Laberinto en la renta fija
Ha tenido que transcurrir casi un año para cambiar las normas y evitar que los inversores vean frustradas sus expectativas.[…]
Ha tenido que transcurrir casi un año para cambiar las normas y evitar que los inversores vean frustradas sus expectativas. El Gobierno modificó el pasado 14 de abril la Ley del Mercado de Valores para exigir la intervención de sociedades de inversión o entidades financieras en las emisiones dirigidas al público en general "que empleen para ello cualquier forma de comunicación publicitaria". Parece que esta modificación legal iba dirigida directamente a las emisiones que un determinado grupo empresarial ha realizado en los últimos meses, con unos extratipos que han hecho las delicias de muchos ahorradores.
Era una decisión razonable, aconsejable y deseable para los miles de pequeños inversores que pueden verse atrapados por los enigmas publicitarios de cualquier compañía. Pero no se trata del problema de una empresa en concreto, sino del sistema en general: las emisiones de renta fija, ésas a las que tanto están recurriendo numerosas compañías y que colocan en apenas unas horas, ni están garantizadas, ni tienen por qué ser seguras ni son asumibles por cualquier pequeño ahorrador.
Más allá del cambio de las leyes, adolecemos de una cultura financiera que nos permita distinguir el camino correcto para conseguir nuestros objetivos de inversión. Cuidado con las preferentes, entre otros productos de renta fija... Como bien recuerda la CNMV, a la hora de venderlas "su valor puede ser inferior al que pagó al adquirirlas, por lo que podría sufrir pérdidas", además de estar condicionadas a la "decisión final" del emisor, que se puede reservar el derecho a no reembolsarlas.