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Los Pixels de Google competirán con Apple y otros dispositivos de Android

El primer acuerdo de Google con los fabricantes de teléfonos fue muy simple: vosotros os encargáis del hardware y nosotros, del software. Nuestro campo de batalla son los servicios, los ingresos por publicidad, las visitas. Cuantos más teléfonos vendáis, mejor nos irá. Un buen acuerdo. Más de 3 de cada 4 smartphones de todo el mundo funcionan con Android, y fuera de la temporada navideña, esa cifra se dispara hasta cerca de 9 de cada 10. 

Pero durante años, las alianzas con Android no fueron sencillas. Los fabricantes de hardware, desde Samsung hasta Xiaomi han diseñado sus propias aplicaciones y tiendas de aplicaciones para Android, que se ofrecen junto con las aplicaciones de Google o en lugar de las mismas. Samsung también está desarrollando su propio sistema operativo, al igual que Huawei, fabricante líder del mercado chino, según la web de noticias tecnológicas «The Information». Google promocionó una línea de teléfonos Nexus, normalmente fabricados y comercializados conjuntamente con la marca Samsung o LG, pero intentó imponer sus ideas sobre el aspecto que debería tener un teléfono de Android. La pregunta clave es qué habría sucedido si uno de los dos factores de la ecuación hardware-software decidiera competir de forma más directa contra el otro.

Google realizó el primer movimiento el 4 de octubre, con la presentación de dos smartphones de fabricación íntegramente propia. El Pixel y el Pixel XL incorporan comandos por voz, como Siri, cámara con características sorprendentes y otras prestaciones para sacar el máximo partido del último sistema operativo de Android. Si bien es cierto que Android sigue funcionando en productos de otras compañías, los Pixels marcan el final de los teléfonos Nexus de Google y suponen una apuesta clara por el segmento superior del sector del hardware de smartphones que supone un volumen de 400.000 millones de dólares. (Al igual que ocurre con el iPhone, el Pixel más barato cuesta 649 dólares). «Esto es más o menos lo que concebimos como experiencia ideal del usuario de Google», afirma Rick Osterloh, director del nuevo Departamento de Hardware de la compañía. «Es nuestro».

LG, Huawei, y Xiaomi han preferido no realizar declaraciones. Samsung no ha contestado a nuestra invitación a realizarlas. 

Los Pixels, con marco de metal, que se comercializan en color negro, plateado y en una edición limitada azul, son más elegantes y están mejor acabados que algunas de sus incursiones anteriores en el mundo del hardware, como las endebles Google Glass, que costaban 1.500 dólares. Los teléfonos procesan aplicaciones a velocidades hasta hace poco reservadas a ordenadores portátiles, con una vida de la batería consistente y escáner de huellas dactilares que hacen las funciones de trackpad. Google Assistant ofrece sugerencias basadas en preguntas anteriores: si preguntas por el tiempo en San Francisco, deducirá que también te interesará conocer los lugares de interés de la ciudad.

Alcance de las cámaras 

Durante una demostración en la sede de Google, en Mountain View, California, Osterloh mostró el alcance de las cámaras de Pixel. Con un golpe de muñeca, se cambia entre la cámara estándar y la cámara de selfie, y cuenta con giroscopios por software que reducen el temblor al grabar vídeos. «Hemos dedicado un montón de tiempo a analizar métricas de rendimiento, como los tiempos de inicio», afirma. Dave Burke, director de Ingeniería de Android, afirma que la compañía ajustó su hardware para asegurarse de que los Pixels podían tomar fotos más rápido y que su pantalla táctil contaba con mejores tiempos de respuesta que cualquier otro dispositivo de Android. 

La mayoría de los componentes son estándar, como los del tipo de Samsung y Qualcomm, y los está montando el fabricante de teléfonos taiwanés HTC; un proceso que Osterloh compara con la relación que mantiene Apple con Foxconn. Entre las cuestiones que su equipo se está planteando por primera vez, se encuentran: externalizar componentes, celebrar acuerdos de cadenas de suministro, con transportistas, gestionar inventarios y distribución y fabricar accesorios como carcasas y cables. 

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Pero para Osterloh no es la primera vez. Ya dirigió Motorola Mobility hasta marzo donde trabajaba como director de Hardware cuando la compañía operaba bajo el control de Google. ¿Pero qué distingue al equipo de Pixel del enorme fracaso que supuso la compra de Motorola en 2012? «Mientras fuimos parte de Google, nos movimos bastante bien en condiciones de mercado», afirma Osterloh. Un activo, no una estrategia. Ahora, los teléfonos «Made by Google» son la piedra angular de la incipiente estrategia de hardware de la compañía, por lo que se le asignan los primeros productos de toda una serie de proyectos del departamento de software, como Google Assistant y otros productos de IA. Además, el director ejecutivo Sundar Pichai le ha dado la orden concreta de vender teléfonos. 

 Puede que suene obvio, pero no lo es. Los teléfonos Nexus eran básicamente prototipos y en el 90 por ciento de los casos, al acabar su diseño, Google ya no tenía nada que hacer con ellos, según Burke. Pero el año pasado la dirección de Google empezó a decidir que debían tender a un sistema cerrado más del estilo Apple, con una cartera de productos electrónicos de consumo diseñados para captar a los usuarios con sus servicios. Picai aprobó el proyecto Pixel en verano de 2015 y el desarrollo comenzó el otoño pasado. 

Con la llegada de Osterloh, a mediados de abril, se unificaron los departamentos de ingeniería y de diseño que trabajan en los proyectos de Google, incluyendo Pixel, Glass (sí, aún existen), y el reproductor de medios digitales Chromecast, y dieron por finalizados aquellos proyectos que consideraron que no llevaban a nada, como un teléfono modular llamado Project Ara, que permitía cambiar fácilmente sus componentes con unas muescas. Gracias al conocimiento acumulado por el departamento de hogar inteligente Google Nest creó un equipo de abastecimiento, el primer paso en los planes de la compañía hacia una cadena de suministro del estilo de Apple. Burke afirma que en última instancia, la compañía podrá emplear sus propios diseños de chips para elementos como las cámaras. 

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Por lo que respecta al resto de fabricantes de teléfonos, según Osteloh «no está entre mis funciones hablar con ellos». Esa labor corresponde al responsable de Android Hiroshi Lockheimer, un viejo amigo, que insiste en que su departamento se mantiene independiente del de hardware y afirma que el equipo de Pixel no recibe un trato especial ni información sobre alianzas. «Samsung es un socio muy importante, al igual que LG, Huawei y los demás». «Rick es un socio importante», afirma Lockheimer. «Samsung nos facilita información confidencial sobre su lineal de productos, sus planes. Es una información que no vamos a revelar a LG y viceversa. Y así es siempre. Se trata a todo el mundo por igual, incluyendo al equipo de Rick».
Sin embargo, los Pixels serán los primeros teléfonos en los que se instalará la última versión de Android, que incluye ajustes de Google como una mensajería instantánea con soporte técnico, un paquete de efectos para edición de fotografía y un servicio que sube archivos de forma automática del usuario del teléfono a la nube, para su almacenamiento gratuito. Lockheimer afirma que espera que la gente recuerde el 4 de octubre como: «Sí, el día en que aquello empezó», y «aquello» será el lanzamiento de Google de forma convincente y pública al mundo del hardware». Osterloh ha presentado los teléfonos junto con una máscara de realidad virtual de la compañía, un rúter inalámbrico, un altavoz de Amazon del estilo del Echo, y un reproductor multimedia Chromecast compatible con los últimos televisores de 4K. 

La apuesta por el hardware tiene sus riesgos. «Google diseña un software increíble y cuenta con los mejores ingenieros del mundo para ello, pero no ha hecho gran cosa en el sector del hardware», afirma James Kuffner, responsable de tecnología de Toyota Research Institut y anterior director del departamento de robótica de Google, que trabajó en el proyecto de vehículo autónomo de Google. Aunque se lance el Pixel, quitar cuota de mercado a otros fabricantes de Android no le hace ningún favor a la actividad principal de la compañía, que consiste en el diseño de software y los servicios, afirma Brian Blau, analista de Gartner. «Google no puede lanzarse a una competición extrema con sus socios», afirma. «Tienen que disfrutar de una relación saludable». 

Según Lockheimer, Google tiene que fabricar sus propios teléfonos porque «la intersección de hardware y software es cada vez más importante». El resto de fabricantes de Android han cuestionado pero han acabado aceptando la existencia de los Pixels, al igual que hicieron con los Nexus y la absorción de Motorola por parte de Google. «Siguen con nosotros cuatro o cinco años después. Nos han transmitido la confianza para hacerlo»

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