La volatilidad de los mercados, sobre todo en enero y febrero, ha llevado a cerrar uno de los peores trimestres para los fondos españoles desde el inicio de la recuperación -aunque los datos de marzo son positivos-. La certidumbre sobre una recuperación sostenida y constante en el sector ya no es tal y también cambian los hábitos de los inversores, que dejan de lado los fondos con mayor riesgo y se vuelcan de nuevo en los más conservadores.