Bruselas cuestiona el presupuesto de Sánchez pero no aprieta a España

Es una cuestión de tozudez. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez se obstina en 'vender' que el proyecto presupuestario para[…]

Es una cuestión de tozudez. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez se obstina en 'vender' que el proyecto presupuestario para 2019 pactado con Podemos es casi modélico para Bruselas, aquí, en el corazón comunitario, los estándares de lo que es una buena ecuación económica son igualmente testarudos y apuntan en otra dirección: pese a lo que diga Moncloa, todas las piezas no encajan. Pero sin malos rollos. Porque no procede cargar contra un socio proeuropeista, con elecciones a la vuelta de la esquina, y menos aún cuando existe encima de la mesa un derrapaje contable como el de Italia, que deja en minucia técnica cualquier otra desviación.

«Las diferencias entre las previsiones de los Estados y la Comisión no son excepcionales, quizás nosotros somos más cautelosos, pero con España la cooperación es muy buena. Todo lo que hemos pedido se nos ha dado», valoró este jueves el socialista Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros. Lo dicho, de buen rollo. Tanto es así que incluso la ministra Nadia Calviño persistió: «Las previsiones de Bruselas están bastantes alineadas con las nuestras y confirman que seguiremos creciendo a buen ritmo, por encima de países del entorno y por encima de la media de la zona euro y UE».

Pero el puzzle no es tan perfecto. La previsiones 'macro' hasta 2020 de la Comisión_Europea sentencian que sí, que nuestra economía seguirá creciendo, pero lo hará en marchas cortas. Lo de sprintar se acabó. También, que el déficit será superior al previsto por Madrid (nada del 1,8%, el 2,1% el próximo año) lo que, en una cuenta de andar por casa, sugiere que habrá más gastos (o menos ingresos) de lo defendido por el Ejecutivo hasta la fecha.

Y para cerrar el círculo, otro toque. Si bien el incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 900 euros -medida estrella del Gobierno de Sánchez- incentivará el consumo interno, también tendrá un impacto negativo en el mercado laboral: España creará 80.000 puestos de trabajo menos en dos años.

Una radiografía que vuelve a poner en evidencia los cálculos del Ministerio de Economía ¬-las aclaraciones por carta que se le requirieron en octubre no serían aún concluyentes-. Es más, el informe del ejecutivo comunitario deja entrever que, al menos en lo que se refiere a la cuenta de ingresos, hay variables hinchadas.

Por partes. Tal y como avanzó este medio, Bruselas rebaja en dos décimas la proyección de crecimiento de España tanto para este año como para el siguiente (2,6% y 2,2% , respectivamente) cerrando en el 2% su estimación para 2020. En esta variable, la menor velocidad responde no tanto a circunstancias domésticas como a factores externos. «Desaceleración generalizada» en toda la UE por la menor fuerza exportadora. «Estamos en un entorno internacional con menor empuje, pero Europa seguirá creciendo, mantendrá una tendencia positiva en empleo y salarios», argumentó Moscovici.

Progresión «robusta»

El término empleado en el estudio para referirse a la progresión de España es «robusto». La tasa de desempleo, por ejemplo, caerá hasta el 13,4% en 2020, el nivel más bajo desde 2008. Y la masa salarial alcanzará el 'pico' más alto el próximo año, en torno a un 0,35% más, empujada por la subida del SMI que va a escalar de una tacada un 20% a partir de enero. En 2020 el efecto sobre la remuneración por asalariado también subirá, pero «ligeramente», apostillan fuentes comunitarias.

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¿Y el déficit? El Ejecutivo comunitario lo fija en el 2,7%, como prevé también el ministerio de Calviño, al acabar diciembre. España dejará de ser el 'patito feo' del club y abandonará la sombra del procedimiento por déficit excesivo que Bruselas activa para quienes rebasan la cota de riesgo del 3%. Por debajo estarán también las desviaciones de 2019 y 2020 (2,1% y 1,9%, respectivamente). Hasta ahí, todo perfecto. Incluso, para sacar pecho.

El matiz viene en que el cálculo del Ejecutivo para el próximo ejercicio era más optimista, cuatro décimas inferior (1,8%), lo que deja un desfase de 3.700 millones de euros. ¿Y esas décimas? La Comisión Europea «más cautelosa» habla de «incertidumbre sobre el rendimiento de algunas de las nuevas medidas fiscales» (la tasa a los servicios digitales o 'tasa Google', el impuesto a las transacciones financieras, etcétera) y «dudas sobre el impacto fiscal de la subida del SMI». En otras palabras, en la columna de ingresos del proyecto presupuestario español, se 'tira más bien por lo alto.

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