Las aerolíneas europeas, condenadas a un tercer trimestre sin beneficios

El sectorial europeo retrocede en el año un 40%, lo que no parece mucho teniendo en cuenta que ni una sola compañía europea presentará beneficios en el tercer trimestre

Lo primero que hizo Warren Buffett nada más estallar la pandemia del coronavirus fue vender sus participaciones en las principales aerolíneas estadounidenses. Su fino olfato para los negocios le volvía a hacer un gran servicio. Intuía lo que se venía encima.

Seis meses después, las aerolíneas siguen sin levantar cabeza, aún cuando han recibido un rescate de más de 77.000 millones de euros.

El sectorial europeo retrocede en el año un 40%, lo que no parece mucho teniendo en cuenta que ni una sola compañía del Viejo Continente presentará beneficios en el tercer trimestre, según las previsiones de UBS.

Una máquina de quemar efectivo

En realidad, sería un milagro que lo hicieran, teniendo en cuenta que las compañías aéreas quemaron 51.000 millones de dólares en el segundo trimestre, según datos que acaba de desvelar de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

Y no solo eso. Se espera que los ingresos por pasajeros sean un tercio de los niveles normales para fin de año, tal y como recordó Brian Pearce, economista jefe de la asociación.

Si las cosas se quedasen así, habría motivos para ver la luz al final del túnel. Sin embargo, todo apunta a que el sector está dando los primeros pasos de lo que será una larga travesía por el desierto.

Lo duro llega con el invierno

El problema es que se acaba de terminar el verano, la mejor época del año sobre el papel. Y con el inicio de la temporada de invierno, toca afrontar la dura realidad: “vemos un entorno comercial más difícil”, recuerdan en UBS.

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En junio la situación era otra porque el virus estaba bajo control. Al menos, por el lado de las expectativas. Había una pequeña esperanza de hacer el agosto. Pero la fuerza de la segunda oleada ha arrasado con todo.

De hecho, en junio, cuando Europa se encontraba literalmente bloqueada, las restricciones a los viajes en la Unión Europea alcanzaban al 71% de las rutas.

En agosto, este porcentaje se había reducido hasta el 42% pero un mes después, la cifra volvió a escalar hasta el 67% , según datos del banco suizo.

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El impacto de las restricciones

Imposible luchar contra tantos elementos. Es más, con este nivel de restricciones, y dada la improbable recuperación de los viajes de negocios, las aerolíneas “seguirán reduciendo su capacidad durante el cuarto trimestre”, explican en UBS.

Peores aún son las previsiones de la IATA, cuyos expertos no esperan que las compañías retornen a los flujos de tesorería positivos hasta dentro de años. Y eso que vaticinan más despidos para compensar una caída de las ventas del 80%.

Para colmo de males, los precios del combustible para aviones se desplomaron un 50% con la pandemia.

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En teoría, debería haber sido un beneficio, pero muchas aerolíneas ya se habían cubierto contra posibles subidas antes del estallido, con lo que no han podido sacar provecho de las caídas.

Argumentos para ver el vaso medio lleno

A pesar de todos los problemas que tiene encima el sector, los fieles a la teoría del sentimiento contrario tienen razones para sospechar que este quizás sea el mejor momento para comprar aerolíneas. Y hay argumentos que lo apoyan.

Por ejemplo, Citi dice que "cada vez es más obvio que ha habido un cambio radical de sentimiento" en los últimos tres meses en las aerolíneas. Hay que ser ciertamente optimista para ver así las cosas, o directamente darle la vuelta a la tortilla.

Es lo que hacen en el banco estadounidense cuando hablan de que este cambio de sentimiento se está viendo en los “inversores más eruditos", los que buscan "abrazar los aspectos positivos en lugar de los obviamente negativos".

Puestos a pensar en verde, y aunque no ven ningún catalizador, en UBS reconocen que podría haber sorpresas positivas. Por ejemplo, con la formación de corredores de viajes o el potencial anuncio de una vacuna contra el coronavirus.

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Tampoco pasan por alto los expertos de la entidad suiza los beneficios que traerían para el sector una disminución de los contagios o incluso la instauración de pruebas de detección en los aeropuertos. 

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