Los emergentes han vuelto

Los últimos años han sido difíciles para la deuda de países en vías de desarrollo. Pero para BlackRock, 2016 marca el punto de inflexión. Aún así, con un primer rally ya en estado avanzado, habrá que afinar el ojo para evitar sustos.

En esa búsqueda de rentabilidad a la que se han visto obligados a entrar los inversores de renta fija, los activos de mayor riesgo, como los bonos de alto rendimiento (high yield), han percibido entradas importantes de dinero pese a la cautela con la que impera aún en el mercado. Al igual que ha ocurrido con la deuda gubernamental, la curva de la renta fija corporativa de compañías con calificación crediticia más baja se ha aplanado. ¿No queda ya de dónde rascar en el mercado de deuda? Todo lo contrario, opinan los expertos. Aún hay una joya que se ha quedado atrás y que aún ofrece una oportunidad interesante para quienes, eso sí, tengan el temple para aguantan las embestidas de la volatilidad: la renta fija de países emergentes.

Los últimos años han sido complicados para los mercados emergentes. Y es comprensible: ralentización del crecimiento global, inestabilidad geopolítica generalizada, volatilidad en las divisas locales, y una depreciación de su motor principal, las materias primas. Una lista demasiado larga como para animar a los inversores. Así, en los tres últimos años, con un apetito anémico por parte del mercado y señales de debilidad en la economía mundial, los diferenciales de los bonos emergentes emitidos en divisa fuerte se han ido ampliando significativamente mientras las divisas sufrían devaluaciones significativas. 

Así, hasta febrero. Ese mes marcó el punto de inflexión, cuando las noticias que llegaban desde China dejaban de vaticinar el desastre, cuando los vientos en contra se suavizaban, cuando BlackRock al fin anunciaba el final del mercado bajista en renta fija emergente. 

¿Qué vio la gestora para vaticinar el cambio de tono, incluso pese la amenaza convertida en realidad del «Brexit»? La clave está en las cifras. El indicador del Institute of International Finance de la actividad de mercados emergentes tocó fondo el último trimestre de 2015. Incluso Brasil ha publicado su primer mes de crecimiento positivo en dos años y su primera balanza positiva por cuenta corriente desde 2009. En ese optimismo se ha unido también el FMI, ya que según sus cálculos el crecimiento medio de los países emergentes aumentará un 4,7 por ciento de cara al próximo año. Y como apoyo, los bancos centrales. El banco central ruso ha recortado 50 puntos básicos, el de Malasia en 25 y el de Filipinas 100.

Así funciona

De media, la deuda emergente ofrece rentabilidades del entorno del 5 por ciento. Pero claro, hay quien se preguntará si llega tarde a la fiesta. Desde BlackRock, aseguran que no. «Seguimos viendo potencial en divisa fuerte, sobre todo en un mundo donde la rentabilidad escasea», afirma Pablo Golberg, experto de la firma. En divisa local también ve potencial en Brasil, India e Indonesia para quien pueda soportar la volatilidad. 

Eso sí, no todo inversor es igual y, por lo tanto, no toda aproximación debe ser la misma. En BlackRock abordan la deuda emergente con diversas soluciones: el BGF Local Currency Bond Fund ofrece tanto rentas atractivas como revalorización a través del comportamiento de la divisa. El BGF Emerging Market Corporate Bond Fund, por su parte, busca ganar con el estrechamiento de los diferenciales, pero sin estar expuesto al riesgo divisa. Por último, si los inversores están buscando un enfoque algo más descorrelacionado, pueden optar por la flexibilidad del BGF EM Flexi Dynamic Bond Fund, un fondo de retorno absoluto que puede moverse por todo el espectro.

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