Cinco claves para ser un inversor extraordinario

Invertir en lo que se conoce, definir un objetivo y un método de inversión y diversificar mejoran la rentabilidad de las carteras

Invertir y lograr una elevada rentabilidad no es sencillo para los inversores particulares, pero tampoco para los profesionales si se tiene en cuenta que el 95% de los fondos de inversión de gestión activa no logran superar a su índice de referencia.

No obstante, existen unas reglas que allanan el camino para convertirse en un inversor de éxito y mejorar los resultados de las carteras.

Formación financiera

Cuantos más conocimientos sobre economía y finanzas tenga el inversor más preparado estará para enfrentarse a los mercados.

Ya lo proclamó uno de los mejores inversores del mundo, Warren  Buffett, al asegurar que “cualquier cosa que hagas para mejorar tu talento se recompensará con mejor poder de compra”.

Por ello, hay que invertir tiempo en formarse con el objetivo de diseñar un sistema de inversión que permita obtener beneficios recurrentes, ya que “la formación es el mejor aliado para poder competir con éxito en los mercados”, afirman desde Bankinter.

Mayores conocimientos supone también mayor capacidad para entender y contrastar la información que el inversor recibe a través de los informes de los analistas, de su bróker, de los productos de inversión, de la prensa especializada y de los reportes financieros.

Además, le ayudará a discernir qué información le puede resultar útil en su inversión y cual no. En opinión de Salvo La Porta, director comercial de Banco Mediolanum, “el resultado de las inversiones no depende tanto ni del mercado ni de los productos en los que se invierte, sino de las decisiones que toma el inversor".

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Cuantificar el capital a invertir y establecer los objetivos de la inversión

Antes de optar por un activo, el inversor debe calcular el capital con el que cuenta para invertir. Montante que no debe necesitar a corto plazo para evitar deshacer posiciones en un momento inadecuado, impulsado por la necesidad de liquidez.

Los expertos aconsejan que solo hay que invertir el capital que no se va a necesitar en los próximos 18 meses.

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Una vez calculada la cuantía hay que establecer qué se pretende lograr con esa inversión. Es decir, fijar un objetivo en base a las perspectivas de mercado, al perfil de riesgo, al horizonte temporal, al patrimonio y a la edad.

 “Responder a la pregunta: ¿para qué voy a invertir?, es esencial”, asegura Paula Satrústegui, directora de planificación financiera de Abante, ya que “nuestro objetivo u objetivos de inversión son los que determinarán nuestra estrategia”.

No invertir en lo que no se entiende

En el mercado existe una gran variedad de activos y productos financieros: acciones, fondos de inversión, participaciones preferentes, derivados, renta fija…

Por ello, el primer paso antes de decidirse por uno es comprender bien tanto las características del producto -rentabilidad esperada, riesgo, horizonte temporal, liquidez- como del mercado en el que se negocian. Así se evitarán riesgos en las carteras.

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Ya lo advirtió Warren  Buffett: «La inversión debe tener una base racional. Si un negocio no se entiende, mejor evitarlo».

Definir el método de inversión

Diseñar una estrategia de inversión es esencial para rentabilizar la inversión y lograr los objetivos financieros que se desean en un horizonte temporal determinado.

Una buena planificación también permite conocer cómo se pueden comportar las carteras en distintos momentos del mercado, sean positivos o no, y afrontarlos.

Para planificar correctamente una estrategia de inversión y no cometer errores graves es conveniente, según los expertos, analizar la etapa vital del inversor, cuantificar el objetivo y el plazo de la inversión y realizar una buena distribución de activos.

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Ya que según fuentes de la CNMV, el verdadero riesgo, es operar en los mercados sin un estudio previo, sin una análisis serio y profundo de la inversión. “El riesgo deriva de tomar decisiones sin entender cómo se mueve el mercado”.

Diversificar y revisar las carteras

“No poner todos los huevos en la misma cesta”. Esta máxima, una de las más repetidas en el sector financiero, es un principio básico de la operativa en los mercados.

Según el cual los riesgos pueden controlarse si el importe global que se invierte se distribuye entre productos con diferentes expectativas de rentabilidad y riesgo.

Por ello, es conveniente diversificar las carteras con distintos activos y si se opta por uno solo, como las acciones, invertir en distintas cotizadas de diferentes sectores.

Además de diversificar, los inversores deben ser disciplinados y revisar periódicamente sus inversiones para reducir pérdidas y rediseñar sus carteras según el comportamiento de los mercados, sobre todo en aquellas con activos de renta variable.

Estos análisis darán información sobre si el método de inversión es el adecuado, y, en caso de que no lo sea, el inversor deberá modificarlo evitando cometer los mismos errores y riesgos innecesarios. También aportará información sobre cuándo recoger beneficios.

Paciencia

Además de seguir las cinco claves anteriores para obtener retornos sólidos y sostenibles a largo plazo, los inversores deben potenciar una cualidad: la paciencia, ya que aunque mayoría de personas que invierten, sobre todo en bolsa, se consideran a sí mismas inversores y no especuladores, el plazo de tenencia de una acción o un fondo es cada vez más bajo.

Hace años se mantenían las acciones durante lustros o décadas, y ahora la media es menor a un año. “Sin duda, el poder comprar o vender con un simple click ha ayudado a este incremento de operativa”, apuntan desde Singular Bank.

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