Las empresas familiares vascas afrontan su futuro con "optimismo"

Las empresas familiares vascas afrontan su futuro con "optimismo", aunque son más prudentes en sus previsiones que el conjunto de[…]

Las empresas familiares vascas afrontan su futuro con "optimismo", aunque son más prudentes en sus previsiones que el conjunto de los negocios españoles de estas características.

Ésta es una de las principales conclusiones de la quinta edición del Barómetro Europeo de la Empresa Familiar realizado por la firma KPMG, que mide la confianza de los directivos y propietarios de este tipo de compañías, así como sus principales retos y preocupaciones.

La edición vasca de este estudio ha sido presentada hoy en San Sebastián por Cosme Carral, socio responsable de las oficinas de KPMG en Bilbao y San Sebastián, en un acto organizado por la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi (Aefame).

Según refleja el informe, las empresas familiares vascas vislumbran el futuro con "optimismo", aunque en grandes líneas son más prudentes en sus previsiones que el conjunto de las españolas.

De hecho, el 60 % de los encuestados vascos tiene una impresión "positiva o muy positiva" de la situación económica de sus empresas para los próximos doce meses frente al 70 % que se registra de media entre las firmas españolas consultadas, ha precisado Carral.

Las compañías familiares vascas se muestran, por tanto, más prudentes en sus previsiones ya que "tres de cada diez" expresan una opinión neutra sobre su futuro y sólo un 10 % manifiesta una percepción negativa.

Pese a que los propietarios de las empresas familiares vascas y españolas coinciden en muchos aspectos sí difieren, sin embargo, en sus principales "desafíos", ya que los primeros aluden a la "competencia" y los segundos a la "incertidumbre política" que se vivía en el país con el Gobierno en funciones.

Cosme Carral ha explicado que la preocupación de las compañías vascas por la creciente competencia refleja también su mayor apertura a los mercados internacionales.

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Respecto a los objetivos para los dos próximos años, los negocios españoles y vascos sitúan entre sus prioridades mejorar la rentabilidad y aumentar la facturación, aunque se abren paso con fuerza dos nuevas áreas: innovación y talento.

Pese a que no está cuantificado el número exacto de firmas familiares que existen en el País Vasco, Cosme Corral sí ha señalado que suponen aproximadamente el 70 % de todo el entramado empresarial vasco, especialmente en el área industrial.

Los principales indicadores de negocio arrojan también buenos resultados ya que en términos de facturación el 75 % de los negocios vascos ha aumentado sus ventas en el último año, porcentaje que coincide con la media registrada en el conjunto de España.

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De hecho, el 53 % de los encuestados vascos asegura que su principal objetivo es mantener el nivel actual de la tasa de crecimiento de la facturación, mientras que cuatro de cada cinco incluyen nuevas inversiones en sus planes estratégicos.

Respecto al empleo, tres de cada cinco empresas vascas han creado nuevos puestos de trabajo en el último ejercicio y en la misma proporción también han aumentado su presencia internacional.

Según el informe, el 79 % de las empresas familiares vascas se encuentra internacionalizadas frente al 74 % de las españolas.

También se perciben diferencias en cuanto a los cambios que ayudarían a impulsar el crecimiento ya que el sector español se inclina por una bajada de impuestos, mientras que el vasco apuesta por una mayor flexibilidad en los acuerdos laborales.

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Carral ha asegurado que el "optimismo" es una tónica general entre las firmas familiares vascas, españolas y europeas ya que "los datos sobre facturación y empleo son los mejores de todos los barómetros publicados hasta la fecha".

En el transcurso de este acto, se ha presentado un segundo estudio denominado "Global Family Business Tax Monitor", elaborado también por KPMG, que analiza la carga fiscal asociada a la transmisión de las empresas familiares entre generaciones.

Cosme Carral ha reconocido que en Euskadi sí existe "sensibilidad" por parte de las instituciones en este sentido, aunque ha recalcado que "cada vez es más difícil que cada administración" adopte "decisiones independientes" al margen de Europa.

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