El grupo para frenar al coronavirus ya está aquí

La revista INVERSIÓN publica esta semana que la batalla para frenar al coronavirus se libra en la capital de Noruega

Uno de los actores clave en la carrera por desarrollar una vacuna para el nuevo coronavirus no lleva a cabo investigaciones biomédicas. Tiene 3 años de antigüedad, solo cuenta con 68 trabajadores indefinidos y su sede está en Oslo, que hasta la fecha no ha hecho público ningún caso de la enfermedad, se lee en el número de la revista INVERSIÓN de esta semana.

No obstante, la coalición para las innovaciones en preparación para epidemias (CEPI) es «tremendamente necesaria», comenta el doctor Manuel Martin, asesor para la innovación médica y la política de acceso de Médicos Sin Fronteras.

«Absolutamente y sin ningún tipo de duda», la CEPI ha acelerado el desarrollo de una vacuna contra el virus, afirma Phyllis Arthur, vicepresidenta de enfermedades infecciosas y política de diagnóstico de la Organización de Innovación Biotecnológica, un grupo comercial.

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INVERSIÓN cuenta que la CEPI se concibió en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) en enero de 2016. Comenzó a funcionar en Davos un año después con financiación del foro, los Gobiernos de Noruega y la India, la Fundación Bill y Melinda Gates y el Wellcome Trust, una organización benéfica de investigación con sede en Londres.

Ha recaudado 760 millones de dólares en su objetivo por alcanzar los 1.000 millones de dólares, con una financiación plurianual de sus fundadores, así como de Australia, Canadá, Alemania, Japón y el Reino Unido.

Primera gran prueba

Encontrar una vacuna para el nuevo coronavirus es la primera gran prueba a la que se enfrenta la coalición. El 23 de enero, menos de un mes después de que los científicos chinos identificaran el virus, la CEPI anunció la financiación de proyectos de desarrollo de vacunas dirigidos por Inovio Pharmaceuticals Inc. de Plymouth Meeting, Pensilvania, la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia, y Moderna Inc. de Cambridge, Massachusetts.

El objetivo es que haya una vacuna lista para una amplia difusión en un plazo entre 12 y 18 meses, comenta el doctor, Richard Hatchett, director ejecutivo de la CEPI. Los tiempos que se han establecido suponen que la vacuna no frenará el brote actual. Pero será crucial en caso de que el virus vuelva o no desaparezca.

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El escenario de pesadilla, comenta Hatchett, es una enfermedad que combine una mínima parte de la letalidad del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente con el contagio de un resfriado común. «Posiblemente», añade, «es a lo que nos estamos enfrentando ahora».

Tanto el MERS como algunos resfriados están provocados por coronavirus, como el Covid-19, el nombre con el que se conoce a la nueva enfermedad.

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