¿Tiene sustituto Pedro Solbes?

Ahora que dicen que se va, Pedro Solbes se pone pesimista. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía[…]

Ahora que dicen que se va, Pedro Solbes se pone pesimista. El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía reconoció ayer por la mañana que vistos los últimos indicadores económicos, "está en entredicho que la recuperación en España pueda comenzar en el segundo semestre de 2009". La frase, además de realista -sorprendentemente Miguel Sebastián le enmendó la plana por la tarde, asegurando lo contrario-, es bastante hueca en un momento en el que todo está en entredicho: las previsiones, el empleo, la banca o que Solbes vaya a seguir al frente de la cosa económica cuando arranque la primavera. Pero las palabras sí dejan en el aire una cierta sensación de capitulación, de hasta aquí hemos llegado, de que el problema va para largo y de que lo va a gestionar otro.

No es nuevo que el ganador hace un año del debate televisado con Manuel Pizarro no se muere de ilusión por agarrarse a la cartera ministerial, pero sí lo es la preocupación creciente por su futuro sustituto. Dicho de otra forma, por el temor a que entre las huestres socialistas no haya un delfín a la altura de las circunstancias. Desde luego, no hay un solo perfil en el partido con la hoja de servicios, el historial y las tablas de Solbes. Ni tampoco con ese intangible tan tangible cuando vienen malas como es el prestigio. Ese valor que, a pesar de todo, mantiene el número tres del Gobierno y que le permite mantener el respeto de la oposición, que cuando de don Pedro se trata se cuida muy mucho de utilizar ciertos adjetivos que para otros son el pan nuestro de cada día.

El comisario Joaquín Almunia, feliz desde la atalaya de Bruselas, y Miguel Ángel Fernández Ordónez, gobernador en fase de alta tensión del Banco de España y que acumula rapapolvos del partido en el poder por su petición de reformar el mercado de trabajo, bastante tienen con lo suyo. Les sobran tablas para no comerse el marrón de una cartera ministerial que, en pleno tormentón en los mercados y la economía real, quema más que la de Interior en aquellos tiempos de atentados terroristas cada dos por tres. El marronazo es de aupa, y el que lo asuma se sentirá como Miguel Sebastián el día que fue designado candidato a la alcaldía de Madrid por Rodríguez Zapatero: quemado de antemano.

Una elección para luchar por Madrid que, dicho sea de paso, prácticamente elimina de las apuestas al ministro de Industria, que demostró en la carrera electoral una escasísima capacidad para aunar voluntades. Justo lo que se requiere ahora en pleno temporal económico. Sin comentarios sobre la rectificación de ayer a Solbes. La hace el mismo que en abril del año pasado aseguraba que "la crisis internacional es pasajera y a va a cortar a corto plazo el buen ritmo de crecimietno económico que nuestro país venía disfrutando". 

Necesita Zapatero un golpe de efecto, y va a tener que hilar muy fino para no pichar en hueso con una decisión que se antoja decisiva. El escalafón dice que puede ser el momento de David Vegara. A su favor tiene que no está quemado porque su exposición pública ha sido mínima. Pero al Secretario de Estado de Economia la faltan los galones que no se otorgan en consejo de ministros y el reconocimiento de la comunidad empresarial y financiera.

Es el riesgo de apostar por un semidesconocido, o por un desconocido total para el gran público como el presidente del ICO, Aurelio Martínez, otro de los que suenan en las quinielas. Con el bosque económico ardiendo, conviene improvisar lo justo o... agarrarse a Solbes.

En portada

Noticias de