Nacen los bonos para erupciones volcánicas

El mercado de bonos catastróficos ve incrementada su oferta con la aparición del primer título exclusivamente relacionado con los desastres volcánicos

La Cruz Roja danesa, la compañía tecnológica española Mitiga Solutions y la plataforma de servicios a aseguradoras Replexus han alumbrado el primer bono volcánico.

Este título de deuda entra dentro de lo que se conoce como bonos catastróficos, un tipo de instrumento ligado a los seguros que, en palabras de sus impulsores, “permite que los aseguradores transfieran riesgos al mercado financiero”.

El funcionamiento de los bonos volcánicos

Básicamente, estos bonos funcionan de la siguiente manera: un asegurador que no tiene capacidad para proteger contra un cierto evento (en este caso, una erupción volcánica) firma un contrato de reaseguro con otra entidad a cambio de una prima. Por su parte, esta segunda entidad emite un bono que vende a los inversores.

El dinero levantado durante la emisión se queda en un fondo fiduciario hasta su vencimiento y se utiliza para pagar la prima en caso de que el evento castastrófico se produzca. Si no es así, los inversores recuperan el capital más los intereses generados durante ese tiempo.

En el caso del primer bono volcánico (que, además, usa tecnología Blockchain), los impulsores de este proyecto pretenden levantar unos tres millones dólares con esta emisión de bonos.

Protección contra la erupción de diez volcanes

En el supuesto de que se produzca una erupción en diez volcanes (incluyendo el mexicano Popocatepetl o el colombiano Nevado del Ruiz), la Cruz Roja danesa cobrará el dinero del fondo y podrá iniciar rápidamente una estrategia de mitigación de las consecuencias sobre el terrreno.

“Por todo el mundo, las pérdidas provocadas por las catástrofes medioambientales, las crisis sanitarias y los eventos climáticos requieren de sumas importantísimas para hacer frente a la asistencia y a las intervenciones humanitarias que tienen por objetivo reconstruir las viviendas y las infraestructuras; las economías y las comunidades; las vidas de los ciudadanos y su modo de ganarse el sustento”, explica la nota de prensa.

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Los desastres cuestan millones de dólares a los países pobres

En concreto, los modelos de riesgo sobre desastres desarrollados por el mercado de seguros Lloyd's de Londres y la empresa especializada RMS sugieren que las catástrofes naturales por sí solas cuestan a los países más pobres del mundo un promedio de 30.000 millones de dólares al año.

“Las nuevas innovaciones en tecnología, como Blockchain, combinadas con productos de transferencia del riesgo convencionales, como los Insurance Linked Securities (ILS), ofrecen a las organizaciones humanitarias la oportunidad de anticipar pérdidas futuras mientras aprovechan los mercados de capital globales y reducen su exposición a desastres naturales y conflictos”, dice la nota.

Interés institucional por los bonos volcánicos

Pese a la novedad de este tipo de productos, han despertado interés en el mercado. En concreto, entre los inversores iniciales de este nuevo instrumento están prestigiosos institucionales como Schroders Investment Management y la firma especializada en activos ligados a seguros Plenum Investments, asevera Bloomberg.

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Así las cosas, parece una modalidad que tiene futuro, sobre todo si tenemos en cuenta el auge de las inversiones socialmente responsables. “Este tipo de bonos se pueden poner en marcha en otras muchas áreas relacionadas con el cambio climático”, ha dicho David Howden, consejero delegado de Howden Group Holdings.

Estos instrumentos sirven para “adelantarse a los acontecimientos” recaudando dinero antes de que un evento cause pérdidas, ha añadido este experto.

Si bien, hay que recordar que este tipo de títulos catastróficos han sido muy criticados debido a lo ocurrido con activos como los bonos pandémicos, que fueron incapaces de recaudar dinero lo suficientemente rápido para combatir las últimas epidemias de ébola y de Covid-19.

Asimismo, estos bonos (que suelen arrojar importantes rentabilidades para compensar el riesgo de perder el principal en caso de desastre) incurrieron en pérdidas con motivo de la crisis del Covid-19.

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