¿Seguirá funcionando la gasolina de la vacuna en las farmacéuticas?

Estas compañías se han disparado en bolsa al anunciar que trabajaban en el desarrollo de una vacuna. Ahora que se entra en la fase decisiva de los ensayos es el momento de discriminar

El estallido de la pandemia del Covid-19, un virus desconocido hasta la fecha y una incógnita para la ciencia, ha impulsado a las compañías farmacéuticas y las ha convertido en las grandes ganadoras de los mercados bursátiles en los últimos meses.

Pero, desde que comenzaron a trabajar en el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus, estas empresas se han disparado solo con expectativas. Un ejemplo de ello es la biotecnológica estadounidense Novavax, una de las que se encuentra a la cabeza de la carrera y que este año se ha revalorizado más de un 1.000%, pasando de 200 millones de dólares de capitalización hasta los 2.700.

Ahora, que es cuando estas empresas están entrando en las fases decisivas de sus ensayos clínicos, tienen que desarrollar en entre 12 y 18 meses un trabajo para el que de forma habitual tardarían entre cinco y diez años. Tras la gran confianza de los inversores depositada en ellas, el fracaso supone un alto riesgo, pero según los analistas, estas empresas seguirán teniendo recorrido más allá de la batalla por la cura del Covid-19.

«Pueden registrarse en movimientos importantes en función del éxito y del fracaso, pero es de esperar que, vista la tónica actual del mercado, sean mucho más recompensados los aciertos, en comparación con el castigo que recibirán los fracasos», señala Aitor Méndez, analista de IG. Para este experto los inversores deben tener muy en cuenta tanto el sector farmacéutico tradicional como la nueva biotecnología para tener en cartera.

«Es un sector totalmente anticíclico y, además, parece probable que el hecho de encontrar una vacuna, más allá de que deje a un gran ganador, pueda beneficiar a todo el sector», asevera. No obstante, tampoco descarta que se den correcciones puesto que en algunos casos «los avances han sido fruto de las especulaciones, o simplemente por el efecto contagio del buen hacer de sus competidores», aclara Méndez.

Más cautelosa se muestra Elena Rico, analista de Renta 4, que recomienda observar este tipo de compañías más allá del viral y poniendo el foco en el negocio en sí. «Se han creado unas expectativas y si no se cumplen el movimiento a la baja de la cotización puede ser bastante alto -explica- pero esto no implica que pueda tener un impacto real en cifras o que la tesis de inversión en esa farmacéutica cambie, sino que es simplemente un estudio más que se le añade con una probabilidad como el resto».

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Ante la incertidumbre, Rico recomienda apostar por aquellas farmacéuticas que buscan la cura al virus a través de tratamientos tradicionales, principalmente basados en la oncología, ya que aportan una mayor seguridad.

El riesgo de Moderna

En este sentido advierte del peligro que conllevan investigaciones como la de Moderna, que trabaja en una vacuna que parte de cero. Además de que la posibilidad de fracaso es mayor -ya ha sufrido varios reveses-, puede contar con un problema extra: la fabricación. «Se trata de la primera vacuna que se desarrolla con una tecnología innovadora, por lo que no existe una fábrica que cumpla los requisitos y esto supone un riesgo adicional, pese a que se esté avanzando en adaptar este ‘manufacturing’ necesario», explica.

Por lo tanto, esta experta se decanta por biotecnológicas de elevada capitalización porque cuentan con muchos más recursos financieros para poder sostener los resultados de los ensayos. No obstante, para Rico la opción más segura es apostar por un medicamento en vez de por una vacuna. «Es más probable que se reutilice un fármaco que ya está en el mercado», indica. «Los ensayos con medicamentos que ya están aprobados y de los que ya se descartan efectos secundarios tienen más posibilidades de éxito y probablemente saldrán antes que la vacuna», asegura.

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De hecho, esta semana, la Agencia Europea del Medicamento dio luz verde al fármaco Remdesivir, de Gilead Sciences, como primer tratamiento contra el coronavirus. La última palabra la tiene la Comisión Europea, que en los próximos días tendrá que decidir si aprueba o no este medicamento. De ser así, las previsiones de Rico podrían cumplirse.

La clave para Miguel Ángel Bernal, profesor en la Fundación Estudios Financieros, es mirar hacia otros sectores que también estén relacionados con el Covid-19, como los fabricantes de respiradores, y no seguir invirtiendo en la vacuna. Y es que considera que la subida de las farmacéuticas ha sido indiscriminada y teme que algunas empresas se queden descolgadas.

"Es el momento de discriminar, incluso para aquellos perfiles más conservadores y que tengan plusvalías. Igual es momento de recoger una parte del beneficio porque desde luego el día que empiecen a caer lo harán de verdad"

«Es el momento de discriminar, incluso para aquellos perfiles más conservadores y que tengan plusvalías. Igual es momento de recoger una parte del beneficio porque desde luego el día que empiecen a caer, cuando caigan, caerán de verdad», predice.

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Otro inconveniente a tener en cuenta es el compromiso que existe por parte de estas compañías para ofrecer los tratamientos contra el virus SARS-CoV-2 prácticamente a precio de coste para evitar lucrarse con la pandemia. Por ello, hay que tener en cuenta que los potenciales beneficios que esperan los inversores pueden ser muy inferiores.

En este sentido, Méndez apunta que, aunque la comercialización de una vacuna se produzca con unos márgenes muy reducidos para el fabricante, «el volumen de ventas será que tal seguirá siendo interesante para los laboratorios fabricarlas, por lo que se espera que la compañía o compañías que sean capaces de producirlas se van a ver también muy respaldadas en la bolsa».

En líneas generales, incluso en un contexto de no pandemia, el sector farmacéutico está muy expuesto al éxito o fracaso de sus nuevos medicamentos y tratamientos. «Tal vez no tanto en el caso de los gigantes del sector, pero sí que lo vemos con mucha claridad en el caso de los pequeños laboratorios», explica Méndez.  Este experto señala como ejemplo el último rally alcista registrado por la farmacéutica gallega Pharmamar tras la aprobación en Estados Unidos de su tratamiento contra el cáncer de pulmón.

Si llegan fuertes desplomes cuando haya un ganador, según Bernal, será porque los inversores tienen en mente lo que podría ser para una empresa contar con la vacuna que frene el virus que ha causado ya cerca de medio millón de muertes en todo el mundo. Pero, a pesar del Covid-19, «seguirán siendo farmacéuticas con perspectivas bursátiles», concluye.

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