Wall Street podría caer un 40% tras invertirse la curva de bonos
El miedo ha vuelto a las bolsas. Coincidiendo con una nefasta batería de datos macro a los dos lados del[…]
El miedo ha vuelto a las bolsas. Coincidiendo con una nefasta batería de datos macro a los dos lados del Atlántico, con las piruetas imposibles del Brexit y con la incertidumbre por las negociaciones entre China y Estados Unidos, que abren esta semana otra ronda de conversaciones, los inversores han comenzado a soltar papel como si no hubiera un mañana. En Nueva York, el S&P500 se desplomó ayer un 1,9%, el Dow Jones un 1,7% y el Nasdaq un 1,5%, señal de que la cosa va en serio. Y para rematar, se ha invertido la curva de bonos, es decir, los rendimientos de la deuda a plazos cortos superan a los de plazos más largos, toda una anomalía que no anticipa nada bueno.
"Creo que la gente se va a sorprender con los niveles en que el S&P500 se negociará de aquí a final de año, vemos por lo menos una caída del 40% desde sus máximos", asegura a Marketwatch Otavio Costa, analista del 'hedge fund' Crescat Capital. En su opinión, la inversión de la curva de rentabilidades advierte de un final al mercado alcista actual de diez años para el S&P500, que hizo suelo en 2009, justo después de la quiebra de Lehman Brothers y la crisis de las hipotecas basura.
Según opina Costa, la inversión de la curva para distintos vencimientos sugiere que el mercado bajista para la renta variable está cada vez más cerca, a medida que el panorama de crecimiento en la economía global se vuelve cada vez más sombrío. Sus comentarios no son gratuitos. Ayer mismo, el bono a diez años estadounidense cerró en el 2,439% de rentabilidad mientras que la deuda a tres meses lo hizo en el 2,462%, todo un sinsentido financiero (gana más quien espera tres meses que quien lo hace diez años) que precede a tiempos más convulsos y volátiles.
Lo cierto es que una inversión de este 'spread' -el del bono a 10 años y el de tres meses- ha precedido a cada recesión desde 1960, y es la primera vez que se produce desde 2007, justo un año antes de que estallara en Wall Street la bomba de las hipotecas basura. Surge como producto del miedo, de la necesidad de los inversores de buscar refugio en los plazos más cortos de la curva, lo que hace que caigan los precios de esa deuda y suban sus rentabilidades.
Todo esto, además, ha coincidido con la reunión de esta semana en la que la Fed ha dejado claro que no subirá los tipos de interés este año. Es más, el mercado ha descontado que si hace algo, será bajarlos. Esto tiene un efecto depresivo sobre los tipos más a corto, que son los más sensibles a los movimientos del banco central estadounidense.
Ahora, habrá que ver si la inversión de la curva de tipos se mantiene durante las próximos sesiones o si, por el contrario, la situación vuelve a la normalidad. Algunos expertos son partidarios de tener en cuenta el poder predictivo de la inversión de la curva solo en la medida en que ésta es sostenida. Costa, sin embargo, tiene claro que es bajista en renta variable y alcista en oro, el refugio hacia el que van los inversores cuando la volatilidad golpea a los mercados.
La inversión de la curva de rendimiento ha precedido a casi todas las recesiones desde 1960, que no se produjeron de manera inmediata, con algún "falso positivo", por lo que algunos analistas se muestran cautos, sobre todo teniendo en cuenta la bonanza que atraviesa la Bolsa desde la debacle de finales de 2018, informa Efe. La curva se invierte cuando los inversores están preocupados por el crecimiento económico, ya que su ralentización puede afectar a la demanda de los bonos de deuda pública a largo plazo, y por eso piden más compensación por el riesgo de tener un valor tanto tiempo.
El economista jefe de la firma Gluskin Sheff, David Rosenberg, sostuvo también que "el mercado de valores quizá no coincida con el mensaje de recesión del mercado de deuda, pero sería tonto desdeñar por completo este movimiento" de los rendimientos de la deuda pública.
Según explicó el analista Peter Boockvar, jefe de inversiones de Bleakley Advisory Group, en su resumen semanal, es "alarmante" la caída en los tipos de interés a nivel global y habrá que "acostumbrarse" a que los bancos centrales relajen sus políticas monetarias. Boockvar señala precisamente que el enfoque conciliador adoptado por la Reserva Federal esta semana ha conducido al "aplanamiento" de la curva de tipos estadounidenses, lo que ha hecho descender al sector bancario, uno de los más perjudicados de la jornada en Wall Street.