Asalto al banco
La autonomía del banco central de India está amenazada.
Se abre la veda de responsables de bancos centrales. En EE.UU., el presidente Trump ha lamentado que la Reserva Federal se haya vuelto «loca» ante la subida de tipos de interés que amenaza con terminar con sus medidas de estímulo de recorte fiscal. En Italia, el vicepresidente, Luigi Di Maio, ha acusado a su compatriota, Mario Draghi, de «envenenar el ambiente» tras advertir el presidente del Banco Central Europeo de la escalada que experimentarán los costes por endeudamiento del país salvo que el Gobierno ponga freno a sus planes de gasto.
El primer ministro indio, Narendra Modi, quiere que la economía de India siga a pleno rendimiento, ya que se presenta a la reelección el próximo año. Su Gobierno ha estado presionando al banco central para que entregue una parte del superávit de sus reservas con vistas a cumplir con los objetivos en materia presupuestaria y flexibilizar las restricciones que se aplican a los préstamos corporativos de los bancos estatales. Sin embargo, las prioridades del gobernador del Banco de la Reserva de India (RBI), Urjit Patel, son otras: acabar con la acumulación de préstamos no productivos que obstruyen el sistema bancario, mantener a la rupia al margen del nerviosismo que reina en los mercados emergentes y controlar la inflación.
Las tensiones, que habían estado latentes durante meses, estallaron en público a finales del mes de octubre cuando uno de los principales lugartenientes de Patel, el vicegobernador Viral Acharya, hizo una apasionada defensa de la autonomía del banco central en una reunión a la que asistieron algunos de los principales líderes empresariales del país. Parece que su discurso pudo estar motivado por la amenaza de la administración Modi de hacer uso del artículo 7 de la Ley del Banco de la Reserva de la India de 1934, una disposición hasta ahora nunca utilizada que permite al Gobierno dictar la política al jefe del banco en asuntos de interés público. Desde entonces, los periódicos del país han ido narrando cada tira y afloja de la controversia, llegando incluso a especular con que Patel podría dimitir como protesta.
«Tarde o temprano, los gobiernos que no respetan la independencia de los bancos centrales desencadenan la ira de los mercados financieros, prenden la llama del sistema económico y terminan lamentando el día en que desvirtuaron a una importante institución reguladora», comentó Acharya ante los empresarios. Recordó asimismo la intrusión del Gobierno argentino en las cuestiones propias de su banco central en 2010, lo que alarmó a los inversores y desencadenó un repunte de las rentabilidades de los bonos, con consecuencias fatales para la economía.
Independencia monetaria
Con idéntica facilidad Acharya podría haber citado la experiencia de Turquía, donde los ataques públicos del presidente Recep Tayyip Erdogan contra la independencia del banco central provocaron el desplome de la lira turca. Al igual que estos países, la India depende del dinero extranjero para financiar sus inversiones y está muy expuesta a un cambio repentino del sentimiento económico. La rupia ha perdido más del 10 por ciento de su valor frente al dólar este año, en parte debido a la preocupación de que una lenta crisis en el sector financiero no bancario pueda afectar el crecimiento. «No es un buen momento para ser catalogados como un país que no respeta la autonomía de su banco central», ha afirmado Raghuram Rajan, ex gobernador del RBI, en una reciente entrevista en la televisión local. «Pasar por encima de un banco central no ha sido bueno para ninguna economía».
El 19 de noviembre pudieron verse indicios de tregua, cuando tras una reunión maratoniana de nueve horas de la junta directiva del RBI, el banco central terminó aceptando estudiar las peticiones del Gobierno, incluyendo un plan para compartir una parte de su capital excedente. Si bien la noticia ha supuesto un alivio para los inversores, también parece indicar que la toma de decisiones complicadas ha comenzado y podría mantenerse fácilmente el próximo año.
Las controversias entre el banco central de India y el Gobierno no son nada nuevo. Rajan, que también fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), dimitió de su cargo de gobernador del banco en 2016 tras un solo mandato para volver a su puesto de profesor en la Universidad de Chicago tras hacer frente a las críticas de un aliado importante de Modi que lo acusó de mantener los tipos demasiado elevados y de no ser «totalmente indio» en su forma de pensar.
Patel, que obtuvo su doctorado en economía en Yale, fue inicialmente considerado partidario de las políticas de Modi, incluso cuando se tomó la controvertida decisión en 2016 de anular el 86 por ciento de los billetes en circulación. Las señales de tensión comenzaron a surgir el año pasado cuando Arvind Subramanian, el entonces asesor económico jefe de Modi, acusó al RBI de errores grandes y sistemáticos en sus métodos de pronóstico que provocaban una sobrevaloración de la inflación. El banco elevó las tasas de interés en junio por primera vez desde 2014 y seguidamente aplicó otra subida en julio. Los economistas consideran que el órgano de supervisión de la institución ha contribuido a situar la inflación en un mínimo de 13 meses hasta el 3,3 por ciento registrado en octubre.
Otro motivo de fricción ha sido la presión de Patel para sanear el sector bancario, que tiene uno de los niveles más altos del mundo de préstamos morosos o no productivos. Todo ello ha enervado a algunos de los líderes políticos que quieren que se flexibilice la normativa en materia de morosidad para las empresas y que se eliminen las nuevas y severas restricciones en materia de préstamos a bancos estatales con vistas a impulsar el crecimiento económico antes de las elecciones nacionales de mayo.
Un motivo de enorme preocupación para los inversores ha sido los intentos de la administración de utilizar una parte de las reservas excedentes del banco central para compensar el déficit de ingresos, que se han situado por detrás de los objetivos a pesar de la introducción el año pasado de un impuesto nacional sobre las ventas. «Existe el temor de que las reservas del RBI se utilicen para financiar el déficit fiscal», comenta Amartya Lahiri, director del Centro de Investigación y Aprendizaje Financiero Avanzado, un grupo de expertos con sede en Mumbai. «El temor puede hacerse dueño de los mercados si esto sucede, ya que tendremos la sensación de que el Gobierno domina al RBI desde una perspectiva fiscal».