Bruselas permite a Lisboa un presupuesto más relajado, pero pide más medidas

Bruselas ha dado su consentimiento hoy a que Lisboa adopte un presupuesto más relajado en materia fiscal de lo que[…]

Bruselas ha dado su consentimiento hoy a que Lisboa adopte un presupuesto más relajado en materia fiscal de lo que sus socios le exigían, aunque ha advertido al Gobierno del socialista António Costa que debe tomar más medidas para mantener el déficit a raya.

"La Comisión no tiene que requerir un presupuesto revisado a las autoridades portuguesas", anunció el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis, después de que el Colegio de comisarios -el núcleo decisorio de la institución- tomara por unanimidad una decisión que no ha estado exenta de discusiones.

Este paso supone un balón de oxígeno para la nueva coalición gubernamental de izquierdas dirigida por Costa, al menos hasta primavera, cuando Bruselas vuelva a revisar la política económica lusa dentro del proceso que tiene abierto por déficit excesivo.

Pero también es un baño de realidad, ya que tras presentar tres meses tarde su plan presupuestario, Lisboa ha tenido que ajustar unas cuentas que la Comisión consideraba demasiado "optimistas" para lograr el aprobado por la mínima, eso sí, con el compromiso de asumir medidas adicionales por valor de 845 millones de euros.

Entre las medidas se incluye el aumento de los impuestos sobre el tabaco y el petróleo, mayores controles sobre los beneficios de salud relacionados, por ejemplo, con la discapacidad, y la marcha atrás de la reducción de 1,5 puntos a la contribución a la Seguridad Social para trabajadores con salarios menores de 600 euros.

Además, Portugal queda ahora bajo la lupa de Bruselas, que le ha exigido que dé los "pasos necesarios", en palabras de Dombrovskis, para asegurarse de que el déficit del país no se descontrola y se mantiene por debajo del máximo del 3 % exigido por la legislación europea.

Basándose en la primera versión del presupuesto presentado por Lisboa -sin los ajustes pactados-, la Comisión rebajó ayer sus previsiones sobre la deriva del déficit.

La CE advirtió de que sus cálculos apuntan a que Portugal no solamente no ha logrado cumplir su compromiso de colocar su desvío por debajo del 3 % en 2015 al quedarse en un 4,2 %, sino que además tampoco lo lograría este año (3,9 %), ni el siguiente (3,5 %).

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La luz verde de Bruselas supone también un espaldarazo para el Ejecutivo de Costa, cuyo ascenso al poder tras destronar al conservador Pedro Passos Coelho ha creado cierto temor entre los socios europeos.

No solo inquieta la retórica contraria a la austeridad económica del nuevo Gobierno, sino también el propio viraje político de la mano de la izquierda, aún con el recuerdo reciente de la llegada de Alexis Tsipras a Grecia y ante la incertidumbre política abierta en países como España.

Aunque la Comisión rechaza de plano entrar en política -"la CE trabaja de manera imparcial", ha reivindicado Dombrovskis- lo cierto es que la decisión de hoy sí marca una aproximación política muy diferente a los duros mensajes y advertencias dedicadas a Tsipras, basada en la conciliación y la cooperación común.

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"Hemos conseguido más con el diálogo que con un rechazo", ha afirmado el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, el socialista Pierre Moscovici, defensor de la flexibilidad en materia fiscal.

La situación de partida en este caso es también muy diferente a la helena, ya que Portugal ha logrado dejar atrás el rescate por valor de 78.000 millones de euros que se le concedió en 2011, después de años en los que se ganó la imagen de "buen alumno" en las políticas de austeridad.

Costa ha roto con esa imagen cumplidora en las primeras semanas de mandato, pero no ha perdido aún la confianza de sus socios. Eso sí, tampoco se la ha ganado y hoy mismo la canciller alemana, Angela Merkel, le ha recordado que en la eurozona hay flexibilidad, sí, pero también "reglas claras".

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