Un palco en el Bernabéu para celebrar un ERE

El lema que mueve a la sociedad española en el entorno en el que nos encontramos es el de buscarse la vida. En eso están empresarios, trabajadores, autónomos, comercios, instituciones sin ánimo de lucro, religiosas, etcétera. No hay nada más que ver cualquiera de estos programas de televisión que se han puesto de moda -Callejeros o Comando Actualidad- para cerciorarse de cómo anda la gente por mucho que la ministra Salgado que la salida de la crisis la percibe ya toda la sociedad.

La crisis ha puesto a muchos en su sitio y ha desinflado muchos globos. Uno de esos es el de las energías renovables, ya fueran eólicas, solares, termosolares o vaya usted a saber qué. Por decir que no se contaminaba se pagaba la de Dios. Compañías que apenas ingresaban 100 millones y que incluso perdían dinero llegaron a valer más de 2.500 millones. Una de ellas era Solaria.

Sus dueños, la familia Díaz-Tejeiro, se plantaron a mediados de julio en la bolsa española de la mano de los gurús de Morgan Stanley para los que esta compañía no tenía límites. Unos señores de pueblo, como el que escribe, que de repente se codearon con lo mejorcito de la city madrileña. Se forraron en cuestión de meses Nadie entendía que una empresa que vendía placas solares se pagara a más de 200 veces el PER cuando el ratio medio de la bolsa no llega a 20.

Alguien se percató pronto de la barbarie y Solaria se derrumbó desde los 26 euros hasta menos de diez al tiempo que sus gestores seguían intentando sumar al globo a figuras del mundo empresarial de primer nivel para darle notoriedad al invento. Nada. Fue a peor. La acción se derrumbó un 90% en 2008 hasta cotizar a apenas 2 euros. Con el negocio apagándose más que el sol en Escandinavia en pleno invierno por falta de financiación, la compañía ha decidido mandar a casa por diez meses a 407 de los 500 empleados de su planta de Puertollano mediante un Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE)

Los currelas a casa, pero el presidente al Santiago Bernabéu. Porque resulta llamativo que Solaria, que está recortando costes de todos los sitios posibles, siga siendo uno de los patrocinadores del Real Madrid, que suele cobrar más de 400.000 euros por poner la publicidad estática durante el partido y tener un palco privado, con comida de catering de primera -de Mallorca, para los que vivan en la capital- y copas para disfrutar del evento. Contradicciones de la recesión.