El BME de Antonio Zoido, contra los elementos
Dos años y dos meses en bolsa le han dado mucho de sí a . Alegrías, unas pocas; penas, unas[…]
Dos años y dos meses en bolsa le han dado mucho de sí a . Alegrías, unas pocas; penas, unas cuantas. El bueno del presidente Antonio Zoido, que tuvo que ver como el mercado se comía el precio de colocación -31 euros- a las primeras de cambio y que tuvo que hacer una larga travesía del desierto hasta ponerse en positivo, vive de nuevo horas amargas. El holding que agrupa a los mercados españoles es el peor valor del en 2008 con una caída cercana al 60%. Con todos los elementos en contra, ni la deuda cero del grupo ni unos costes más que ajustados salvan a de la quema. Y Zoido, como casi siempre, sufre con el mismo silencio con el que el año pasado acompañó a la subida del valor hasta los 47,67 euros, su máximo histórico. Cuestión de discreción.
Hace apenas nueve meses, la situación era preocupante pero más que soportable. En la tradicional comida de Navidad, Zoido se refirió a un "año excepcional" -el de 2007- en cuanto a contratación, capitalización y liquidez, todas ellas en niveles record. Y también recordó que el había mantenido mantenido su ventaja competitiva frente a otros índices mundiales, alabó la fortaleza de la economía española "que sigue creciendo más que otros países de la eurozona" y "el atractivo internacional del mercado español y su competitividad frente a otras bolsas mundiales".
Hoy, el globo se ha pinchado. Hay vientos de recesión en la economía patria, los volúmenes de contratación en bolsa se han caído sin remisión y nuestro es el de peor comportamiento de los grandes mercados mundiales junto al italiano y el Hang Seng, de Hong Kong. El resultado es que ha perdido de pronto todo su 'sex appeal', el mismo que le había convertido en un valor de moda porque hace un año era el objetivo número uno de sus competidores, la una de las piezas más deseadas.
Cosas del mercado en tiempos de máxima incertidumbre, cuando entre lo bonito y lo feo no cabe un alfiler. Hace poco tiempo, el valor se asomaba a los 50 euros, un valor que el propio era incapaz de justificar con los fundamentales en la mano. Ahora, con el mercado crediticio cerrado y el corporativo bajo mínimos, es cuando se recuerda que el hólding está blindado -el Gobierno tiene derecho de veto- y que es muy pequeñito, con un valor de poco más de 1.600 millones de euros, frente a los 12.200 de su viejo pretendendiente Deutsche Böerse o los 2.600 del LSE.
Pero hay más. La pérdida de algunos valores de primer nivel -Endesa está bajo mínimos de liquidez, ha sido adquirida por , está en proceso de fusión con British Ayrways-, la práctica desaparición de las salidas a bolsa -la de la CAM, por su free float, es testimonial- y la huida de los inversores finales de una bolsa algo más que peligrosa forman un triángulo preocupante, máxime ante la proliferación de plataformas de negociación independientes -Chi-x o Turquoise- que ya veremos si son capaces de competir al máximo nivel.
Conviene en estos tiempos de turbación y extremos una llamada a la calma. Un grupo con más de 400 millones en caja, con una rentabilidad por dividendo entre el 6% y el 7% y una estructura de costes más que ajustada no puede haber perdido todo el atractivo en seis meses. A Zoido y su equipo no les queda otra que esperar. La novia perfecta es hoy el patito feo del salón de baile por mor de una crisis especialmente virulenta con España. El flemático presidente de , sin ruido, esperará lo que haga falta para que una mano amiga le saque a bailar.