Le engaña su fondo de ¿gestión activa?

¿Cree que por optar por un fondo frente a un ETF va a batir al mercado? Igual no. Hay vehículos que cobran una comisión alta, pero su labor es prácticamente la de replicar el índice. Preguntamos a los expertos por aquellos indicadores a vigilar.

En el debate de gestión pasiva frente a gestión activa ambos bandos tienen un enemigo en común: los fondos de inversión que afirman ser gestión activa, pero que en realidad se dedican a replicar el índice. ¿Por qué es tan importante vigilar si su fondo verdaderamente le está ofreciendo una gestión activa? Pues tan sencillo como porque está pagando por ello. «Está pagando una comisión de gestión y depositaria dentro del fondo para que el gestor seleccione los mejores activos, determine los pesos en cada uno de ellos, controle el riesgo, realice los cambios necesarios, etc...», recuerda Carlos Farrás, socio director de DPM Finanzas. «Si el fondo se va a limitar a seguir un índice replicando la cartera o comprando futuros, deberá ofrecer unos menores costes de gestión porque en su defecto el inversor está pagando más por algo que puede realizar a través de otros instrumentos como los ETF´s mucho más eficientes y baratos», recuerda el experto. 

Siempre hay que saber qué producto se tiene en cartera, asevera José María Luna, de Profim. Pero además, porque como recuerda Pablo García Estévez, profesor de CUNEF, no conlleva los mismos riesgos un fondo de gestión activa que uno de gestión activa. El primero intenta replicar a un índice «y busca un equilibrio entre la semejanza y los costes inherentes para conseguirla», explica el profesor. El segundo intenta batirlo. «Es más complicado pues se basa en el 'arte' del gestor, más que en la matemática». 

Por suerte, existen una serie de parámetros cuantitativos y cualitativos que el ahorrador puede analizar para determinar si su fondo tiene detrás una gestión activa o si meramente se dedica a comprar las mismas acciones y con el mismo peso que el índice al que está referenciado. El problema, como resalta Fernando Luque, de Morningstar, es que los datos más precisos rara vez vienen desglosados en las fichas de los fondos. De quererlo, habría que pedirlos a la gestora. 

PARÁMETROS A VIGILAR

La manera más sencilla que tiene el inversor de determinar qué grado de «activo» está siendo su gestor es comparar el gráfico de la evolución del fondo frente a su índice de referencia. Si las subidas y las caídas son paralelas es señal de que la composición de la cartera y el índice es muy similar. Esa es otra vía: estudiar qué posiciones componen el fondo y si corresponden con los pesos del indicador bursátil. Otra señal de alerta, para Luque, es el excesivo uso de futuros. Si entre las mayores posiciones del fondo de bolsa española encuentra un futuro del Ibex-35, sospeche. Esto se mide a través del 'active share', es decir, qué porcentaje del fondo tiene una composición diferente al índice. El umbral para un fondo activo suele ser un 'active share' del 60 por ciento, afirma Pablo Nortes, analista de Tressis. 

Para ser más clínicos, los asesores y selectores de fondos usan indicadores como la «beta» o el «alpha». La «beta» mide la correlación del fondo con el índice. Si es muy cercana a 1 es que el comportamiento es prácticamente el mismo, es decir, que es un indicador de que se realiza una gestión más pasiva. Es importante vigilarlo en plazos largos (3-5 años) ya que, como resalta Luna, el fondo se irá quedando atrás por el impacto de las comisiones en la rentabilidad. El «alpha» del fondo mide su capacidad de batir al mercado independientemente de que este suba o baje. Si prácticamente es cero o negativa nos estaría indicando que se está realizando una gestión pasiva o una pobre gestión activa, cuenta Farrás.

Si un fondo reúne las dos cualidades, la de ser indexado y la de cobrar altas comisiones, tendrá un ratio de información negativo. Este dato, explica Nortes, mide el exceso de rentabilidad respecto al índice por unidad extra de riesgo frente al índice. Es decir, mide cuánto de más gana el gestor al apostar por valores que no están (o no en ese peso) en el índice, señala Luna. Cuanto más alto sea, sabrá que es un producto de gestión activa, pero que además lo hace bien

Es una cifra difícil de conseguir, reconocen los expertos. Tendría que calcularse conociendo los valores liquidativos tanto del fondo como del índice de referencia. De ahí que el ratio más común en la industria sea el «tracking error». Unidad de riesgo extra tomada por el gestor frente al índice de referencia. Si es bajo (inferior al 1-2 por ciento aproximadamente), cuenta Nortes, serían indicativos de una gestión cercana al índice. Según García Estévez, «en la gestión pasiva, el tracking error debe tener como máximo un 2 por ciento de variación frente al 'benchmark' (índice de referencia). Sin embargo, en el caso de la gestión activa, se situará como máximo en el 7 por ciento». 

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QUÉ COMISIONES EXIGIR

A los expertos les es difícil dar una cifra concreta de qué comisión sería aceptable para qué tipo de gestión porque incluso dentro de las estrategias activas hay clases de activos que requieren mayor o menor sofisticación en la operativa. En general, «se justificará mayores costes asociados a un fondo cuanto mayor alfa genere en el largo plazo», comenta Farrás. Por ejemplo, por encima del 1,25-1,5 por ciento para fondos de riesgo con gestión activa y menores del 0,6 por ciento para los de gestión pasiva (ETF´s). Pero dentro de la propia gestión activa hay que distinguir. Para Nortes, en renta fija de corto plazo, un 0,75 por ciento de comisión sería lo aceptable; en renta fija con algo más de riesgo, un 1-1,5 por ciento; y en renta variable, las comisiones se acercan al 1,5-2 por ciento.

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