¿Cómo invierto en el Ibex-35 en acciones o a través de ETF's
La inversión directa en acciones y la inversión a través de ETF's no tienen por qué ser dos opciones excluyentes. En una cartera de cierto volumen patrimonial se puede contar tanto con acciones como con ETF's que se complementen.
E. M. quiere comprar acciones de empresas españolas del Ibex-35, pero no sabe si hacerlo directamente en bolsa o a través de ETFs y pregunta a nuestros expertos ¿qué le recomiendan?
Mar Barrero, analista financiero de Profim, le responde que optar por la inversión directa en acciones de empresas españolas o a través de un ETF referenciado al Ibex-35 dependerá tanto del volumen que se desee invertir como del tiempo con el que se cuenta para hacer el seguimiento de la cartera y, claro está, del rendimiento que se quiera obtener. Si el volumen patrimonial a invertir no es muy elevado y tampoco se cuenta con mucho tiempo para hacer un seguimiento continuado de las posiciones adquiridas, la opción que consideramos puede ser más interesante es la de los ETF's. Con una única operación y un desembolso muy pequeño se consigue tener exposición a los 35 valores que forman el índice bursátil español.
Además, al invertir a través de ETF's no solo va a conseguir un ahorro de costes sino de tiempo. Al decantarse por esta alternativa, el inversor sabe que el rendimiento que va a obtener va a estar en línea con lo que haga el indicador de referencia. Si éste sube, el ETF subirá, y si desciende, el ETF caerá en similar proporción. Con el ETF, en cierta medida, el inversor puede desentenderse de la inversión realizada. No tiene por qué hacer un seguimiento continuado de los valores que forman parte de la cartera del índice que replica el ETF, de sus cuentas de resultados, de sus equipos gestores, sus proyectos de inversión o desinversión, sus políticas de reparto de dividendos... Algo que sí debe hacer cuando compra directamente las acciones de una empresa, puesto que el rendimiento va a depender de su acierto al seleccionar una u otra compañía y de que esta cumpla o no con las expectativas depositadas en ella por todos los inversores en función de esas variables y otras muchas más ligadas a la economía o a la política.
Respecto al rendimiento que se puede obtener, si bien al invertir en uno o varios valores de forma directa y si se acierta con la selección, este puede ser mayor al que se consiga invirtiendo en un ETF, también es verdad que las pérdidas pueden ser superiores en la inversión directa. El ETF permite una mayor diversificación de riesgos, aunque, en algunas ocasiones, tal y como ocurre en el caso español, el apostar por un ETF ligada al Ibex-35 obliga a estar invertido y expuesto a determinados sectores que en un momento determinado del ciclo no sean los más apropiados (el Ibex-35 tiene un fuerte componente bancario y, además, el 57 por ciento del peso del índice recae en tan solo seis valores).
Indicar, además, que, en nuestra opinión, la inversión directa en acciones y la inversión a través de ETF's no tienen por qué ser dos opciones excluyentes. En una cartera de cierto volumen patrimonial se puede contar tanto con acciones como con ETF's que se complementen. Se podría, por ejemplo, invertir directamente en aquellos valores que pensemos que van a comportarse favorablemente, pero que, por su menor capitalización, no estén incluidos en el índice o en aquellos que ofrezcan una mayor rentabilidad vía dividendo y, al mismo tiempo, tener exposición a los valores más representativos del mercado a través del ETF.
Por último señalar que también hay ETF's 'inversos' que permiten al inversor adoptar posiciones contrarias al mercado, ya sea como cobertura o como inversión, cuando la evolución de los índices es claramente a la baja.