Ventajas de mantener el plan de pensiones tras la jubilación

Retrasar el rescate de un plan de pensiones permite al partícipe prolongar sus incentivos fiscales y aumentar su rentabilidad

Los planes de pensiones se diseñaron como productos de ahorro finalista dirigidos a complementar la pensión pública al llegar a la jubilación. Su objetivo es que los nuevos jubilados no pierdan poder adquisitivo y mantengan el nivel de vida que tenían en su etapa activa.

Por ello, lo común es que los partícipes de planes de pensiones retiren el capital acumulado en ellos al jubilarse, pero no siempre es así, ya que a veces no es la opción más rentable. Y más si se tiene en cuenta que no existe la obligación de rescatar ese ahorro al llegar la edad de retiro.

Incentivos fiscales y rentabilidad, principales ventajas de mantener el plan

Tras la jubilación, el partícipe puede seguir haciendo aportaciones a su plan de pensiones y beneficiarse de sus incentivos fiscales. Puede desgravarse en el IRPF las aportaciones anuales de hasta un máximo de 2.000 euros o el 30 por ciento de los ingresos del trabajo y actividades económicas.

Además, el ahorro que no se rescata puede seguir dando rentabilidad al partícipe al seguir invertido. En estos casos, los analistas recomiendan que las inversiones se dirijan hacia activos de menor riesgo adecuados a un inversor de perfil conservador, para proteger el capital, aunque la rentabilidad obtenida sea menor.

El ahorrador puede pasar de un plan de pensiones más arriesgado a otro más conservador sin impacto fiscal y sin asumir costes.

"La mayor ventaja de retrasar el cobro del plan de pensiones en aquellos casos en los que el beneficiario no necesita utilizar ese dinero es la posibilidad de conseguir una rentabilidad mayor que en otros productos financieros, aprovechando, además, el diferimiento fiscal de esa rentabilidad hasta el momento de cobro", apunta Miguel Ángel Menéndez, director del área de previsión social de Mercer.

Hay que tener en cuenta que "transcurridos tres años del hecho causante se perdería la posibilidad de acogerse a la reducción fiscal del 40 por ciento en los rescates en forma de capital de aportaciones realizadas hasta diciembre del 2016", advierte Menéndez.

Dejar en herencia el plan

Otro motivo de no liquidar el plan de pensiones es el deseo de la persona jubilada de dejarlo en herencia a sus descendientes o herederos.

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"Esta es una opción cada vez más tenida en cuenta por muchos partícipes, ya que la tributación fiscal se recoge en el IRPF del beneficiario como rendimientos de trabajo y no por el impuesto de sucesiones", aduce Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (OCOPEN).

Esto tiene la ventaja de que se puede diferir la tributación al momento elegido por el beneficiario, debido a que no hay obligación de rescatarlos tras el fallecimiento del titular.

Rescatar una parte

Otra de las opciones es rescatar una parte del capital, pero en este caso hay que tener en cuenta, a juicio de Isabel Casares, "que una vez que hemos optado por cobrar parte del fondo, las aportaciones que se sigan realizando ya no se van a considerar como prestaciones de jubilación".

Optar entre fondos y planes

Antes de que el partícipe liquide su plan, expertos del Instituto BBVA de Pensiones aconsejan que debe planificar qué productos ofrecen un tratamiento fiscal más adecuado a sus necesidades.

“Si, además de planes de pensiones, que tributan como rendimientos del trabajo, el ahorrador dispone de fondos de inversión, puede beneficiarle rescatar primero los fondos que tributan como ganancias patrimoniales como diferencia entre valor de venta y valor de adquisición”.

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