Clinton-Trump: La madre de todas las batallas

La senadora demócrata llega con una pequeña ventaja pero todo puede pasar. Un pequeño pueblo de New Hampshire, con 43 habitantes, abre la votación y este es el escrutinio: 17 votos para la demócrata Hillary Clinton y 14 para el republicano Donald Trump. Las aspiraciones presidenciales de Trump se esfumarían si pierde Georgia, un estado tradicionalmente republicano.

Los estadounidenses acuden a las urnas este martes para elegir al sucesor del presidente Barack Obama, entre la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump, poniendo fin a una larga y amarga campaña electoral que tiene en vilo al mundo.

En una reñida carrera por la Casa Blanca, la exsecretaria de Estado de 69 años y el magnate neoyorquino de 70 dieron el todo por el todo en un frenética gira de último minuto para convencer a los últimos indecisos, a pocas horas de la apertura de las urnas.

Ya hay una localidad que ha votado. Con menos de 50 habitantes y cerca de lo que parece el fin del mundo, Hart's Location es el pueblo más pequeño de Nuevo Hampshire y el primero que votó en la medianoche de este martes para elegir como presidenta de Estados Unidos a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Como se prevé a nivel nacional, la batalla en Hart's Location estuvo reñida: Clinton se hizo con la victoria al lograr 17 votos frente a los 14 que se anotó Trump y las tres papeletas que consiguió Gary Johnson, un exgobernador republicano que aspira a la Casa Blanca como candidato del Partido Libertario.

Pero las urnas abrirán propiamente en un puñado de estados, entre ellos Virginia, Maine y Kentucky, a las 06H00 locales (11H00 GMT), una hora antes de Florida, una vez más escogida por el destino para decidir el ganador de una elección presidencial en Estados Unidos.

"Mañana enfrentamos la prueba de nuestras vidas", dijo Clinton, situada en el umbral de la historia, a una victoria de convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos.

El lunes, ante una multitud récord de más de 30.000 personas en Filadelfia, estuvo acompañada de Obama y la híper popular primera dama Michelle, además de su esposo y expresidente Bill Clinton.

Rodeada de una masa iluminada de edificios históricos en la ciudad donde el acta de independencia y la Constitución estadounidense fueron redactadas, la candidata demócrata desprendió optimismo pero insistió en que los estadounidenses que vayan a las urnas este martes tendrán por delante una opción entre la "división y la unidad".

En contraste, Trump presentó a su rival como una criatura corrupta de una élite desacreditada durante un penúltimo mitin en New Hampshire.

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Al prometer acabar con "años de traiciones", desandar tratados de libre comercio, cerrar la frontera, detener el narcotráfico y excluir a todos los refugiados sirios, Trump dijo a sus seguidores: "Estoy con ustedes y lucharé por ustedes y ganaremos".

En la cúspide de una carrera política que se remonta a cuando fue primera dama de Estados Unidos o más atrás, como una joven activista contra la guerra de Vietnam, Hillary Clinton es respetada pero malquerida.

Empresario y exestrella de televisión, sin haber sido electo nunca en su vida, Donald Trump fue el invitado sorpresa a la campaña electoral: interpretando como nadie -y contra los pronósticos de todos- las frustraciones e inseguridades de los estadounidenses en un mundo en mutación, sacudió al establishment de su partido.

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Antiinmigrante y sexista, impulsivo y corrosivo, marcó para siempre un estilo de hacer campaña política.

Después de 693 días --23 meses-- de drama, insultos, escándalos y más escándalos, unos 225 millones de estadounidenses están llamados a decidir quien de los dos será el presidente 45 de Estados Unidos.

Exonerada por el FBI de una investigación sobre el uso de un servidor privado de correos electrónicos cuando era jefa de la diplomacia (2009-2013), Clinton ha recuperado terreno en los sondeos.

Según el promedio de encuestas nacionales de Real Clear Politics, la demócrata marcha adelante, 3,2 puntos porcentuales sobre el republicano.

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Un modelo matemático de proyección elaborado por la red de televisión NBC señala que Clinton ya tendría asegurados por lo menos 274 votos en el colegio electoral, cuatro más de los necesarios para sellar su victoria.

En tanto, el sitio web especializado FiveThirtyEight aumentó las probabilidades de Clinton ganar la elección a 70,8%, contra 29,2% para Trump.

El drama deberá empezar a las 0H00 GMT cuando los centros de votación cierren en Georgia, Carolina del Sur, Vermont, Virginia, Indiana y Kentucky.

Las aspiraciones presidenciales de Trump se esfumarían si pierde Georgia, un estado tradicionalmente republicano; Clinton estaría en problemas si Virginia, donde Obama ganó en 2012, se le escapa.

Media hora después, las sorpresas podrían venir de Ohio, territorio demócrata con 18 votos, y Carolina del Norte, que tiene a entregar sus 15 votos al bando republicano. Este años ambos podrían inclinarse por un lado o el otro.

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Pero todas las miradas se posarán sobre Florida, un estado diversificado de latinos, jubilados y blancos conservadores que otorga un premio gordo de 29 votos electorales.

El ganador necesita llegar al número mágico de 270 votos electorales, en este complejo sistema de votación híper descentralizado, que será observado, por primera vez, por la OEA.

Además de la elección presidencial, se libra igualmente una batalla en el Congreso, donde los demócratas intentarán arrebatar la mayoría (54 de 100 curules) de los republicanos, mientras que la Cámara de Representantes deberá permanecer, salvo una gran sorpresa, en manos de los conservadores. Los 435 escaños de la cámara baja y un tercio de la cámara alta están en juego.

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