millones de euros acaba de recibir el visto bueno del regulador de Alemania. La operación puede transformar al grupo pero viene acompañada por un incremento de la deuda, el eterno dolor de cabeza para la compañía.

Al cierre del primer semestre, la deuda neta de Grifols ascendió hasta los 6.476 millones de euros, con una ratio deuda/ebitda de 4,9 veces.

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Este porcentaje crecerá hasta las 5,4 veces tras la operación, después de que Grifols haya recurrido a una emisión de bonos por 2.000 millones para financiar la operación.

El grupo se había marcado como objetivo llegar a las 4,3 veces, en parte gracias a la inyección de GIP, el fondo soberano de Singapur. Llegar a esta ratio ahora no será posible. Es más, con esta mochila de deuda, Grifols suspenderá el dividendo hasta 2024.

La deuda de Grifols vuelve a escena

La solución para no cargar el balance con más deuda habría sido acometer la compra de Biotest con una ampliación de capital. Así lo explicó Ignacio Méndez, director de análisis en Mirabaud Research España, en el podcast de cierre de mercados del 25 de octubre de finanzas.com.

Una vez descartado financiar el crecimiento con el recurso a los accionistas, los niveles de endeudamiento en Grifols regresaron al foco de los expertos.

“La compañía asume un elevado apalancamiento en un complicado momento operativo, por las dificultades que ha tenido en la obtención de plasma tras el Covid-19”, dijo Tito Guillermo López Goyoaga, responsable de la mesa de valores en Singular Bank.

El endeudamiento “es lo que ha hecho que las valoraciones de Grifols no estén descontando el escenario especialmente bonito del ‘equity story’ sino otro muy negativo por la parte de deuda”, recalcó Ignacio Méndez.

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Las implicaciones para los accionistas no son especialmente brillantes. “Estimamos que Grifols dejará de pagar dividendos en efectivo hasta 2024, aunque previsiblemente ofrecerá pagos en acciones”, añadieron los analistas de Bankinter.

¿Cuándo dirá basta el mercado?

Desde que trascendió la opa a Biotest a mediados de septiembre, la cotización de Grifols pierde alrededor del 7 por ciento. La desaprobación del mercado a la aventura alemana refleja las dudas que suscita la operación. La cuestión es cuándo dirán “basta” los inversores.

“El mercado lo dirá en caso de que las promesas de las sinergias de Biotest no se cumplen”, apuntó Méndez. En parte ya lo ha dicho, porque solo hay que ver el comportamiento que ha tenido uno de los principales rivales de Grifols, el grupo australiano CSL, en los últimos años.

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En concreto, las acciones de CSL se revalorizan en lo que llevamos de año el 4,5 por ciento mientras que Grifols soporta caídas del 14,5 por ciento. Esta brecha se ha abierto más pero juicio de Méndez tiene poca justificación.

Lo que sí muestra la dispar evolución de ambas compañías “son los miedos, el reflejo de que esas malas noticias respecto a la deuda” están también recogidas, apuntó Méndez.

El largo plazo deja brotes verdes

Con todo, el experto de Mirabaud divisó brotes verdes en el horizonte de Grifols. “Es una de las historias más sólidas de la bolsa española”, apuntó. El negocio funciona prácticamente en régimen de oligopolio y tiene barreras de entrada masivas para mantener a raya a la competencia.

La cuestión es cuándo reconocerá el mercado estas virtudes. A juicio de Méndez, el momento está claro. “Hay muchísimo potencial para la acción en el momento en que el mercado se dé cuenta de que la compañía se puede desapalancar”, apuntó.

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Para López Goyoaga está claro que el perfil de riesgo de Grifols “ha empeorado” con esta operación, aunque en su opinión, se espera que la compañía mejore tras la pandemia y la compra de Biotest.

“Grifols tras la operación estima unas ventas de 7.000 millones de euros con un margen del 30 por ciento para 2024”, apuntó López Goyoaga.

El mercado de deuda mantiene la calma tras la operación

Tal y como indicó el experto de Singular Bank, “el equipo directivo está acostumbrado a trabajar con ratios de apalancamiento elevados”.

En un diagnóstico parecido al de Méndez, “la reputación y la confianza estarán en función del grado de cumplimiento de las estimaciones operativas que justifican la operación de compra”, recalcaron las fuentes consultadas.  

Por ahora, las dudas que sí se han visto en la bolsa todavía no han llegado al mercado de deuda. El bono europeo que emitió Grifols para financiar la compra de Biotest se mantiene actualmente cotizando por encima de su precio de emisión, por encima de 100.

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Como recuerdan las fuentes consultadas, la compañía se ha comprometido a no realizar ninguna compra ni pagar dividendos hasta que la ratio de deuda no está por debajo de las cuatro veces.

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