¿Seguirá el rebote en las bolsas? Los inversores están desconcertados

El desplome más rápido de la historia ha sido seguido por una importante y también súbita recuperación de los mercados. Pero los expertos desconfían

El coronavirus tiene a los inversores de todo el mundo totalmente desconcertados. En poco más de ocho semanas, los principales índices bursátiles han registrado pérdidas del orden del 35%, para después anotarse rebotes de la talla del 25%: el ‘crash’ más acelerado de la historia y un rebote a la altura de su predecesor.

Para mayor confusión, los mercados han recuperado posiciones en un escenario de parón total de la economía global (prácticamente de catástrofe), mientras se suceden las publicaciones de perspectivas económicas, a cada cual más pesimista. ¡Están locos estos mercados!, que hubiera dicho Obelix, el célebre personaje de René Goscinny y Albert Uderzo.

Por eso, la pregunta clave que atormenta ahora a muchos inversores es: ¿tiene recorrido el actual movimiento alcista?

Antecedentes

Para tratar de averiguarlo, conviene determinar, en primer lugar, los motivos del rebote. Uno de ellos es puramente técnico: después de un gran desplome, se produce casi siempre una fuerte recuperación.

Así, al menos, ha sucedido a lo largo de la historia, como recuerda Javier Molina, portavoz de eToro para España: «En el caso del S&P 500, siempre que se ha registrado una caída de al menos el 20%, al cabo de un día, un mes y un año, se han producido rentabilidades positivas en el 60% de los casos. Porque, cuando se produce una sobreventa tan fuerte, los inversores menos experimentados venden como locos y entran las manos fuertes».

Otro punto de apoyo han sido los abultadísimos programas de rescate a la economía impulsados por los bancos centrales y los países afectados, con la Reserva Federal de Estados Unidos a la cabeza.

«Los bancos centrales han aprendido bien la lección de la crisis de 2008 y han actuado de forma aún más rápida y coordinada, transmitiendo a los mercados la idea de que harán todo lo que sea necesario para evitar el peor de los escenarios», explica Victoria Torre, de Singular Bank.

Asimismo, otro motivo para el optimismo en las últimas semanas ha sido la prometedora recuperación de China, primer país en sufrir la epidemia, tras regresar a la actividad. 

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Aunque la razón más evidente que ha permitido sacar a los mercados de la situación de coma en la que se encontraban han sido los datos relativos al propio avance de la enfermedad, que ya parece haber superado su pico en muchos países occidentales, con la famosa curva de contagios comenzando a aplanarse.

Esto ha permitido anunciar la relajación de las medidas de confinamiento en lugares tan clave para la economía mundial (y las bolsas) como Alemania y Estados Unidos.

La continuidad del rebote

Una vez analizados los motivos del rebote, es preciso averiguar si tiene visos de continuidad. Para ello, los expertos suelen contar con algunas herramientas que habitualmente les permiten evaluar la solidez de un movimiento alcista de este tipo y su recorrido. 

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Una de las más populares es la volatilidad (que mide las fluctuaciones de los precios). El nerviosismo vivido en marzo por la expansión del Covid-19 provocó que este indicador superase los máximos de 2008, pero el mismo ha ido reduciendo su intensidad en las últimas semanas. Si bien, aún debe seguir moderándose para considerar que refleja una situación normalizada, según varios expertos.

«Hemos visto una bajada de niveles de 85 a los actuales 40. Se considera que puede volver el nerviosismo por encima de 50. Por otro lado, niveles de alrededor de 25 podrían ser de ‘normalidad’, por lo que aún tendría que bajar bastante», apunta al respecto José Luis Herrera, analista de mercados independiente.

Otra medida para tratar de anticipar la continuidad de un movimiento alcista es comprobar que el número de acciones al alza supere a las que bajan. Si bien, no parece que esto se esté produciendo en el momento actual.

En concreto, solo el 35,98% de las acciones del S&P 500 cotizan por encima de su media de largo plazo. «Esto significa que hay más cotizadas en tendencia bajista que alcista, a pesar del rebote. Esta es una buena herramienta para medir la salud del mercado y, en estos momentos, nos indica que sigue siendo bajista a nivel general», explica Sergio Ávila, de IG Markets.

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Más allá de eso, un factor adicional para determinar cuándo se produce una mayor estabilidad del mercado de renta variable es observar la evolución de la rentabilidad de la deuda.

En Singular Bank, por ejemplo, monitorizan los índices de crédito Investment Grade y High Yield y, actualmente, no ven señales claras en esta área: «Los spreads de crédito han mostrado una evolución divergente en los últimos días», explica Torre.

El problema con este termómetro radica en que, «ahora mismo, con la Fed comprando bonos de todo tipo, quizás tampoco sea el mejor medidor», advierte Ávila.

Herramientas que fallan

Y es que los expertos coinciden en señalar que las herramientas habituales no sirven de brújula para manejarse en una crisis como la del coronavirus, surgida en un ámbito completamente ajeno al de la economía: el sanitario.

«En una situación tan anómala como la actual no tiene por qué haber esa relación directa entre este tipo de indicadores y lo que de verdad suceda en el mercado», dice Herrera.

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El comportamiento de las bolsas dependerá, más bien, del tiempo en que tarde en controlarse la pandemia y de la magnitud del daño que el parón de la actividad produzca en la economía real.

«A la gente le gusta mucho hablar de rebotes pero no podemos ni pensarlo si todos los datos y previsiones que estamos viendo son los peores de la última década, algunos de la historia. Y, eso, teniendo en cuenta que la pandemia se acabe en junio. Porque, si se alarga, los efectos serían aún más negativos. Ante ese escenario, no podemos hablar de recuperación de las bolsas», razona Joaquín Robles, analista de XTB.

Asimismo, los expertos explican que los inversores institucionales no han participado de los recientes rebotes, algo que da pistas sobre la falta de solidez de los mismos. «Los inversores minoristas son los que están entrando mayoritariamente, ante el miedo de no perderse un rebote», apunta Ávila.

Pero «los medidores de las compras de ‘insiders’, de entradas de fondos, muestran que no han entrado en masa en este rebote», añade Herrera.

Por último, otra circunstancia que podría apuntar a mayores caídas es el hecho de que Wall Street haya recortado menos de un 20% desde el inicio de la crisis del coronavirus, algo que destaca frente al 400% que subió tras la crisis de 2008.

«Si de verdad estamos ante una crisis comparable a la de 2008, pensamos que los márgenes de caídas son mucho mayores tanto en el mercado europeo como americano», advierte Robles.

La situación del Ibex

Pero, y España, ¿qué pasa con el mercado español? Los expertos consultados coinciden en señalar que la elevada ponderación de la banca, las telecomunicaciones y la energía en el Ibex-35 es la culpable de que el selectivo se haya quedado entre un 5% y un 7% rezagado en el rebote respecto a otras bolsas europeas. «Es por la gran ponderación del sector financiero. Las entidades han caído más de un 40% y son el 30% de la capitalización del índice», relata Robles, quien advierte, además, que «el Ibex 35 marca una clara tendencia bajista y todavía no ha tocado suelo».

Solo Cellnex, Grifols, Viscofan e Iberdrola mantienen la tendencia alcista de largo plazo dentro del selectivo español, según Ávila. Y son compañías que gustan, asimismo, por fundamentales: «Cellnex continúa creciendo con operaciones corporativas, incluso ahora. Y Grifols podría convertirse en uno de los ganadores de la crisis», apunta Torre.

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