¿Por qué Bankia no termina de despegar?
El IBEX 35 rebota un 24% desde los mínimos de marzo y algunos bancos españoles el 40% pero Bankia sigue lastrada por un cúmulo de factores que impiden su recuperación
La banca española no atraviesa por su mejor momento. Incluso antes de la pandemia del coronavirus, las entidades financieras nacionales, lo mismo que el resto de las europeas, tuvieron que lidiar con grandes desafíos, en especial con unos tipos de interés próximos a cero o negativos.
Lo cierto es que la crisis multiplicará los problemas para los bancos españoles, que tendrán que enfrentar una dura recesión económica. Ahora bien, las cosas han cambiado en los tres últimos meses.
Y es que aunque la economía española está emergiendo de uno de los confinamientos más duros de Europa, es probable que la recesión sea más corta que en la crisis de deuda soberana o en la de las hipotecas subprime, según calculan los economistas de UBS.
Mejor que en la crisis de deuda soberana
Esto es especialmente relevante en comparación con la recesión del 2011-2013, donde el PIB se contrajo durante tres años consecutivos, pero a un ritmo mucho menor que el previsto para este año, apuntan en el banco suizo.
Ello podría hacer que el deterioro de la calidad de los activos no fuera tan intenso como el que sufrió la banca española en la crisis de deuda soberana, donde la recesión fue menos dura de lo que se espera pero bastante más duradera.
También hay que contar con el Banco Central Europeo, un arma de doble filo, pues este jueves dejó claro que no faltará dinero para apuntalar la recuperación, tras aumentar las compras de bonos en 600.000 millones de euros. Eso sí, hay que contar con tipos bajos durante mucho más tiempo.
Bankia, a la zaga
Con estas perspectivas, el IBEX 35 ha rebotado un 24% desde los mínimos que marcó el pasado mes de marzo y el sectorial de bancos europeo se anota el 18%.
Pero la recuperación bursátil no alcanza a todas las entidades por igual. Y en este quebradero de cabeza al que se enfrentan los bancos, Bankia es el claro perdedor, pues sus acciones apenas rebotan el 2%.
Otros comparables directos dentro de la banca mediana lo han hecho mucho mejor; por ejemplo Bankinter, cuyos títulos se revalorizan desde mediados de marzo un 40%, o CaixaBank, que rebota el 21%.
El caso no deja de ser llamativo, pues en UBS consideran que Bankia no sale mal parada en los tests de riesgo de crédito, dada su pesada cartera hipotecaria. Además, está bien capitalizada, con una ratio CET1 del 13%.
Escaso atractivo
No obstante, en UBS piensan que las expectativas de rentabilidad de Bankia siguen cuestionadas, con un ROTE (retorno sobre el capital tangible) en los últimos años de entre el 2% y el 3%.
Ello podría ser un hándicap para inversores que buscan buenas historias y que ven cómo el atractivo de otras ratios, como la relación precio/valor en libros, en que en Bankia es de 0,2 veces, no se ven acompañadas por la rentabilidad.
Otro factor a considerar es el hecho de que el BCE haya prohibido repartir dividendo, lo que “resta atractivo al sector, y especialmente a Bankia, pues estaba previsto que distribuyese no solo un dividendo normal sino otro extraordinario”, dice Nuria Álvarez, analista de Renta 4 Banco.
A vueltas con la privatización
Además, en UBS consideran que los planes de privatización que manejaba el mercado han quedado en espera tras la crisis del Covid-19. La cuestión es que no es fácil vender el 60% que el Gobierno tiene en Bankia a través del FROB.
La cuestión es que el precio de las acciones se está alejando peligrosamente de los niveles a los que el ejecutivo debería colocar la entidad para no perder dinero.
En la presentación de resultados de 2019, el presidente de la entidad, José Ignacio Gorigolzarri, ya dejó caer que no hay que esperar muchas noticias sobre la privatización mientras no suban los tipos de interés, algo que ahora mismo parece muy lejano.
Y antes de que estallara la pandemia, la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, aseguró que la idea no era correr sino tomar la decisión adecuada.
El problema está en que en vez de privatizarla, el Ejecutivo vaya en la dirección contraria y decida nacionalizarla, algo muy del gusto de Podemos pero una solución nefasta para los minoristas, que saldrían muy perjudicados.