Estudio refleja que 56 % las empresas familiares no tiene órgano de gobierno
Un estudio encargado por la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar (Acefam) refleja que un 62 por ciento de esas[…]
Un estudio encargado por la Asociación Cántabra de la Empresa Familiar (Acefam) refleja que un 62 por ciento de esas firmas no cuentan con un plan estratégico que fije su futuro y un 56 % de ellas tampoco tiene ningún órgano de gobierno familiar.
El estudio, presentado por el economista Manuel Bermejo, indica además que un 94 % de las empresas familiares cántabras tiene menos de 250 trabajadores y del cien por cien de ellas, su cifra de ventas no supera los 250 millones de euros.
Bermejo, que ha dado a conocer esos datos acompañado del presidente de Acefam, Manuel Huerta, ha señalado que la situación de las empresas familiares cántabras es similar a la del resto de las de España, que "han estado con el foco puesto en salir de la crisis" en los últimos años, ha afirmado el economista.
Ha indicado que estas empresas tienen ahora que abogar por órganos de gobierno que ordenen y articulen sus actuaciones, porque ha dicho que evitan los problemas en las empresas y las familias y permiten afrontar retos mayores, como la internacionalización.
Sin embargo, ha destacado que el estudio señala que las empresas familiares tiene reputación de marca, capacidad para adaptarse a los cambios y un excelente producto.
Y también este economista ha señalado que el estudio indica que estas empresas familiares cántabras son optimistas en términos de ventas y beneficios, según informa en nota de prensa Acefam.
Manuel Bermejo ha insistido en que "es preocupante" que la mayoría de estas empresas no tengan un protocolo donde se fije dónde están y cómo quieren estar y, por ello, ha reiterado la importancia de contratar consejeros familiares y ponerles "un buen salario".
El estudio también indica que el 40 % de las empresas familiares que cuenta con un órgano de gobierno no debate, y el 44 % de las consultadas tampoco tiene acuerdos de accionistas.
"Las cuestiones de familia acaban impregnando a la empresa y tenerlas ordenadas y bien comunicadas a todos sus miembros es un síntoma de madurez", señala el economista.
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