El crecimiento económico de EEUU se modera al 2 % en primer trimestre del año

La economía de EEUU avanzó a una tasa anualizada del 2 % en el primer trimestre del año, con lo que modera su crecimiento por una ralentización del gasto de los consumidores pese a la sólida inversión de las compañías estadounidenses.

El dato del PIB trimestral, publicado por el Departamento de Comercios en el último de sus tres cálculos, ha sorprendido a los analistas, que calculaban una tasa de crecimiento del 2,3 % anual, ligeramente superior al cálculo hecho en mayo.

En el último trimestre de 2017, la proyección anual de la tasa de crecimiento fue del 2,9 %.

El Departamento de Comercio achacó la ralentización del PIB a la caída del consumo, las exportaciones, los gastos a nivel estatal y local, y el gasto del Gobierno federal, además del descenso registrado en la inversión fija residencial.

De hecho, el gasto de los consumidores, que en EEUU representa casi dos tercios de la actividad económica, fue revisado a la baja del 1 % a un 0,9 %, tras el alza del 4,4 % en el trimestre precedente.

Este fue el ritmo más lento del gasto de consumidores desde el segundo trimestre de 2013 y refleja las revisiones a la baja del gasto en salud por las organizaciones sin fines de lucro y los desembolsos en servicios financieros y de seguros, según el informe.

La inversión empresarial registró, no obstante, un repunte, con un incremento en la compra de bienes de equipo del 5,8 % en lugar del 5,5 % calculado previamente, lo que refleja un optimismo de las empresas en el futuro económico.

El tercer cálculo trimestral se queda lejos, no obstante, de la promesa del presidente Donald Trump de llevar el crecimiento económico a una tasa anual del 3 %, impulsado por un enorme plan de estímulo fiscal que incluye notables recortes en el impuesto de sociedades y en menor medida para los trabajadores.

Hasta ahora esta medida ansiada por Trump no tiene los resultados esperados en el indicador macroeconómico más importante de EEUU.

Pese a esta ralentización, la economía estadounidense continúa mostrando músculo, con una tasa de desempleo que cerró mayo en el 3,8 %, niveles considerados de pleno empleo y no vistos desde 2000.

A consecuencia de ello la Reserva Federal (Fed) se ha afianzado en su compromiso de acometer un gradual ajuste monetario.

Hace dos semanas, el Banco Central estadounidense elevó los tipos de interés al rango actual de entre el 1,75 % y el 2 %, la segunda subida del precio del dinero en lo que va de año, y se esperan al menos otros dos aumentos.

Además, la Fed mejoró las previsiones de crecimiento económico de EEUU al 2,8 % para este año, frente al 2,7 % calculado en marzo, y la de inflación al 2,1 %, por encima del 1,9 % de tres meses atrás.

En su asamblea de primavera, celebrada en abril en Washington, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó las previsiones de crecimiento para la economía estadounidense hasta el 2,9 % para este año, un dato que está aún lejos de cumplirse.

La inquietud se encuentra ahora en las relaciones comerciales de EEUU con diferentes países, como China, con el que ha intercambiado diversas medidas arancelarias desde que Trump optara por una agresiva política proteccionista en marzo.

El Gobierno estadounidense también ha creado fricciones con socios comerciales de siempre como México, Canadá y la Unión Europea (UE), a la que levantó la exención de los aranceles al acero y al aluminio a principios de mes.

Las cifras del saldo comercial, por ahora, no han mostrado aún señales de verse afectadas y el déficit comercial de bienes y servicios descendió un 2,1 % en abril y quedó en un saldo total de 46.200 millones de dólares, la cifra más baja en siete meses.

La reacción de Wall Street a los datos del PIB de EEUU fue dispar. El Dow Jones de Industriales, su principal indicador, cedía un 0,12 % minutos después del comienzo de la sesión, mientras que el selectivo S&P 500 avanzaba un 0,05 % y el índice compuesto del mercado Nasdaq recortaba un 0,11 %.