Criteria: un mal año que pagan 360.000 parroquianos de La Caixa

 Un año da para mucho y más uno como el que hemos vivido durante los últimos doce meses. Da para[…]

 Un año da para mucho y más uno como el que hemos vivido durante los últimos doce meses. Da para perder mucho, como les ha pasado a los accionistas de Critera, el holding de La Caixa, que este miércoles cumple su primer aniversario en bolsa.

La sociedad de inversión de la tercera entidad financiera de España decidió convertirse en una empresa pública en un momento en el que los mercados ya iban cuesta abajo. El motivo de seguir adelante con la oferta de acciones cuando la tormenta financiera ya calaba los huesos fue el de cumplir con la exigencia del Banco de España, que había pedido -y sigue pidiendo- cotizar en bolsa a las cajas que quisieran comprar bancos en el exterior.

Ricardo Fornesa, presidente de Criteria, y Juan María Nin, director general de La Caixa, justificaron incluso el calendario de la salida a bolsa al asegurar que, "a diferencia de lo que hubiera podido pasar en momentos de efervescencia máxima, ahora es una excelente oportunidad de inversión". Los gestores de Criteria se enrocaron en la idea de que su holding no era un holding y que, por tanto, no debería estrenarse en los mercados con el típico descuento sobre el valor neto de sus activos (NAV) -rebaja del precio- de entre el 20 y 30% que se le exige a este tipo de sociedades.

Fornesa, un banquero al que se le echara de menos cuando se jubile más pronto que tarde, demostró que de cuestiones bursátiles no andaba muy fino. Quizás mal asesorada por excelentes bancos de inversión, como Morgan Stanley y UBS, el veterano abogado del Estado se dio de bruces contra la realidad de un mercado que le dio la espalda antes de que cotizara. La demanda institucional fue exigua, lo que obligó a fijar el precio de las acciones en 5,25 euros, casi al mínimo de la horquilla no vinculante, que oscilaba entre 5 y 6,5 euros.

Pese a la claudicación inicial, La Caixa forzó el precio y mantuvo la cotización cerca de los 5,25 euros durante un mes para poder ejercer el green shoe de la OPS y embolsarse otros casi 400 millones de euros por la colocación de 75 millones de títulos adicionales. A partir de ese momento, la acción, ya sin la intervención de los brokers amigos, entró en barrena con la ayuda de una inoportuna emisión de bonos en mayo que cotiza a poco más de 3 euros, un 40% por debajo del precio de salida a bolsa.

Siendo verdad que el valor está excesivamente sobrevendido, ya que se le penaliza con un descuento de casi el 40% sobre su NAV, no es menos cierto que La Caixa cometió errores de bulto y que hoy en día tiene a más de 360.000 particulares con un cabreo monumental. Demasiada gente para un proyecto que, además, no cumple con su estrategia fundamental de reducir el peso de sus participaciones industriales en favor de las inversiones en el sector financiero, si finalmente la caja acude en masa a la ampliación de capital de Gas Natural para comprar Fenosa.

En definitiva, una operación forzada, realizada con demasiada dosis de vanidad, que, como no podía ser de otra forma, ha dado sólo disgustos. Un buen aviso para navegantes, como Caja Madrid, que quiere replicar en dos semanas el experimento con su Cibeles. Apuesto caracoles contra corderos a que no sale del puerto.

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