Cómo preparar las carteras de fondos para los próximos meses
De cara a los próximos meses, los asesores consideran que hay que potenciar el peso de la renta variable en las carteras, sin olvidar el elemento diversificador que suponen los alternativos. Los fondos de renta fija deben perder peso o al menos reducir su
Los mercados están evolucionando y las carteras de fondos para los próximos meses tendrán que tener en cuenta hechos como un mayor crecimiento global y la aparición y futura extensión de la inflación, algo que hasta hace poco tiempo parecía impensable. De cara a los próximos meses, las claves de las carteras de fondos serán aumentar el peso en renta variable, si bien la renta fija no puede faltar como elemento diversificador, preferiblemente con duraciones cortas para eliminar el riesgo de tipos de interés. Y es que la diversificación será clave para cubrirse ante eventos inciertos futuros, como las próximas elecciones en Europa, y por ello los activos alternativos son un elemento que tampoco conviene olvidar. Las carteras más conservadoras tampoco dejarán de lado los fondos monetarios, según los expertos.
«Esperamos asistir a buenos datos macro, con repunte de precios y revisiones al alza de los beneficios por acción de las empresas. Lo anterior beneficiará a la renta variable, y perjudicará a la renta fija. Pese a esto último, una cartera ha de estar diversificada, es decir, debe contar con fondos en renta fija, eso sí de duración corta, menos sensibles a las subidas de tipos de interés», comenta Estefanía Ponte, directora de Análisis y Asesoramiento de BNP Paribas.
«Aunque la volatilidad actualmente se encuentra en unos niveles bajos, no podemos olvidar que queda por delante un año con citas importantes como las elecciones en Alemania o Francia, o focos de tensión que persisten como la evolución del Brexit o la implantación de las políticas de Trump. La diversificación sigue siendo la mejor herramienta para construir carteras», recuerda David Sánchez desde Andbank. «La volatilidad moderada en un entorno de bajas correlaciones va a generar oportunidades a los gestores más activos, sin olvidarnos de la diversificación, que debería ser otro motor de nuestro rendimiento», coincide Jorge Hernández Cifuentes, director de Fondos, Banca Privada y Carteras en CaixaBank AM.
«En estos momentos el nivel de riesgo de una cartera debe ser neutral, ni demasiado positivo ni negativo. Para conseguir este fin combinamos fondos teniendo en cuenta que estamos muy positivos en los monetarios y alternativos, neutrales en bolsa, negativos en fondos de bonos corporativos y muy negativos en fondos de bonos de gobiernos», defiende Miguel Ángel García, director de Inversiones de Diaphanum. En la firma destacan también el uso de fondos de gestión pasiva para aquellos tipos de activos y mercados en que no encuentran gestores que sistemáticamente batan al mercado, y cuidan mucho la cuestión de los costes de los fondos, ya que puede influir decisivamente en el retorno de la cartera.
Lo que no debe faltar...
Algunos expertos coinciden en que el activo estrella, el que no debe faltar y el que hay que potenciar, es la renta variable. «No debe faltar un fondo de renta variable. Nuestro escenario apunta a un mejor comportamiento de los índices del área euro, pero creemos también importante tener un fondo de renta variable estadounidense. En el caso de la renta variable europea, el fondo debería incluir exposición a financieras», dicen en BNP Paribas.
«Los inversores de riesgo medio asumen que, para obtener rentabilidades a largo plazo, tienen que arriesgar algo de capital y presentar un mayor nivel de tolerancia a la volatilidad. La apuesta estrella para los próximos meses en una cartera de riesgo medio debe ser la renta variable», coinciden en CaixaBank AM. «Los empresarios están recuperando gran parte del optimismo perdido en 2016 y los datos apuntan a que la inflación está de vuelta, algo que los inversores teníamos olvidado», añaden. En este entorno, apuestan por la renta variable de Europa y Japón principalmente, sobre todo sector bancario y estilo valor, defiende Hernández Cifuentes.
Andbank habla de la renta variable europea como activo estrella, pero también de los alternativos: «La renta variable, especialmente la europea, es lo que no debe faltar, con cada perfil de riesgo con su porcentaje apropiado. También pensamos que una parte en gestión alternativa nos aporta diversificación y una posible protección en momentos de volatilidad».
En Diaphanum son más cautos y también hablan de renta variable (con una visión neutral), pero junto a fondos monetarios: «El activo que estamos sobreponderando más, dada nuestra visión sobre la marcha previsible de los distintos activos, es la tesorería, de la que esperamos un retorno nulo. También están muy presentes en nuestras carteras los fondos de retorno absoluto de baja volatilidad con expectativas de retorno bajas, con la finalidad de controlar el riesgo. El activo del que esperamos un mayor retorno es la renta variable que, aunque no está barata, si se produce la subida de beneficios prevista esperamos que tenga una buena evolución», siempre con un peso diferente en los distintos perfiles de riesgo, matiza García.
En Orienta Capital señalan la necesidad, por razones de diversificación, de tener en cartera tanto renta variable, como renta fija, activos monetarios y alternativos, aunque con pesos diferentes. Ahora, abogan por un mayor peso de estos dos últimos: «Este año que comenzamos promete ser para los mercados tanto o más volátil que 2016 si atendemos a todas las incertidumbres globales que pesan sobre los inversores. No tenemos una bola de cristal y lo que hacemos es preparar nuestras carteras ajustando el nivel de riesgo en función de los fundamentales del mercado. En este sentido, pensamos que la diversificación es uno de los principios clave y este año, tiene sentido infraponderar renta fija y renta variable, y sobreponderar monetarios y gestión alternativa», explican Samuel Álvarez y Luis Miguel Corral, analistas de inversiones.
Menos peso a...
Otra clave será dar menos peso a la renta fija o al menos reducir las duraciones. «Una cartera debe estar diversificada y no debe faltar un fondo de renta fija pues, en caso de correcciones de los mercados de renta variable, esa parte limitará el movimiento de bajada. Fondos de renta fija a corto plazo flexible serían la mejor opción, pero con un reducido peso», dicen en BNP Paribas. Coinciden en Andbank: «Estamos cautos con todo lo relacionado con duraciones elevadas en renta fija. Alternativas hay varias, desde fondos con duraciones más concentradas en los tramos cortos hasta fondos de bonos flotantes que mitigan el efecto duración».
«Consideramos que los fondos que inviertan en bonos gubernamentales con sensibilidad a las subidas de los tipos y los bonos corporativos de empresas con buena calificación crediticia, con grado de inversión, deben estar fuera de las carteras por la posible aceleración de la inflación y la retirada de los estímulos por los bancos centrales. En los fondos que invierten en bonos de baja calificación crediticia, high yield, sí merece la pena estar, aunque con un peso moderado», dicen en Diaphanum. También CaixaBank AM apuesta por renta fija de mayor riesgo y ligada a la inflación: «Preferimos la deuda subordinada del sector financiero, los bonos ligados a la inflación en Europa, sobre todo los tramos cortos, y los bonos flotantes en dólar de EE.UU.»
En Orienta Capital, donde infraponderan renta fija (por el riesgo duración) y variable (por su precio), hacen recomendaciones para cada tipo de activo: en monetarios recomiendan invertir solo en fondos cuyo TER (coste total) sea inferior a su TIR (rentabilidad esperada); en renta fija, abogan por evitar plazos largos y deuda de los principales gobiernos, y buscar activos de renta fija no tradicionales dentro de la deuda privada, como pueden ser los préstamos asegurados senior (senior secured loans) o préstamos directos (direct lending), cuyas características pueden actualmente ofrecer una rentabilidad ajustada al riesgo más atractiva que la renta fija tradicional; en renta variable, mantienen una posición neutral o infraponderada para todas las regiones; y en gestión alternativa, recomiendan evitar productos muy correlacionados con el resto de activos en cartera y con elevada volatilidad (superior a 7 por ciento anual).