La deuda de Telefónica siente la presión del riesgo divisa y de la volatilidad

Telefónica logró reducir su deuda en 2022, pero acusará una incertidumbre macroeconómica y unos riesgos divisa que seguirán presionando sus ratings

Después de cerrar un año 2022 bastante fructífero en cuestión del crecimiento orgánico de su negocio y de la reducción de su deuda, Telefónica estaba dispuesta a afrontar el 2023 con una base sólida desde la que seguir desapalancándose, a la vez que trataba de asaltar la frontera bursátil de los 4 euros.

La compañía dirigida por José María Álvarez-Pallete, sin embargo, se está encontrando ahora muchos más baches de los esperados en su camino.

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Y es que, a pesar del beneficio esperado para su negocio a raíz de la consolidación prevista dentro del sector de las telecomunicaciones, la empresa está siendo víctima de un contexto macroeconómico que dificulta sus avances.

Por ello, según explicaron desde Bloomberg Intelligence, Telefónica seguirá notando la presión sobre su deuda que ejercen factores como el riesgo divisa y la volatilidad, y continuará viendo peligrosamente de cerca las opciones de caer a una calificación de bono basura en sus instrumentos de renta fija.

Una rebaja en los ratings de Telefónica sería muy preocupante

"La consolidación en España y Brasil podría ser positiva para Telefónica, pero la incertidumbre económica, la volatilidad de los tipos de cambio y unas métricas crediticias muy ajustadas siguen representando una amenaza para las calificaciones bajas de triple B (de la empresa)", señaló el experto de Bloomberg Intelligence, Aidan Cheslin, en su último informe sobre la compañía.

Telefónica, cabe recordar, cuenta con notas Baa3 de parte de Moody's, BBB de parte de Fitch, y BBB- de parte de Standard & Poor's (S&P).

En los casos de S&P y de Moody's, estos niveles de calificación implican que la empresa está tan solo un paso por encima del escalafón que comúnmente se denomina como "basura", dado que el riesgo implícito en las compañías con estas notas es mucho más elevado.

En el caso de Fitch, mientras tanto, la nota otorgada está dos escalones por encima del bono basura, algo que Cheslin, sin embargo, ya señaló anteriormente como "optimista" por parte de la agencia neoyorquina, en vista del elevado nivel de deuda de Telefónica.

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El analista, además, quiso alertar en su último informe sobre el peligro que puede suponer una rebaja crediticia en un contexto de tipos de intereses altos, a pesar de que Telefónica no tiene fechas próximas de vencimientos de bonos.

"S&P y Moody's consideran que el apalancamiento de la empresa es débil para su rating, y no creemos que eso haya cambiado recientemente", explicó el analista.

Cheslin, asimismo, señaló que "si cualquiera de las dos agencias asigna una perspectiva negativa, esto podría tener un impacto desproporcionado en los diferenciales de crédito, dado el volumen de deuda pendiente en Telefónica".

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En este sentido, cabe destacar que los bonos de Telefónica están resistiendo bien los envites del mercado, en líneas generales, logrando mantener sus precios relativamente estables.

También es cierto, no obstante, que esto es, en parte, gracias a que los cupones pagados por Telefónica son considerablemente altos, lo que los hace muy apetecibles para inversores que no pueden entrar en bonos basura, pero que sí encuentran la rentabilidad de estos en la cotizada del IBEX 35.

Porque algunos bonos de la empresa de telecomunicaciones española, como el US87938WAT09 emitido en 2017 y con vencimiento en 2027, ya contaba con un alto cupón inicial del 4,103 por ciento.

Ahora, sin embargo, ya ofrece un rendimiento cercano al 4,2 por ciento, gracias a una leve caída en su precio que también experimentó el bono XS0545440900, por ejemplo.

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Este último bono denominado en libras, en consecuencia, ofrece un cupón del 5,3 por ciento que es, a todas luces, muy atractivo dentro del mercado de renta fija.

Así pues, Telefónica sabe que cuenta con un gran respaldo dentro de la renta fija porque a los inversores les atraen sus bonos, pero también que muchos de ellos solo pueden estar en su papel mientras este conserve un rating de grado de inversión.

Y en el actual contexto de incertidumbre, un mal resultado de ebitda, o una operación de adquisición mal digerida por el mercado, puede añadir presión sobre esta calificación.

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