«Siemens Gamesa es la compra más clara que tengo ahora en cartera. El castigo fue excesivo»

«Nuestros clientes no nos pagan por perder dinero», asegura este experto. Por eso, en su fondo mixto mantiene una exposición muy limitada a los bonos. Prefiere gestionar el potencial que ofrece actualmente la bolsa, donde aún encuentra oportunidades.

Jacobo Blanquer es un histórico de la industria de la inversión en España. Es el primer gestor autorizado por la CNMV para la gestión de Sociedades de Inversión Libre. Tras su paso por firmas de renombre como Banif o Clifford Chance, ahora, y desde 2011, trabaja al frente de Tressis Gestión. Aunque Blanquer, reconoce, se siente más cómodo en el papel de gestor. Como responsable máximo del Adriza Global dedica el día a día a 'leer mucho'. Tarea fundamental para encontrar las mejores oportunidades del mercado. Este mixto global puede moverse libremente entre la renta fija y la bolsa, y sin embargo, la exposición a la deuda es mínima. Con unos tipos en mínimos, supondría una exposición demasiado alta a posibles pérdidas. Blanquer habla en esta entrevista de las ideas que está incorporando al fondo en estos momentos. Por qué la tecnología no es la megatendencia que más le atrae y por qué compró SiemensGamesa tras el varapalo que sufrió el año pasado. 

¿Cuál es la filosofía de inversión del Adriza Global?

El Adriza Global es un fondo mixto con vocación de renta variable. La exposición a la bolsa ha estado de media en un 70 por ciento de la cartera. No invertimos a corto plazo. Buscamos empresas que creemos que tienen un buen futuro. Nuestro proceso de inversión parte de la macroeconomía, que nos ayuda a determinar a qué sectores y geografías queremos tener exposición. Eso implica que nuestra asignación de activos se aleja mucho de la composición de los índices. Por ejemplo, ahora tenemos una fuerte convicción por el sector del automóvil, que apenas tiene peso en el Ibex-35. Nuestro objetivo, por lo tanto, es lograr rentabilidades superiores a la de los índices, pero con una volatilidad inferior. Y esto lo conseguimos gracias a la selección de valores. El año pasado no teníamos exposición al sector energético, el que peor se comportó en ese periodo y que sí ha penalizado, en cambio, a los índices. En cambio, en el último trimestre de 2017 entramos en petroleras y eólicas. SiemensGamesa es un ejemplo, ya que a estos niveles nos parecía interesante. Un elemento diferenciador del fondo es su uso de opciones, que ayudan a reducir la volatilidad del fondo.

Y el 30 por ciento restante de la cartera, ¿cómo está repartido en estos momentos?

Un 16 por ciento más o menos está en renta fija pura, principalmente en flotantes. Y siempre tengo algo de liquidez de reserva.

¿Sigue siendo válida esa división tradicional de riesgo en la bolsa y seguridad en los bonos?

No. De hecho, vemos más riesgo en estos momentos en la renta fija que en la renta variable. Por eso en la posición de bonos de gobierno estamos con duraciones negativas: de -5 en Europa y de -2 años en Estados Unidos. Y la parte de deuda corporativa está en emisiones flotantes. 

¿Cómo os ha obligado estos años de tipos en mínimos a replantear la estrategia del fondo?

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Siempre he tenido una preferencia por la renta variable, pero en años como 2012, cuando el bono español a 10 años pagaba un 7 por ciento, había deuda a precios atractivos. Ahora, con unos tipos en negativo o muy bajos en prácticamente todas las emisiones de renta fija gubernamental, es invertir sabiendo que vas a perder los próximos 5 años con ese bono. No creo que los clientes nos paguen para perder dinero. Tenemos que cambiar el 'chip'. La relación rentabilidad-riesgo es básica al evaluar un activo. Y ahora mismo la renta fija da muy poca rentabilidad para el mucho riesgo que se asume.

 La renta fija os parece cara, ¿y la renta variable?

Hay complacencia. Las valoraciones, en general y a corto plazo, están caras. Pero hay que diferenciar, dentro de ellas, sectores y geográficamente. Incluso en Estados Unidos. La economía está estable, pero puede llegar algún susto desde China. Así que no se deben descartar correcciones.

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¿Cómo impacta la fortaleza del euro en las compañías europeas?

Depende de cada sector, pero Europa exporta principalmente intracomunitariamente. La balanza comercial entre Europa y Estados Unidos no es tan fuerte, y eso es lo que importa verdaderamente al plantearse el impacto del euro/dólar. El mercado está descontando demasiado el efecto en el sector automovilístico, cuando el impacto real en las cuentas de, por ejemplo, Peugeot o Renault, dos compañías que nos gustan, es mínimo. 

¿Hacia dónde se inclina el sesgo de la cartera actual?

Estamos positivos con las perspectivas de la macroeconomía. Los datos PMI son fuertes, están en máximos de los últimos 10 años. Y suelen ser buenos indicadores adelantados para el mercado. Entonces, lógicamente tenemos que optar por valores más cíclicos. Las compañías defensivas han funcionado muy bien en la última década; ahora me parece que están caras. El sector financiero aún necesita que la curva se revierta, que el Banco Central Europeo deje de comprar deuda y que suban el tipo de depósito.

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Los datos macroeconómicos en Europa, de manera generalizada, apuntan a una recuperación ya sólida. Sin embargo, el BCE mantiene su habitual tono de cautela. ¿Qué implicaciones tiene para el sector bancario, tan dependiente del movimiento de la curva?

Que el tipo del depósito en Europa esté al -0,40 por ciento está penalizando a la banca. Ello, y la regulación. El bancario ha sido el sector más regulado desde que estallara la crisis financiera. Han ido perdiendo cada vez más fuentes de ingresos. Tal es así que costaba ver cómo iban a generar dinero. El margen de intermediación se desvaneció con la caída a mínimos de los tipos y esto se unió a unas exigencias de capital mínimo muy elevado. En Estados Unidos el escenario ha comenzado a cambiar. La regulación bajo el mandato de Trump se ha relajado y, así, las acciones bancarias prácticamente han doblado su valor en bolsa en ese tiempo. La banca europea va un paso por detrás, pero un repunte en el tipo del depósito, que podría llegar en la segunda mitad de este año, podría ser un catalizador positivo. Y aún así, habría que analizar el efecto de Basilea IV en el balance de cada banco, así como los activos que tienen en cartera. Si nos preocupa la renta fija en plazos largos, no invertiríamos en una entidad con una exposición preocupante a ella. Dicho lo cual, creo que la segunda mitad del año será buena para las entidades financieras. Pero todo depende del BCE.

El fondo tiene un enfoque global, pero, ¿tenéis compañías españolas?

Por supuesto. Es el mercado que mejor conocemos. Reducimos nuestra exposición antes del referéndum del 1 de octubre, aunque en ese momento tampoco tenía en cartera a valores con exposición a Cataluña. Ahora no solo hemos quitado esas coberturas sino que hemos incrementado el peso. Hay muchos valores que se han quedado atrás.

¿Afecta verdaderamente, en la práctica, la política a las empresas españolas?

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Afecta más bien al sentimiento del inversor extranjero. Para ellos es un riesgo no remunerado cuando pueden elegir entre dos compañías con un perfil similar de negocio y sin el riesgo político. A nivel de PIB no creo que haya un impacto significativo.

¿Qué le lleva a apostar por SiemensGamesa tras los meses de castigo al valor?

Primero, porque es un negocio que va a seguir existiendo. Los países cada vez demandan menos energía nuclear y apuestan por la eólica. Es un cambio de tendencia que no se puede frenar. Y Gamesa y Vestas forman casi un duopolio en su sector a nivel europeo y mundial. Gran parte de la corrección del valor viene por problemas en India. Es un mercado en el que Gamesa tiene una exposición importante y su negocio allí tenía unos márgenes altos. Estos se redujeron drásticamente, lo que lastró a su vez a los beneficios. Esto ya está metido en precio. Y está ganando nuevos contratos. Tiene una cartera de pedidos lo suficientemente grande como para sustentar los próximos años, con lo peor de las caídas de márgenes ya descontado en precios.

¿No le preocupa el profit warning que lanzó Vestas hace unos meses?

Por eso está a ese precio. Si cotizara a 22 euros sí me preocuparía. El profit warning de Vestas en parte vino por las caídas en márgenes de India y otros países asiáticos. A estos niveles no me preocupa. Es una de las compras más claras que tengo en cartera.

Con el auge de las nuevas tecnologías y la relevancia de las megatendencias, ¿cree que a futuro aumentará la exposición del fondo a este tipo de valores?

Hace 22 años no tenía ninguna tecnológica en cartera. Ahora tengo unas cuantas. El problema es que el sector en general está caro. A muy largo plazo, donde veo valor y está 'barato' es en los bienes raíz. Nos preocupa mucho porque Amazon nos vaya a llevar el tomate a casa, pero a este paso no sé quién va a hacer el tomate. Se necesita tierra, fertilizantes, etc. Y eso al final tiene valor. El número de 'consumidores' está subiendo a nivel global. Cada vez más se exige calidad en los productos, que llegue rápido y, a poder ser, que no cueste nada el transporte. Pues bien, alguien tiene que hacer ese producto. Por eso en carteras tenemos compañías de fertilizantes, por ejemplo. Las minas también veo que están infravaloradas. Cada vez habrá más exigencias de minerales para las baterías de los coches eléctricos, etc. Y lo que harán falta son minas: litio, níquel... Más minas y mejores explotadas.

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