Lagarde se ensaña con el bitcoin. Es "especulativo” y sirve para “lavar dinero”

Lagarde asegura que el bitcoin está lejos de ser una moneda al uso y dice que se usa para actividades ilegales, como el lavado de dinero

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, no resistió la tentación de entrar en el debate del bitcoin. Y lo hizo apuntando al corazón, donde más duele.

Cuando la moneda digital acaba de superar sus máximos históricos por encima de los 40.000 dólares, dejando fines de semana salvajes y emborrachada de euforia en un rally acelerado por el dinero institucional, la banquera se ensañó sin piedad. También lo ha hecho cuando el bitcoin ha roto la parábola alcista y ha sufrido su primera corrección seria. 

En un acto organizado por Reuters para discutir las perspectivas económicas de la zona euro, la presidenta del BCE se salió inesperadamente del guión para atacar sin miramientos a una moneda que pone en tela de juicio el papel de los bancos centrales.

Entre otras cosas, aseguró que la popular criptodivisa está lejos de ser una moneda al uso y la calificó como un instrumento no solo dedicado a la especulación sino también al lavado de dinero.

El ataque de Lagarde

  • “Para aquellos que habían asumido que podría convertirse en una moneda, lo siento mucho, pero esto es un activo altamente especulativo”, se despachó Lagarde respecto al bitcoin.
  • Precisamente por esto, dijo la banquera gala, ha permitido cerrar lo que calificó como “negocios divertidos” y desarrollar una actividad de “lavado de dinero totalmente reprobable".
  • Respecto al papel del BCE en el ecosistema digital, Lagarde se limitó a señalar que la institución tendría pronto un “euro digital”, aunque llevará algo de tiempo lanzarlo antes de que sea seguro.

El contexto

El explosivo rally del bitcoin ha llamado la atención de reguladores y bancos centrales. Los gestores de la política monetaria lo miran con recelo, pero al mismo tiempo, no quieren quedarse al margen de la revolución del dinero digital.

  • Por la propia naturaleza de su política monetaria, la oferta de bitcoins no se puede alterar y está fijada de antemano. Esto supone una gran diferencia con los bancos centrales, cuya misión consiste precisamente en controlar la oferta monetaria.
  • La posibilidad de que se instaure un sistema monetario al margen del orden establecido generaba recelos cuando el bitcoin era cosa de los inversores minoristas. Pero con la llegada del dinero institucional, lo que provoca es inquietud.
  • Por eso, los bancos centrales, incluido el BCE, se centran cada vez más en desarrollar sus propias monedas digitales. En parte, desean ofrecer una alternativa oficial al efectivo en la era digital, conservando al mismo tiempo su influencia.

Las sospechas

Los detractores del bitcoin siempre argumentaron que es una moneda pensada para criminales y terroristas. Por ejemplo, el lavado de dinero. Este debate siempre ha estado en el candelero.

  • Los críticos aseguran que el bitcoin facilita la transferencia ilegal de fondos, incrementándose su uso por parte de los ciberdelincuentes en particular.
  • Los defensores, por el contrario, argumentan que el libro mayor del bitcoin, donde quedan registradas todas las operaciones, es inmutable y accesible desde cualquier parte del mundo.
  • También afirman que el bitcoin no es anónimo, sino más bien seudónimo. Así, sería posible, aunque no está garantizado, establecer vínculos entre identidades reales y direcciones de bitcoin.
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