Voladura controlada en los mercados

 Están escondidos bajo tierra los ultraliberales ante la ola de intervencionismo estatal que nos arrolla. Recuperado -a la fuerza obligan-[…]

 Están escondidos bajo tierra los ultraliberales ante la ola de intervencionismo estatal que nos arrolla. Recuperado -a la fuerza obligan- el amor perdido por el tanta veces denostado 'papá Estado', ese ente inoperante y fuera de lugar cuando de la cosa económica se trata, y por lo tanto rotos los pilares sobre los que han asentado los mercados financieros desde el crack de 1929, se echa de menos una dosis mayor de autocrítica y vergüenza torera.

Autocrítica para salir a la palestra y pedir perdón en el caso de las agencias de calificación crediticia y la banca de inversión y vergüenza torera en el caso de nuestros políticos -y por qué no decirlo, de los bancos centrales- a la hora de explicar a los ciudadanos que van a ser ellos -inversores o no, seguidores fieles del o amantes de la jardinería- los 'paganinis' de una crisis sobre la que, como ha dicho el comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, "no hay una idea clara" de cuando se recuperará la normalidad. Dicho de otra forma, que no tiene ni puñetera idea. Como todos.

También ha dicho Almunia que hay que reforzar la transparencia y que los ministros europeos tienen una visión más pesimista de la situación. Como si no supieran que, también en Europa, quedan sorpresas más que desagradables por destapar entre las entidades financieras. Que habrá fusiones -concentración en definitiva- a la fuerza para los que estén contra las cuerdas y ya veremos si alguna quiebra al estilo Lehman Brothers en un caso desesperado. Por cierto que, ayer mismo, el banco danés EBH Bank tuvo que ser intervenido por el agujero que los préstamos a promotores inmobiliarios le han generado.

La pregunta es obvia. ¿Por qué no se aplican las autoridades europeas el principio de transparencia y obligan a las entidades financieras del Viejo Continente a contarnos ya las bondades y las miserias de sus cuentas de resultados? Uno sospecha que ésta es una opción indeseable a la vista de que los mercados están cogidos con alfileres -más intervenidos es imposible- y de que una retahíla de malas noticias se los llevaría por delante sin la menor resistencia. Los disgustos, tacita a tacita, no vaya a ser que se atraganten.

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Estados Unidos ya le ha puesto ceros a su plan de choque: 700.000 millones de dólares a los que, atención, podrán acogerse bancos extranjeros. ¿Está ejerciendo el tío Sam de tío Sam o asistimos a una voladura controlada en los mercados? Más bien lo segundo en plena farsa en las bolsas. Tras la subida inducida del viernes a base de proteccionismo, intervención y candado, las bolsas terminaron la semana con una subida superior al 1%.

¿Cabe mayor pantomima? Ahora resulta que los siete días que han cerrado la caja de un modelo de banca de inversión -hace ya unos años que murió el de las compañías auditoras tras el engaño masivo que destapó el caso Enron- enterrado y bien enterrado bien merecían la mayor subida de la historia en el . Y mientras, los teóricos del libre mercado siguen en las madrigueras. A qué esperan para contarnos su versión. Agárrense, que vienen curvas.

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