Los olvidos de cada año del presidente de BME

Todos los años, en la tradicional comida de Navidad, el presidente de Bolsas y Mercados Españoles, Antonio Zoido, tiene la[…]

Todos los años, en la tradicional comida de Navidad, el presidente de Bolsas y Mercados Españoles, Antonio Zoido, tiene la buena costumbre -porque lo es y por lo poco o nada que se prodiga los 364 días del año restantes- de salir a la palestra y dar cuenta del año bursátil. Lo que resulta sorprendente es que el jefe del parqué se olvide cada año de hacer mención siquiera de la cotización del grupo que le paga que, como si no se negociara cada día en bolsa. Por cierto, quince euros por debajo del precio de colocación, hace ya dos veranos y medio.

Hay que decir, en honor a la verdad, que no dice ni mu en las buenas ni en las malas. Ni el año pasado, cuando BME subió casi un 50%, ni este, cuando el holding de mercados vaga por el Ibex con una pérdida del 60% muy superior a la del Ibex que consigue que los dos años completos de su todavía corta vida bursátil puedan ser calificados como una decepción.

Seguro que los accionistas del grupo estarían encantados con una pista sobre el futuro del dividendo, sobre el impacto de las plataformas de negociación alternativas o con una opinión sobre el proceso de consolidación de las bolsas. Pero eso no va con Zoido, que en un año tan catastrófico para las bolsas en general como para la cotización de BME en particular se ha contentado con aclarar que la normativa MiDIF, un año después de su implementación, es una oportunidad. Exactamente lo mismo que en el discurso de hace un año.

Es más que obvio que el escenario ha cambiado. Si en 2007 BME navegó a favor de corriente en un ejercicio que el propio Zoido calificó como excepcional -fue el quinto consecutivo de subidas en bolsa y hubo récord de contratación- se echa de menos algo -o mucho- más de profundidad en su discurso en este que termina y que ha sido catalogado por el presidente como el más difícil desde el crash de 1929.

Con el volumen de contratación cayendo por encima del 20%, las salidas a bolsa en el limbo y la amenaza ya real de las nuevas plataformas, resulta poco galante con los accionistas que siguen confiando en BME que dos años después Zoido no ponga sobre la mesa al menos una pincelada de la estrategia que se supone va a aplicar a estos tiempos duros en los que el grupo, como el resto de los mercados organizados, se juega buena parte de su futuro. Eso para los demás. Al fin y al cabo, el monopolio es el monopolio. De momento.

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