Deuda emergente: desafiando a los elementos

La oferta de fondos de deuda emergente ha salido a la palestra apoyada en la atractiva rentabilidad del activo, la mejora de los fundamentales de estos mercados y la convicción de que no todos van a sufrir con Trump en el poder y de que las próximas subid

La volatilidad que hemos visto en los mercados este año, azuzada por los cisnes negros que supusieron el voto a favor del 'Brexit' a finales de junio y la elección de Donald Trump como próximo presidente de Estados Unidos, ha llevado a los inversores españoles a dirigir sus decisiones hacia productos de carácter conservador. Sin embargo, las escasas rentabilidades que ofrecen algunos vehículos de deuda tradicionales y la amenaza de subidas de tipos también empiezan a pesar en las decisiones de inversión y están contribuyendo a elevar la demanda por una clase de activo que, aunque dentro de la renta fija, puede ofrecer retornos más atractivos asumiendo algunos riesgos: la deuda emergente. Inversores y gestoras desafían, con esta apuesta, los malos augurios sobre el impacto negativo de la victoria de Trump sobre el mundo en desarrollo o sobre los futuros cambios en las políticas monetarias.

Son varias las gestoras internacionales que están apostando con fuerza por la deuda emergente, un activo que, a priori, conlleva más riesgo que otros segmentos de la renta fija pero que puede ofrecer rentabilidades más atractivas y, en algunos casos, compensa por el riesgo asumido en mayor medida que los países desarrollados. La oferta de fondos de deuda emergente ha salido a la palestra también apoyada en la mejora de los fundamentales de estos mercados, la recuperación de los precios de las materias primas y la convicción de que no todos estos países van a sufrir con Trump en el poder y de que las próximas subidas de tipos por parte de la Fed, si están apoyadas en un sólido crecimiento, tampoco tienen por qué ser malignas para el activo.

No todo vale...

Pero no todo vale, dicen los expertos, que abogan por una inversión selectiva y activa en estos mercados, cubriendo el riesgo de divisa, apostando en algunos casos por duraciones cortas y siempre teniendo en cuenta la tolerancia al riesgo de cada inversor. José María Luna, de la EAFI Profim, tiene claro que, a la hora de entrar hay que pensar que se está «prestando dinero a un país o una empresa de un país en vías de desarrollo, con los riesgos que conlleva» y además, hay que pensar en su heterogeneidad. «En estos instantes, tras las correcciones en los mercados de deuda en general, sí consideramos interesante invertir en deuda emergente pero solo en el caso de inversores agresivos y solo en fondos que inviertan en deuda de corto plazo y gestionen la cartera de forma activa». Además, se decanta por productos que combinen inversiones en divisa fuerte (dólar y euro) con divisa local y, si es posible, que cubran algunos riesgos (divisa, crédito o duración). Como ejemplo, habla del GAM Star Emerging Market Rates EUR.

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«La renta fija emergente es un activo atractivo por sus rentabilidades más elevadas en el entorno de tipos bajos actual», comenta Guillermo Santos, fundador de la EAFI iCapital, que cree que el perfil de inversor debe ser como mínimo equilibrado, pues su volatilidad es equiparable a la de la renta variable, y aconseja deuda en divisa fuerte: «Teniendo en cuenta las reformas estructurales que han emprendido muchos países, mi recomendación es aprovechar esa rentabilidad diferencial a través de fondos que inviertan de manera selectiva en bonos de emergentes en divisa fuerte (normalmente dólares) y que cubran el riesgo divisa contra el euro (aunque esto suponga un coste y algo menos de rentabilidad)». Cita a los fondos Loomis Sayles Short Term Emerging Markets Bond y Aberdeen Global-Select Emerging Markets Bond.

También en divisa fuerte viene la apuesta de Vontobel AM (con el Vontobel Fund-Emerging Markets Debt): «Nos gustan los bonos de mercados emergentes en divisa fuerte ya que ofrecen un rendimiento adicional con una volatilidad relativamente baja», comenta Luc D'hooge, responsable del activo en la gestora.

Apuestas conservadoras y crédito

Entre las apuestas más conservadoras, y además de tener en cuenta la cobertura de la divisa, también destacan los fondos que limitan el riesgo de duración e invierten en nombres de mayor calidad, como el fondo de Loomis Sayles (de Natixis Global AM) antes mencionado. «Es difícil encontrar activos de renta fija que ofrezcan una rentabilidad atractiva, especialmente en mercados desarrollados. A la vez, las incertidumbres nos obligan a ser cautos. La deuda emergente nos permite solucionar ambos problemas, siempre que nos restrinjamos a la más conservadora, la menos volátil: de duraciones cortas, en divisa fuerte y de la mayor calidad crediticia», explica Christian Rouquerol, director de ventas para Iberia de Natixis Global AM.
Otra aproximación conservadora es aquella que se centra en el crédito, para evitar en la mayor medida posible el riesgo de tipos y los impactos derivados de los eventos macroeconómicos y políticos: «El activo dentro de la renta fija emergente que consideramos más seguro es el crédito corporativo: las duraciones son cortas, por lo que no es tan sensible a subidas de tipos. En este momento estamos apostando por el Aberdeen Global-Emerging Corporate Bond», dice Ana Guzmán, responsable de Aberdeen AM para Iberia. 

«Desde Henderson GI apostamos por deuda emergente corporativa para complementar la gran oferta de productos de crédito con la que contamos», señala Ignacio de la Maza, recordando el lanzamiento hace dos años del Henderson Horizon Emerging Market Corporate Bond, un fondo que invierte más del 70 por ciento en crédito en divisa fuerte, con entre 75 y 125 posiciones seleccionadas tras un análisis bottom-up dirigido por el crédito pero combinado con una visión macro. 

Desde Mediolanum, cuentan con el Mediolanum Emergentes: «En los últimos años la inversión en deuda emergente ha tenido un sesgo claramente corporativo. Se utilizan tanto estrategias de beta, invirtiendo en bonos que suelen formar parte de los índices de referencia -como la petroquímica Braskem o la minera Vale en Brasil, la firma de diamantes Alrosa o Gazprom en Rusia-; como inversiones con más de alfa, donde sus precios evolucionan de forma más dependiente a su historia particular, como la firma de telecomunicaciones Axtel en México o la empresa cárnica Marfrig en Brasil».

También en crédito destaca la apuesta de Deutsche AM con el Deutsche Invest I Emerging Markets Corporates, un fondo en divisa fuerte (sobre todo en dólares) que invierte de forma global, con una gran diversificación, según explica César Fernández, gestor de crédito emergente de la gestora.
Las apuestas más flexibles

Con todo, en el mercado hay aproximaciones a la deuda emergente que apuestan más bien por la flexibilidad. Así es la propuesta de EDRAM: «Creemos que a medio/largo plazo la renta fija emergente es una clase de activo interesante pues ofrece rendimientos atractivos que no se encuentran en otras partes del mundo. Los inversores que deseen tener exposición deberían optar por un enfoque flexible», explica Sébastien Senegas, director general de EDRAM (France) en España. El fondo Edmond de Rothschild Fund Emerging Bonds, con capacidad para invertir en todos los segmentos de la deuda emergente, independientemente del tipo de emisor, de divisas o de calificación, combina un enfoque flexible y oportunista de retorno total junto con perspectivas a medio y largo plazo. 

Sergio Trigo Pérez, responsable de gestión de carteras de mercados emergentes para el equipo de renta fija mundial de BlackRock, señala el atractivo del BSF Flexi Dynamic Bond, un fondo con un enfoque de retorno total que combina la perspectiva de divisa fuerte, local y de crédito sin restricciones. «Las mayores dispersiones entre bonos y divisas y la mayor volatilidad deberían llevar a más oportunidades de alfa. Es el momento para que los inversores se vuelvan activos y selectivos, no solo a la hora de seleccionar bonos corporativos sino también en divisas y duración. Con una estrategia flexible en todo el universo, es posible lograr los mejores retornos ajustados al riesgo, manteniendo bajo el riesgo de caídas y de volatilidad», asegura.

El M&G Emerging Markets Bond cuenta también con una flexibilidad que permite a la gestora del fondo, Claudia Calich, posicionar la cartera en función de dónde ve valor, sin restricciones entre bonos soberanos o corporativos o entre moneda local y fuerte. 

Otra apuesta flexible, y con un sesgo de retorno absoluto, es el Schroder ISF Emerging Markets Debt Absolut Return. De hecho, Schroders es una de las gestoras que más está apostando por deuda emergente, sobre todo en divisa local. «Volver a incluir deuda de estos mercados en una cartera a largo plazo es una buena idea ya que a nivel fundamental, técnico y de sentimiento vemos una clara mejoría», dice Carla Bergareche. El fondo aplica un enfoque de retorno absoluto, con un objetivo de maximizar la rentabilidad cada año y preservar capital en periodos consecutivos de 12 meses. Asigna activamente el patrimonio a una selección de países, sin atarse a un índice. «Esta característica es fundamental dada la divergencia económica en el mundo emergente», dice la experta. 

También en divisa local principalmente destaca la apuesta del Petercam L Bonds Emerging Markets Sustainable. «El segmento en divisa local es mayor y más atractivo que aquel en divisa fuerte y ofrece una mayor liquidez de lo que se cree, aunque recibe menos atención de los inversores. Otra ventaja es un menor riesgo de impago, ya que es más difícil que se produzca un default en el mercado local», dice Carl Vermassen, gestor de Degroof Petercam AM.

Una demanda que empieza a crecer

Pero si la oferta se pone a punto es también porque las gestoras ven que hay demanda. En el caso de Pioneer Investments, la gama ha alcanzado un nivel sin precedentes de activos gestionados como resultado de unos buenos resultados combinados con unas ventas netas de más de 1.500 millones en lo que va de año. «Los mercados emergentes son una de las pocas clases de activos de renta fija global que todavía tiene el potencial de ofrecer acceso a unos rendimientos y unos tipos reales (por encima del nivel de la inflación)», explican desde la gestora. La estrategia insignia de bonos de emergentes, dirigida por Yerlan Syzdykov, atrajo 992,9 millones de flujos en entradas en lo que va de año, alcanzando activos de 3.700 millones en octubre. La estrategia de corto plazo, que se lanzó hace poco más de un año, alcanzó los 763 millones, tras captar 411,6 millones en ventas netas desde enero. Por último, el fondo Emerging Markets Corporate Bond duplicó su tamaño durante los últimos nueve meses, alcanzando los 288,7 millones este mes. 

«Aunque todavía no han dado el paso de entrar en renta variable, los clientes han aumentado su perfil de riesgo. Hemos visto cómo introducían crédito a las carteras y también un gran interés por los mercados emergentes. Este año estamos apreciando mucho interés por los bonos flotantes y por el fondo M&G Emerging Markets Bond, producto este último que tras el verano aparece en todas las conversaciones que mantenemos con nuestros clientes», explica Ignacio Rodríguez Añino, responsable de M&G en España. 

Michael Ganske, responsable de renta fija emergente de AXA IM, considera que, tras las caídas en el activo con el anuncio del fin del QE en EE.UU. en 2013, azuzadas por la desaceleración en mercados como Brasil y Rusia, en los últimos trimestres se ha producido una estabilización y reformas estructurales que empiezan a dar sus frutos. «Estas mejoras fundamentales, junto a un escenario en renta fija con rentabilidades negativas en muchas áreas, han llevado a un aumento del interés en deuda emergente». En la gestora cuentan con fondos muy demandados como AXA WF Emerging Markets Short Duration Bonds (con cortas duraciones) y AXA WF Global Emerging Market Bonds.

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