¿Qué conclusiones se puede sacar del agresivo recorte de tipos de la FED?

El movimiento de la FED podría ser precipitado o interpretado como que la situación está peor de lo que inicialmente se ha calculado

El 18 de marzo estaba marcado en rojo por los mercados. Ese día se reúne la FED y las bolsas descontaban que el banco central americano llevaría a cabo alguna medida expansiva para hacer frente al coronavirus. 

También se esperaba que tras las declaración del G-7, los bancos tomaran medidas de manera coordinada, aunque aguantarían hasta poder determinar si las caídas en bolsa eran como consecuencia de la volatilidad o por los efectos económicos generador por el Covid-19.

Lo que nadie descontaba es que la FED iba a actuar ya y de manera unilateral. El organismo que preside Jerome Powell acometió una agresiva rebaja de medio punto, hasta situar los tipos de interés en la horquilla del 1%-1,25% para hacer frente a las incertidumbres que el virus ha generado en la economía.

Precisamente este movimiento ha sido lo que ha sorprendido al mercado, no porque no lo esperase, sino porque la Fed lo ha hecho antes de tiempo, lo que imprime más miedo entre los inversores.

Esta bajada sólo genera dudas sobre la situación y alimenta los rumores de que el impacto del Covid-19 puede ser mayor en la economía mundial de lo esperado. "No gustó", dicen los analista de Link Securities y generó "fuertes dudas entre los inversores, que se preguntan ahora qué es lo que sabe la Fed que no sabe el mercado en relación a la epidemia de coronavirus", añaden estos expertos. 

Otra explicación, aunque menos plausible, es que la FED puede estar más pendiente de cómo evolucionan los mercados que la economía en sí. Aunque queda una sensación que el movimiento fue contraproducente.

"Al moverse entre reuniones con una rebaja mayor de lo normal, parece que los funcionarios de la Fed han entrado en pánico, dice Chris Rupkey, estratega de MUFG Union Bank. En su opinión, no hacía falta "ser tan agresivos". 

¿Está justificado este movimiento?

La última vez que la FED bajó tipos fuera de una reunión fue con la caída de Lehman Brothers. No obstante, ahora estamos en un contexto muy diferente. El temor que tiene el banco central estadounidense es que se produzca un shock del suministro, por la interrupción de las cadenas de suministro.

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A medida que la crisis se vuelva más global puede tener consecuencias también en la demanda. Esto afectará a la economía mundial. De hecho, la OCDE ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento de manera global, hasta la mitad en el caso del crecimiento mundial, del 3% al 1,5%.

El problema es que la Reserva Federal se queda con muy pocas balas para apoyar a los mercados muy pronto, y las anteriores subidas de los tipos de interés del banco central, que le dieron margen de maniobra y que fueron duramente ganadas en 2018, ahora han sido restituidas.  

Por otro lado, el Banco Central Europeo (BCE), a través de un comunicado, reconoce que está dispuesto a actuar pero también que vigila los acontecimientos, en una situación que cambia muy deprisa. Conociendo al organismo europeo, no se espera que tome medidas precipitadas. Habrá que esperar a la reunión del próximo día 12 para que dé una visión más clara de cómo perciben la situación. 

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