Cinco errores a evitar al planificar la jubilación

Retrasar el ahorro, no asumir riesgos, confiar en que la pensión será suficiente, no ahorrar de forma periódica y no revisar la evolución de las inversiones son los principales desaciertos al planear el retiro

Las certezas sobre el sistema público de pensiones son escasas y, a pesar de que el Gobierno está diseñando su reforma con la que pretende dotar de sostenibilidad al sistema, lo único cierto, según los expertos, es que a medio plazo las pensiones no serán tan generosas como hasta ahora. En octubre a pensión media se situó en 1.016 euros.

Ante esta merma, el trabajador que no quiera perder poder adquisitivo en su etapa de retiro debe planificar bien su jubilación.

Para ello, el primer paso es definir qué tipo de retiro se desea y cuánto dinero se necesitará para conseguirlo. Después hay que trazar un plan financiero a la medida de cada ahorrador y evitar los cinco errores más frecuentes que se cometen al planificar la jubilación.

Confiar en que la pensión pública cubrirá todas las necesidades

Pensar que la pensión pública será suficiente para mantener el estilo de vida del que gozan en su etapa laboral es el primer error en el que incurren muchos trabajadores.

En la actualidad, la tasa de sustitución -porcentaje del salario que cobra el trabajador cuando se jubila- ronda en España el 83% de media, 20 puntos porcentuales más alta que la media de los países de la OCDE, por lo que los expertos aseguran que esta se reducirá a medio plazo.

Si a esto se suma que la esperanza de vida en España cada vez es mayor, ahora está en los 83 años y aumenta entre 3 y 4 meses por año, los futuros jubilados tendrán que mantenerse durante más tiempo con el dinero procedente de su pensión.

Por ello, en opinión de Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (OCOPEN), “pensar que la pensión pública de jubilación va a ser suficiente para mantener el nivel adquisitivo que teníamos antes de jubilarnos es un error”.

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Considera “fundamental que los trabajadores planifiquen sus necesidades futuras y en función de ellas calculen qué ahorro se necesita acumular a largo plazo para mantener la calidad de vida en la etapa en que menos dinero se ingresa”.

Para llevar a cabo esta planificación es esencial conocer la cuantía de sus futuras pensiones y para ello la Seguridad Social pone a disposición de los ciudadanos un programa de simulación para conocer esta cuantía.

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Y, aunque según fuentes de EFPA, “en ocasiones estas simulaciones no se ajustan a la realidad, y más con tantos años por delante”, pueden suponer una guía interesante de cara a diseñar una estrategia de inversión en el largo plazo.

Retrasar el ahorro

Empezar a ahorrar tarde es otro de los errores más comunes. Los expertos recomiendan hacerlo nada más cobrar el primer salario, ya que el ahorro sistemático permitirá acumular un capital final suficiente para constituir una renta que complemente la pensión pública.

Así lo considera Isabel Casares, para quien el ahorro debe empezar “desde el momento en que comenzamos la actividad laboral y recibimos ingresos, de tal forma que tengamos tiempo para complementar la pensión pública. Cuánto más retrasemos el ahorro menos beneficios vamos a obtener de él”.

Las dos ventajas de comenzar a ahorrar pronto son que supone un menor esfuerzo, porque con pequeñas cantidades es suficiente, y que ese ahorro resulta más productivo, ya que sus beneficios generan intereses adicionales.

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“Los trabajadores tienen que entender que su jubilación será distinta a la de sus padres y demorar el comienzo del ahorro para la jubilación solo hará más cuesta arriba conseguir el objetivo", asegura Rafael Villanueva, manager retirement de Willis Towers Watson España.

No realizar un ahorro periódico

Una vez que el trabajador se ha concienciado de que tiene que llevar a cabo un ahorro finalista y ha elegido el producto para hacerlo, puede caer en el error de ahorrar de forma esporádica.

Esto suele pasar cuando optan por un plan de pensiones y concentran sus aportaciones en el último trimestre del año para beneficiarse de los incentivos fiscales y desgravarse de su base imponible del IRPF.

Lo recomendable es realizar aportaciones periódicas, por ejemplo cada mes. Según fuentes de Mapfre esto conlleva dos ventajas: “el trabajador se compromete con el ahorro y lo considera un gasto fijo como la letra de la hipoteca, del coche o el gimnasio”, además, al aportar varias veces se diversifica el valor de la adquisición, es decir, “no compra a un valor sino a varios y esto le expone menos a la volatilidad”.

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Por su parte, Rafael Villanueva considera que "a largo plazo, pequeños esfuerzos de ahorro consiguen resultados sorprendentes. Con frecuencia, es más importante ser constantes con cantidades pequeñas, que realizar solo aportaciones esporádicas, aunque más elevadas”.

Los expertos recomiendan ahorrar entre un 7% y un 10% de los ingresos mensuales. Otros señalan que un objetivo razonable es el 15% del salario bruto anual si se empieza a ahorrar a los 25 años; un 18% si se comienza a los 30 años o un 23% si se empieza a los 35 años.

Según fuentes de Singular Bank, “las matemáticas lo dejan claro: cuanto antes se empiece, menor será el esfuerzo”

No asumir riesgos en la inversión

Si se empieza a ahorrar pronto, el horizonte temporal de la inversión es muy largo por lo que el ahorrador puede permitirse asumir mucho más riesgo debido a que si sufre pérdidas puede recuperarlas a largo plazo.

Según fuentes de EFPA los ahorradores jóvenes pueden invertir en planes de pensiones con un mayor porcentaje en renta variable para obtener una mejor rentabilidad en el largo plazo e ir trasladando, con el paso del tiempo y según se acerque la jubilación, su cartera a posiciones más conservadoras.

No obstante, “hay que tener en cuenta que, en el escenario de tipos de interés bajo mínimos y prolongados en el tiempo, los inversores particulares deben saber que la única forma de obtener rentabilidades suculentas conlleva la asunción de más riesgo”, apuntan las mismas fuentes.

La clave está en ir adaptando el nivel de riesgo en cada etapa de la vida: asumir más riesgo en la etapa de juventud y reducir esta exposición cuando se aproxima la jubilación.

No revisar periódicamente el ahorro 

Muchos ahorradores que invierten en planes de pensiones se limitan a hacer aportaciones al plan y no supervisan el resultado de su inversión ni la evolución de su rentabilidad.

Para subsanar este error es muy importante analizar la información que la entidad con la que se ha contratado el plan envía cada tres meses con información detallada del mismo.

De esta manera, si el ahorrador no está conforme con la evolución de su plan podrá realizar los ajustes necesarios e incluso trasladar el capital de ese plan a otro sin ninguna penalización.

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