La banca privada pisa el freno

La volatilidad y la inestabilidad política harán que el ritmo de crecimiento de la banca privada se desacelere moderadamente este año, en que los expertos esperan una subida del 6 por ciento del volumen de patrimonio gestionado frente al 8 por ciento de 2017.

La volatilidad y la inestabilidad política harán que el ritmo de crecimiento de la banca privada se desacelere moderadamente este año, en que los expertos esperan una subida del 6 por ciento del volumen de patrimonio gestionado frente al 8 por ciento de 2017.

El año pasado fue muy productivo para la banca privada y sus cifras lo demuestran. El patrimonio gestionado por el sector fue de 447.300 millones de euros, lo que supuso un aumento del 8 por ciento respecto a 2016, año en que registró un incremento del 1,5 por ciento, según establece el Observatorio Sectorial DBK de Informa. Mientras que el número de clientes alcanzaron los 395.000, de los que el 39 por ciento correspondieron al segmento con patrimonios situados entre los 300.001 y los 600.000 euros. 

El incremento del patrimonio gestionado estuvo motivado «por un fuerte crecimiento de la economía y mayores operaciones de venta de empresas y de activos inmobiliarios, lo que generó un aumento de dinero disponible para la gestión de patrimonios. También el buen comportamiento de las carteras supuso una aportación adicional», asegura Hugo Aramburu, socio director de Diaphanum.

Otros de los hacedores de este aumento fueron los fondos de inversión, apunta Gadea de la Viuda, directora general de Abante, para quien «el patrimonio en fondos en 2017 alcanzó cifras récord, con un crecimiento del 17 por ciento debido, en gran parte, a la escasa o nula rentabilidad de los productos conservadores como los depósitos y a la necesaria asunción de mayor riesgo por parte del inversor, para lo que el fondo es el mejor vehículo».

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Luis Sánchez de Lamadrid, director general de Pictet WM en España, achaca este ascenso a que desde hace cuatro años «hemos observado creación de riqueza mediante la venta de compañías y activos inmobiliarios, además de operaciones corporativas. De manera que tiene sentido que haya un mayor número de personas con recursos financieros por encima del millón de euros».

LA BANCA UNIVERSAL GANA TERRENO

Otra de las conclusiones del estudio de DBK es que el año pasado las entidades de banca universal ganaron peso específico en la cifra de patrimonio gestionado en banca privada, al sumar el 77,1 por ciento del total, frente al 76 por ciento registrado en 2016. Esto se ha debido, a juicio de Alberto Rodríguez-Fraile, presidente de A&G Banca Privada, a que la banca universal es la que más recursos tiene para invertir en marketing, y gracias a la publicidad llega a más gente. «Patrocinan desde la liga de futbol hasta premios de automovilismo. Además, tienen una fantástica red distribuida por todo el país. Si hacen bien su trabajo es lógico que lleguen a un universo de gente muy grande». No obstante, cree que a medida que los inversores alcancen un nivel de sofisticación mayor «irán migrando hacia entidades más especialistas de banca privada. Esta tendencia que se está dando en el mundo alcanzará a España». 

Sánchez de Lamadrid achaca este cambio a que el sector financiero español se ha reducido de 50 a doce entidades, «que ahora son más solventes y, aunque las especializadas hemos ido creciendo, aún es muy alto el porcentaje de clientes de banca privada que sigue en las no especializadas, a diferencia de Reino Unido o Suiza». Pero, en su opinión, «habrá entidades que se replanteen si son rentables, dada la inversión y la necesidad de nuevas economías de escala debido a la tecnología y a la regulación, y previsiblemente veamos consolidación de independientes o sucursales extranjeras que no consiguen una masa crítica mínima, así como de equipos en España». 

Por su parte, Hugo Aramburu no cree que esta tendencia vaya a mantenerse en el tiempo, ya que «la cuota de banca privada de entidades especializadas es menor en España que en Europa y esa situación tenderá a invertirse. Además, MiFID II es una regulación que apoya la especialización y las nuevas exigencias de los clientes en cuanto a transparencia y ausencia de conflictos de interés en el servicio de gestión de patrimonios suponen una fuerte oportunidad para los especializados».

DESACELERACIÓN

El crecimiento experimentado por el sector el año pasado continuará este, pero en menor medida. Los expertos de DBK prevén a corto y medio plazo una moderada desaceleración del ritmo de crecimiento del negocio de banca privada, justificada por un comportamiento de los mercados financieros más volátil y una mayor inestabilidad política tanto en España como en otros países europeos.

Según sus previsiones, el patrimonio gestionado por entidades de banca privada aumentará en torno al 6 por ciento este año, frente al 8 por ciento contabilizado en 2017, lo que supondrá alcanzar una cifra de unos 474.100 millones de euros al cierre del año. 

A juicio de Alberto Rodríguez-Fraile, esta desaceleración se producirá debido a que este está siendo un año difícil para la banca privada porque la mayor parte de los índices -casi todos menos Estados Unidos-, está perdiendo dinero desde que empezó el año. Tampoco la renta fija o el oro están generando beneficios. Es difícil que las carteras de los clientes hayan evolucionado muy bien este año. En consecuencia, salvo determinadas carteras que hayan logrado crecer, las entidades solo van a ver crecimiento de sus activos bajo gestión con la entrada de nuevos patrimonios, ya que las cantidades que gestionaban anteriormente, en principio, no van a aumentar de manera significativa».

También Hugo Aramburu cree que el freno en el crecimiento de la banca privada puede venir provocado este año por un peor comportamiento de los mercados, «sobre todo de la bolsa española, quizá demasiado presente aún en muchas carteras».

Por su parte, Sonsoles Santamaría, directora general de Negocio de Tressis, es más optimista y aunque considera que, en general, el año «no está siendo sencillo» para el sector financiero en su conjunto por el trabajo que ha supuesto a las entidades la adaptación a la directiva MiFID II y por la evolución de los mercados, ya que «cuando los mercados tienen un comportamiento volátil pesa enormemente en el ánimo de los inversores a la hora de tomar decisiones y esto hace que los crecimientos puedan estar ralentizándose ligeramente, pero no supone necesariamente un cambio de tendencia». En su opinión, «la demanda de asesoramiento y gestión profesionalizada es cada vez mayor y, por tanto, la oportunidad de crecimiento para la banca privada es importante».

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