El capital riesgo se reinventa a golpe de dinero extranjero

"Lo normal es que Nazca hubiera desaparecido". Así explicaba ayer a este portal Carlos Carbó, uno de los dos consejeros[…]

"Lo normal es que Nazca hubiera desaparecido". Así explicaba ayer a este portal Carlos Carbó, uno de los dos consejeros delegados del private equity Nazca Capital, la larga travesía del desierto que ha vivido la firma, tocada pero no hundida por la dura y lenta agonía de Fortis, su patrocinador en tiempos más felices y con el que acaba de romper casi una década de matrimonio. A la fuerza y con dinero extranjero y sólo extranjero, Nazca se ha reinventado y quiere volver a ser un competidor en el middle market, ese en el que se compite de verdad y a fondo en el mercado español y en que la compañía llegó a ser un jugador de primer nivel hasta 2007. La crisis remueve estructuras y voluntades y, como en el caso de Nazca, da a luz estructuras tan nuevas como originales.

Dicho de otra forma, la nueva Nazca no se parece nada a la de antes de ayer. La gestora es propiedad al cien por cien de los profesionales españoles de la firma -antes era un 70%- y ninguno de los inversores que van a dotar a la sociedad de músculo por hasta 300 millones de euros habla castellano. ¿Casualidad? Desde luego que no. Nazca ha conseguido que el gigante holandés del capital riesgo Alpinvest se embarque en un operación de auténtico diseño.

Alpinvest financia parte de la compra del 100% de la gestora por Carbó, Álvaro Mariátegui y otros dos socios, compra a Fortis el fondo Nazca II, absorbe el fondo Nazca I e integra en el anterior sus participaciones. Y para rematar la faena, pondrá otros 35 millones de euros en el nuevo Nazca III, que prevé un primer cierre en enero de 100 millones de euros y que alcanzará entre los 150 y los 200 en junio. El resto, lo que no pone el grupo holandés, llega de la mano de inversores internacionales que no se han resistido al efecto llamada: si va Alpinvest, vamos nosotros.

Una solución poco habitual hasta ahora pero que a la fuerza empieza a ganar adeptos para relanzar grupos en la encrucijada en un momento en el que más de uno ha tenido o tiene la tentación de hacer las maletas y dedicarse a otra cosa. A nadie se le escapan los problemas que han tenido y tienen firmas medianas como MCH o Arcano para levantar nuevos fondos en un momento de cerrojazo por parte de algunos de los actores más tocados de nuestro ecosistema inversor: las cajas de ahorros y los family office, más pendientes de tapar sus propios agujeros que de invertir en un negocio, el del private equity, de retornos más inciertos y, sobre todo, mucho más a largo plazo. Y tampoco es posible dejar a un lado el escasísimo sex appeal de España SA para el dinero que está más allá de nuestras fronteras.

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Por eso lo de Nazca es una buena noticia. Ahora toca levantar el dinero y, lo que es más difícil, invertirlo bien y, más difícil todavía, vender en las mejores condiciones cuando toque. Nazca, que ofreció a Fortis retornos medios extraordinarios del 48%, tiene el reto de mantener el listón muy alto sin el apoyo de una gran firma financiera en el capital. Nace por lo tanto un capital riesgo completamente español o, lo que es lo mismo, un proyecto de autor, de autores, de emprendedores. Y lo hace con mayoría de capital extranjero, en una demostración de hasta qué punto nuestras instituciones se han replegado a sus cuarteles de invierno. Muchas de ellas eran hasta hace apenas unos meses sujetos tan activos del private equity que incluso cerraban operaciones por su cuenta y riesgo. Hoy, ni saben ni quieren saber.

Para todo el capital riesgo español la llegada de un gran inversor como Alpinvest, a quien no se le conoce presencia alguna en España, es una noticia de altos vuelos. Lo es porque viene a fortalecer un segmento operativo, el de las medianas operaciones, que es el único que sigue vivo y coleando, mucho menos marginado que el de las grandes transacciones -en lo que va de año, sólo se ha cerrado una por encima de los 100 millones de euros- por el cerrojazo crediticio que asola los mercados y que va para rato.

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