Mantenga la cabeza fría
Las economías, fundamentalmente, la americana, pueden estar asistiendo a sus primeros síntomas de recuperación. El mercado inmobiliario está dando muestras[…]
Las economías, fundamentalmente, la americana, pueden estar asistiendo a sus primeros síntomas de recuperación. El mercado inmobiliario está dando muestras de una cierta estabilización. Los indicadores de confianza van mejorando. La producción industrial, también. Algunos analistas creen que se está estableciendo un sólido suelo a la recesión. Lo peor habría pasado ya. Pero, cuidado. En primer lugar, todas estas mejoras tendrían que confirmarse, tendrían que dar muestra de una cierta sostenibilidad en el tiempo. Las referencias que hemos ido conociendo y que han aupado a los mercados durante el último mes pueden ser meros espejismos, simples engañifas para el sensible corazón de un inversor deseoso por volver al parqué.
El Premio Nóbel de Economía Paul Krugman, obsesionado en su comparación de esta crisis con la de 1929, afirma que a principios de 1931 también se produjo una repentina mejora de muchos indicadores macroeconómicos, concretamente, de la producción industrial. Pero, en esa ocasión, fue una mejora repentina, no sostenida. De hecho, a partir de la segunda mitad de 1931 vino lo peor.
Krugman, en ese análisis, no tiene en cuenta que, en Estados Unidos, aunque la crisis estallaba en 1929, el Gobierno no se puso manos a la obra para solucionarla hasta cuatro años después. Sin embargo, ahora, concretamente el Gobierno de la primera economía del mundo ha puesto toda la carne en el asador. Y el resto de los países del mundo están dispuestos a imitarle.
En cualquier caso, lo mejor es no fiarse ni de los pronósticos agoreros de mi admirado Paul Krugman, ni tampoco de aquéllos que aseguran que hay que poner el cartel de "the end" a la crisis. Hay que mantener la cabeza fría. El realismo tiene que imperar. Lo más seguro es que no haya una Gran Depresión II. Pero tampoco es muy sensato pensar en una recuperación rápida para una recesión tan profunda como ésta. Sobre todo teniendo en cuenta las hipotecas que los Estados tendrán que ir pagando en el futuro por haber implementado unas políticas tan necesarias, pero, también, tan heterodoxamente expansivas. Además, aún queda mucho por hacer. En Estados Unidos, por ejemplo, aún tienen que remendar el agujero bancario. En Europa, acabamos de empezar a poner en marcha políticas para remediar la crisis. Aquí sí tiene razón Krugman: países tan ahorradores como Alemania tienen que comenzar a gastar.
La Bolsa, a corto plazo, es posible que siga subiendo. Pero, pronto, se dará de bruces con la realidad. Los resultados empresariales del primer trimestre serán malos, según todos los pronósticos.