La guerra y la sequía impulsan acciones y ETF del sector alimentario

La guerra y la sequía impulsan la cotización de acciones y ETF de un sector alimentario al alza

En un año en el que la renta variable está de capa caída a nivel global, las acciones y ETF del sector alimentario ofrecen un reducto de rentabilidad a los inversores ávidos de lograr beneficios con sus apuestas.

Prueba de ello es el desempeño de un índice como el First Trust Nasdaq Food & Beverage ETF (FTXG), que en lo que va de año compara su 4,77 por ciento de beneficios con el descenso de más del 11 por ciento del propio Nasdaq, o de casi el 16,5 por ciento del S&P 500.

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Otro indicador referenciado, el Invesco Dynamic Food & Beverage ETF (PBJ), mientras tanto, moderaba esas ganancias del año hasta el 2,17 por ciento, pero seguía ofreciendo un retorno positivo a sus inversionistas.

Ambos índices debían esta cotización en números verdes a la buena salud de compañías de referencia integradas dentro de su porfolio, como Kellogg's, que a fecha del 30 de agosto registraba un incremento de hasta el 14,2 por ciento en su cotización, a pesar de las dudas iniciales del mercado a su anuncio de partición en tres subempresas.

Otras, como Kraft Heinz, modulaban estas ganancias de 2022 hasta el 4,22 por ciento, pero seguían ofreciendo una rentabilidad destacable a ambos índices.

El motivo principal por el que estos ETF y ciertas acciones del sector alimentario están viviendo un momento de apogeo que aún puede extenderse, no obstante, se debe principalmente a los efectos colaterales de la guerra de Ucrania, y de la sequía.

Un alza del sector alimentario con visos de extenderse en el tiempo

Alberto Roldán, director de inversiones de Metagestión, ya explicaba el pasado junio en el podcast de finanzas.com que, "en un mercado en el que tanto la escasez como el shock de la oferta van a provocar la subida de precios permanente", los inversores harían bien en posicionarse en el sector de los alimentos y las materias primas agrícolas, después de que este se mantuviera estable durante los 10 años anteriores.

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El motivo, argumentaba Roldán, era que el aumento de los precios y las cotizaciones no llegaría tan solo al producto agrícola en sí, como ya ocurrió con el maíz, el trigo, o la soja, por ejemplo. También lo haría en toda la cadena de valor añadido.

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"Suministros agrícolas de maquinaria, tecnología, distribución, transporte, almacenaje... Esa es una temática que a nosotros nos parece que es muy interesante", aclaraba el director de inversiones de Metagestión.

Y con la infeliz prolongación de la guerra en Ucrania hasta superar la marca de los seis meses, y con la sequía asolando a los campos de cultivo de todo el planeta, el pronóstico de Roldán se convirtió en una terrible realidad.

Tanto es así, de hecho, que desde Schroders vaticinaban este mes de agosto que " los precios de los alimentos no van a bajar".

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Felix Odey, gestor de recursos globales de renta variable de Schroders explicaba en una nota enviada por la empresa que la invasión de Ucrania por parte de Rusia provocó un fuerte salto en el precio de algunas materias primas alimentarias, y que su impacto apunta a "ser duradero".

El gestor señalaba los incrementos de hasta el 40 por ciento en materias primas como el trigo, y reiteraba su creencia de que "estos precios se mantendrán en torno a estos niveles altos en el futuro inmediato".

"La demanda seguirá siendo elevada, mientras que la oferta continuará limitada este año y el próximo", indicaba Odey, añadiendo que esta escasez de oferta y demanda puede incluso empeorar en 2023 y más allá, debido a unas "imprevisibles pautas meteorológicas" que también aumentan la incertidumbre de la oferta.

En este último punto coincidía también Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, que su último análisis afirmaba que la sequía global hace que el agua sea el "oro azul".

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"Casi el 60 por ciento de Estados Unidos está experimentando ahora condiciones de sequía, el mayor porcentaje en una década, y el doble de la media habitual. Del mismo modo, el 64 por ciento del Reino Unido y Europa está bajo una advertencia o alerta de sequía, y China está experimentando su peor ola de calor y sequía en seis décadas", ilustraba Laidler.

El estratega, por tanto, adevertía de que los impactos sobre la inversión son generalizados, yendo desde el aumento de los precios de los alimentos a corto plazo, hasta un enfoque a más largo plazo en el uso y el precio del agua.

"Las sequías están reduciendo el rendimiento de los cultivos y aumentando los precios, desde la soja hasta el trigo, lo que empeora las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria mundial. El algodón ha sido el último producto afectado. Los precios subieron un 20 por ciento en un mes debido a que la sequía en Estados Unidos redujo el suministro en un 20 por ciento en su tercer mayor proveedor", concluía Laidler.

Una escasez que, desafortunadamente, impulsa el valor de un sector que, igual que ya ocurrió con industrias como la energética o la petrolera, están recogiendo beneficios extraordinarios ante la situación de crisis global, y pueden seguir haciéndolo durante el próximo año.

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