El ingreso disponible en España muy por debajo del nivel anterior a la crisis

El producto interior bruto (PIB) per cápita en España está prácticamente en el nivel existente antes de que se manifestaran los efectos de la crisis, pero el ingreso real disponible por persona sigue muy por debajo, según una nueva estadística publicada hoy por la OCDE.

Respecto al nivel 100 tomado como referencia en el primer trimestre de 2007, que llegó a subir hasta un máximo de 100,6 puntos en el primer trimestre de 2008, el ingreso real por persona en el tercer trimestre de 2017 (último dato disponible) se situaba en España en 94,03 puntos.

Eso significa que al final del pasado verano, la renta disponible per cápita era un 6,57 % inferior a la que había antes de se hicieran sentir las consecuencias de la crisis.

Según los datos presentados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mínimo se alcanzó en el cuarto trimestre de 2012, con 87,64 puntos, lo que significa un 12,36 % inferior al techo que se había alcanzado cuatro años y medio antes.

Por su parte, el PIB per cápita pasó del nivel 100 a comienzos de 2007 a un máximo de 101,05 puntos en el primer trimestre de 2008 y luego bajó hasta un mínimo de 89,72 puntos, antes de iniciar la recuperación y llegar a 100,82 puntos en el tercer trimestre de 2017.

Eso indica que a finales del pasado verano todavía no se había recuperado completamente el nivel anterior a la crisis.

En el conjunto de la OCDE, el PIB per cápita se situaba en el tercer trimestre de 2017 en 108,48 puntos, sobre el nivel 100 de comienzos de 2007.

El ingreso real disponible por persona, a su vez, había crecido todavía un poco más, ya que se situaba en 108,66 puntos.

La nueva estadística de la OCDE, que se va a publicar con periodicidad trimestral, viene a poner en evidencia que en algunos periodos de tiempo, en particular durante fuertes recesiones o rápidas expansiones, la evolución del PIB per cápita y del ingreso real disponible pueden diferir significativamente.

Entre los factores posibles están los cambios en las políticas fiscales y de ayudas sociales o en la forma en que las empresas distribuyen sus beneficios entre remuneraciones a sus trabajadores o dividendos a sus accionistas.